La Primavera Negra en Cuba
Por estas fechas se conmemoran seis años de la Primavera Negra, cuando una redada de la policía política detuvo a 75 opositores pacíficos, que en juicio sumarísimos fueron condenados a largas penas de prisión (varios fueron condenados a 28 años de cárcel). Los sentenciados fueron distribuidos en cárceles situadas a cientos de kilómetros de sus hogares, aislados, mal alimentados, enfermos y maltratados. En Cuba los presos son confinados en cárceles lejanas de su domicilio para impedir a sus familiares que los puedan visitar, pues el transporte, además del coste elevado, es algo que casi ha desaparecido del “mar de la felicidad”.
Todo sucedió porque un grupo de periodistas independientes, tomó la iniciativa de publicar una revista independiente y a enviar al exterior artículos informando sobre la verdad de la situación en que vive la población. Pero en Cuba las iniciativas personales no son toleradas; sólo el Estado puede hacerlo y pensar por el conjunto de los cubanos.
Por esa misma época, las bibliotecas independientes se multiplicaron, las organizaciones de derechos humanos dentro de la isla comenzaban hacerse sentir con mayor asiduidad. Una voluntad de apoyo por parte de la población a esas manifestaciones de libertad se expresó cuando miles de personas, haciendo poco caso del peligro que corrían, estamparon su firma en la petición de un referéndum presentada por el Proyecto Varela, pidiendo la instauración de un régimen democrático, obligando a Jimmy Carter a viajar a la isla y a darle legitimidad con su presencia, al proyecto. Visita que de nada sirvió porque ni Carter le dio continuidad a su toma de posición, y Fidel Castro cortó por lo sano, decretando el socialismo como régimen vitalicio para la isla. Seguramente esa misma figura aparecerá dentro de poco en Venezuela, pues se complementa con la de la presidencia vitalicia.
El 18 de marzo de 2003 tuvo lugar un amplio operativo por parte de la Seguridad del Estado. Las casas fueron allanadas, les incautaron sus pertenencias, sobre todo si poseían cámaras fotográficas y ordenadores. Los llevaron a la tenebrosa sede de Villa Marista, a los que se encontraban en La Habana. A los que se encontraban en el interior, fueron llevados a las sedes de la Seguridad del Estado. Para disimular el carácter político de la represión, días antes, las fuerzas policiales habían emprendido una ola de arrestos de traficantes de drogas. Coincidió la ola de arrestos, con la iniciativa de tres jóvenes negros que trataron de ampararse de una embarcación para huir de la isla, pero fueron arrestados, condenados en un juicio sumarísimo, fueron ejecutados inmediatamente. Era evidente que el propósito era amedrentar a la población antes de que el movimiento cundiera y se convirtiera en rebelión, porque hacia el exterior no le convenía al gobierno difundir semejante imagen represiva, en particular los fusilamientos, cuando la oposición contra la pena de muerte tiene una amplia acogida en los países democráticos, incluso, entre los simpatizantes del gobierno cubano. De allí que el gobierno escogiera el momento para desencadenar la represión, cuando Estados Unidos decide invadir a Irak, esperando que ese acontecimiento, le quitaría visibilidad a la ola represiva. Pese a ello, la repercusión de las tres ejecuciones y el arresto de los periodistas independientes, tuvo un inmenso eco. Y lo más seguro es que la reacción internacional, impidió se dictaran otras condenas a muerte. Amnistía Internacional tomó cartas en el asunto y declaró a los condenados, prisioneros de conciencia.
Han pasado seis años y los prisioneros continúan encerrados a cientos de kilómetros de sus hogares, confinados en celdas de aislamiento, mal alimentados, enfermos, afectados por toda clase de dolencias, compartiendo cárcel con presos comunes de alta peligrosidad. Los familiares, que realizan proezas para prestarles ayuda, pues el transporte es difícil y costoso, igualmente las medicinas, son sometidos a vejámenes, y a vigilancia permanente; hecho que se suma a las torturas psíquicas, que de por sí, sufren los prisioneros. Del grupo de esos familiares también víctimas de la represión, surgió la organización de las Damas de Blanco, esposas, hermanas, familiares de los prisioneros, que acuden a caminar en grupo por las calles, llevando una flor en la mano, y asistiendo a misa juntas los domingos. Enfrentan toda clase de agresiones de los grupos enviado por el gobierno para disuadirlas de su acción pacifista. Han sido víctimas de hordas de la Federación de Mujeres cubanas que las han atacad, como también agresiones de las “Brigadas de respuesta rápida”, esa fuerza paramilitar civil que usa el gobierno para demostrar de que se trata del “pueblo que defiende su revolución”. Hoy, se ha sabido de que la casa del opositor Jorge Luis García Pérez (Antúnez) en la localidad de Placetas está rodeada por la policía, lo que imposibilita la asistencia humanitaria a varios opositores que desde hace más de un mes mantienen una huelga de hambre. La huelga se inició el pasado 17 de febrero para reclamar "el acceso a una vivienda digna para todos los cubanos" y para que cesen los maltratos contra la oposición. "Tenemos una situación lamentable, por no poder entrar ni salir nadie. Se nos dificultan los insumos para mantener el ayuno líquido y, sobre todo, proveernos de medicamentos", se lamentó Antúnez, quien denunció que el domingo los oficiales "lanzaron un coche encima de los huelguistas", lo que puso en peligro sus vidas, declaró el iniciador de la protesta a https://www.cubaencuentro.com/. Antúnez denunció también la ola de arrestos de opositores y de otros ciudadanos "que se han atrevido a solidarizarse con nosotros". "No tenemos acceso a nada ni a nadie, todo con el deliberado propósito de rendir nuestra firmeza y que abandonemos la huelga", precisó el opositor, para quien los recientes arrestos "obedecen a un macabro plan de tratar de desviar la atención de lo que acontece". Nosotros no vamos acceder y llegaremos hasta las últimas consecuencias", advirtió Jorge Luis García Pérez.
También el músico Ciro Díaz, guitarrista de la banda de punk-rock “Porno para Ricardo”, y el fotógrafo Claudio Fuentes fueron detenidos este lunes en Placetas, Villa Clara. Ambos habían viajado desde La Habana a esa provincia para solidarizarse con el ex preso político Jorge Luis García Pérez (Antúnez).
Mientras esto sucede, los lobbies agrícolas estadounidenses presionan para que se levante el embargo, pues como lo veremos, lo que existe ya no es más que un medio embargo, y serán los poderosos grupos agrícolas, como veremos, quienes lo lograrán, porque en Estados Unidos el argumento crucial es el funcionamiento de la economía, sobre todo en estos tiempos de crisis. El presidente de la Asociación de Productores de Arroz de Estados Unidos, Dwight Roberts, dijo a Reuters, tras asistir a una conferencia sobre el comercio potencial de Estados Unidos y Cuba, que “gracias a enmiendas al embargo en el 2000, se abrieron las ventas de alimentos de Estados Unidos a la Isla, incluyendo el arroz. Los envíos de arroz estadounidense a Cuba subieron a 175.000 toneladas en 2004”. Roberts auguró que la presión sobre Obama y el Congreso para que se afloje la mano con Cuba vendrán este año de "todos los sectores en la agricultura y fuera de ella". "Si eliminamos los obstáculos —no necesariamente un retiro total del embargo—, si pudiéramos dar crédito, tener relaciones bancarias directas, etcétera, podríamos fácilmente llegar a 200.000 toneladas (de ventas de arroz estadounidense a Cuba) en el primer año", adelantó. Roberts dijo que aliviar el embargo permitiría a los productores de arroz estadounidenses ganar participación de mercado en Cuba, que actualmente beneficia a Vietnam, que ofrece favorables términos de crédito a La Habana, pero cuyos envíos incluyen arroz "roto" de menor categoría.
Mientras la represión contra los disidentes continúa y los lobbies agrícolas presionan para que se levante el embargo, los patéticos mandatarios latinoamericanos con sus gritos histéricos queriendo hacer presión sobre Barack Obama, y las visitas vergonzosas de las presidentas al dictador cubano, y el trato despreciativo y criminal hacia la disidencia cubana, intentan hacerle creer al mundo que de ellos será la victoria. El colmo es el inefable consejero de Lula Da Silva, que lo secunda en su labor de Celestino, Marco Aurelio García, quien fue uno de los tantos sudamericanos que vivió en Europa consumiendo el “amargo caviar del exilio” gracias a la solidaridad, beneficiándose su calidad de víctima de la dictadura militar. El consejero para los asuntos internacionales, que en una ocasión declaró que el Brasil “mantenía una actitud neutra ante las FARC”, en tanto que ex víctima de una dictadura, tiene la poca dignidad de declarar que "la normalización de las relaciones con Cuba tendría un efecto extraordinario en la imagen de Estados Unidos. Pienso que, en un primer momento, las iniciativas estadounidenses tienen que ser unilaterales, sin ningún condicionamiento". (Sic)
Como si Estados Unidos actuara por razones de prestigio en lo relativo al mercado. Y en cuanto a los valores democráticos, que tanto se les ha acusado de no respetar, no creo que sea el comportamiento de los actuales gobernantes “demócratas” de América Latina quienes puedan darle lecciones de moral a un hombre como Barack Obama si éste antepone el “condicionamiento” de la democratización del régimen al gobierno de Cuba para el levante del embargo.
Un ejemplo de la falta de rigor en relación al respeto de las normas democráticas, es el ejercicio de instrumentalización de la historia que el presidente del Brasil se permite para justificar el régimen anti-democrático de Hugo Chávez. En una entrevista reciente al semanario italiano “L’Expresso”, Luiz Inázio Lula da Silva, habló de la democracia venezolana que, a su juicio, se puede “no compartir”, pero apunta a que se debe “respetar las culturas y las tradiciones políticas de cada país”. Es inconcebible que el presidente de un país de la talla del Brasil demuestre un tal grado de ignorancia. Su consejero de relaciones internacionales debería informarle que, precisamente, hasta ahora la tradición política de Venezuela es la no reelección.
En el caso de Cuba, los presidentes latinoamericanos apoyan sin “condicionamiento” a un régimen que sigue aplicando una represión sistemática hacia toda voz que ejerza la crítica, obedeciendo a Brasilia, el nuevo imperio tutelar.
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