El porqué de los fracasos de Kirchner
Cuando se miran los últimos seis años de política económica, se puede advertir cómo Kirchner quedó enredado en una serie de medidas inconsistentes, pues redobló la apuesta de agregarle parches a un "modelo" que adolecía de serias fragilidades hasta que quedó en evidencia su inviabilidad de largo plazo.
Para entender el proceso, hay que recordar que la devaluación de 2002 tuvo por objetivo abaratar la mano de obra medida en dólares y dejar caro el acceso al crédito. Se apuntó a reducir la desocupación bajando el salario real. El insumo barato era la mano de obra; el caro, el capital.
La devaluación, combinada con la confiscación de los depósitos, tuvo un doble efecto sobre la economía. Redujo las importaciones y entregó el mercado interno a los productores locales. El campo mejoró su ingreso a pesar de las retenciones, y se encontró al poco tiempo con la suba de los precios de las commodities . En el mercado interno, el ahorro no se volcó al sistema financiero, sino a la compra de inmuebles y a la construcción. Tanto el sector agropecuario como la construcción reactivaron la economía sin necesidad de grandes inversiones, dado que existía una alta capacidad ociosa. El desafío era pasar de la reactivación al crecimiento mediante mayores inversiones, algo que nunca ocurrió.
Cuando Kirchner asumió la presidencia, tenía que corregir las tarifas de los servicios públicos, pero optó por no hacerlo; dijo que las privatizadas ya habían ganado mucho. Lo que hizo fue consumir el stock de capital acumulado en el sector energético o en el transporte.
Dado el modelo de sustitución de importaciones adoptado, más el aumento de los precios de las commodities , el saldo de balance comercial fue positivo, esto significaba que el tipo de cambio tendía a bajar, lo que se evitó con el impuesto inflacionario. Con la reactivación y los mayores ingresos por derechos de exportación los ingresos fiscales mejoraron. Sin ajuste por inflación en los balances, se aplicó ese impuesto a las ganancias ficticias, lo que produjo más ingresos fiscales, mientras que el resto de los impuestos se aplicaba a la suba de precios generada por la inflación. Kirchner aprovechó esto para expandir el gasto a niveles récord.
Cuando la política monetaria del BCRA comenzó a impactar sobre los precios empezó el problema para el gobierno. Si mal no recuerdo, el entonces Ministro de Economía, Roberto Lavagna ,hizo un acuerdo de precios con sectores de la carne, lácteos y pollos.
El proceso inflacionario se agudizó a partir de la política monetaria del BCRA, con lo cual los controles de precios se ampliaron hasta llegar a las prohibiciones de exportaciones de carne y otros productos. A todo esto, se sumaron los aprietes de Guillermo Moreno. ¿Cuál era el problema de fondo? Por un lado, se le transferían ingresos al sector empresarial gracias al tipo de cambio alto, al que financió con la inflación. Como el impuesto inflacionario licuaba el ingreso real, intentaron compensarlo con los controles de precios y prohibiciones de exportación. Como esto no alcanzaba, comenzaron los reclamos salariales, con aumentos nominales importantes. Con el tipo de cambio clavado en los tres pesos, el salario en dólares -insumo barato que tenían las empresas- se encareció.
Paralelamente, se insistía en retrasar las tarifas de los servicios públicos y, siendo esto ya insostenible para las empresas, el Estado comenzó a subsidiar la energía, el transporte público y otros rubros. El gasto subió en todos los rubros y ahora se le agregaban las mayores erogaciones por subsidio. En el caso de la energía, el subsidio se duplicó año tras año, en los últimos tres años. Disparados con el gasto, la necesidad de recursos impositivos pasó a ser creciente; se sumaron los vencimientos de deuda pública en el 2009 y 2010, sin acceso al mercado voluntario de deuda, gracias al manejo soberbio de Kirchner. El gasto público subía, la deuda crecía, no había cómo pagarla y los recursos no alcanzaban. Encima, seguía financiándose con inflación el tipo de cambio competitivo que cada vez era menos competitivo por el aumento de los precios internos. Es decir, cuando Kirchner intentaba acomodar una variable, desacomodaba otra y entraba en una vorágine de regulaciones y parches que estrechaban el margen de acción.
Desesperado por más recursos fue por la 125, una jugada que no sólo le salió muy mal desde el punto de vista político, sino que le complicó la economía del país. La voracidad fiscal causó más fuga de capitales, mientras que la actividad económica empezaba a paralizarse por el largo conflicto con el campo.
Sin los recursos que le hubiese otorgado la 125, fue por los ahorros de la gente en las AFJP, con lo cual mejoró en algo su caja, pero acentuó la fuga de capitales porque ya confirmaba que estaba dispuesto a confiscar a quien fuera con tal de sostener la caja.
Como diría la Presidente, en eso estaba la Argentina, metida en un lío de regulaciones, distorsiones de precios, retraso cambiario, desborde del gasto público y confiscaciones, cuando vino el mundo y terminó de acelerar una crisis que nos habíamos comprado solitos gracias a las inconsistencias del modelo. Los precios de las commodities bajaron y la caja se les hizo trizas, con lo cual el Gobierno tuvo que hacer un curso intensivo de jazz para entender cómo se bailaba esa crisis.
Lo concreto es que en estos cinco años, mientras todos disfrutaban de la playa y el sol, el Gobierno armaba untsunamique apareció en el momento menos pensado. Gracias al manoseo de las variables económicas para compensar lo que se sacaban a uno para darle otro, se quedaron con el tipo de cambio atrasado, los salarios en dólares altos, el costo del capital inaccesible, recesión, conflictividad social creciente, más desocupación, mayor pobreza y, para ser generosos, al borde del déficit fiscal.
¿Tiene salida Kirchner del berenjenal en que metió a la economía? Desde el punto de vista técnico, sí; el problema es él, que ha perdido la credibilidad y nadie está dispuesto a invertir un peso en el país con un gobierno que arrasa con las reglas de juego. Para aquellos que creen que la calidad institucional es un discurso académico alejado de la realidad, ahora pueden ver cómo la falta de respeto por las reglas de juego espanta inversiones, crea desocupación, confisca ahorros y destruye actividades económicas. La calidad institucional es el punto de partida de cualquier política económica que pretenda ser exitosa. Sin institucionalidad, no hay seguridad jurídica, y sin ésta, no hay crecimiento sostenido.
Kirchner fracasó y no tiene retorno de su fracaso, no sólo por los disparates económicos que cometió, sino porque cree que un país puede crecer según la imprevisibilidad de sus caprichos y arbitrariedades. Eso es lo que lo condena al fracaso: no entender la relación entre crecimiento e institucionalidad.
El autor de la nota es economista.
- 28 de diciembre, 2009
- 8 de junio, 2012
- 21 de noviembre, 2024
- 21 de noviembre, 2024
Artículo de blog relacionados
La Tercera Las elecciones de hoy en Chile suscitan en la región latinoamericana...
18 de diciembre, 2017Por Elides J Rojas L El Universal Micomandantepresidente ha dicho en varias oportunidades...
11 de enero, 2012BBC Mundo WASHINGTON, DC.- Se espera que el aumento de los precios del...
29 de mayo, 2011La Nación CARACAS. – El vicepresidente de Venezuela, Jorge Arreaza, anunció ayer la...
22 de septiembre, 2013