Ecuador: ¿Subsecretaría de Competencia?
La competencia generadora de eficiencia es siempre deseable, y en este tiempo de crisis en verdad nos hace falta, pero no es necesaria una nueva subsecretaría para promoverla. Lo que requerimos es desbaratar todo el aparato estatal y legal que la impiden o la limitan.
“Designase como autoridad de aplicación de la decisión 608 de la Comisión de la Comunidad Andina, al Ministro de Industrias y Productividad y como autoridad investigadora a la Subsecretaria de Competencia, que se crea dentro de dicho Ministerio”.
Así reza el primer artículo del Decreto 1614 de la Presidencia de la República, que crearía un nuevo ente burocrático que tendrá las facultades de promocionar, difundir, investigar y sancionar en materia de competencia.
Antes de analizar los alcances e implicaciones de este decreto, vale la pena aclarar algunos conceptos.
Existen dos claras tendencias en el análisis de la competencia. Por un lado están los neoclásicos y keynesianos, quienes sostienen que debe existir un equilibrio competitivo y comercio “justo”, donde el Estado es quien vela por su cumplimiento y sanciona las prácticas monopólicas u oligopólicas (una o pocas empresas ofertantes). Para este grupo el comercio libre no necesariamente es justo y creen necesaria su regulación y limitación, pues sus elevados conocimientos les permiten diseñar un mundo mejor.
Por otro lado tenemos la noción de los economistas austriacos (muy similar a la postura clásica), donde la competencia o los mercados competitivos, a diferencia de lo que creen los anteriores, no implica necesariamente que existan muchos productores u oferentes en el mercado. Para los austriacos un mercado competitivo se caracteriza principalmente por la ausencia de barreras de entrada, es decir que no debe haber impedimentos ni legales, ni de entorno económico, que impidan iniciar un negocio en esa actividad. Para estos los monopolios no son malos, siempre y cuando no se hayan formado por consentimiento gubernamental, sino porque han reconocido y satisfecho las necesidades de la gente, por lo cual ellos los han recompensado.
El Presidente Correa lastimosamente pertenece al primer grupo de economistas, quienes creen tener todas las respuestas y saben exactamente lo que nos conviene. El comercio libre para él es bobo aperturismo y la competencia debe ser “equilibrada”, por lo tanto regulada y administrada. Este tipo de constructivismo social no es nuevo, ya ha sido aplicado en muchas naciones y como en todas ellas, mayor ineficiencia económica y pobreza será el resultado.
La competencia generadora de eficiencia es siempre deseable, y en este tiempo de crisis en verdad nos hace falta, pero no es necesaria una nueva subsecretaría para promoverla. Lo que requerimos es desbaratar todo el aparato estatal y legal que la impiden o la limitan. Los nuevos aranceles y las cuotas impuestas impiden la competencia; la exclusividad en las concesiones que el Estado otorga (por ejemplo a las empresas de telefonía celular) impiden la competencia; las eléctricas, las telefónicas, la seguridad social son ejemplos de monopolios ineficientes y donde se requiere liberalizarlas.
Hay un largo camino en materia de competencia y liberalización de mercados que debemos transitar para bien de nuestra economía, desafortunadamente con este gobierno retrocedemos no avanzamos.
El autor es Investigador Asociado al Instituto Ecuatoriano de Economía Política y catedrático universitario.
- 23 de enero, 2009
- 23 de diciembre, 2024
- 24 de diciembre, 2024
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