Vacío documento de los socialistas

Prtensa Libre

La semana anterior tuvo lugar en Antigua Guatemala la reunión del Comité de la Internacional Socialista para América Latina y el Caribe, evento por primera vez realizado en nuestro país. Despertó por ello interés entre algunos analistas políticos, sobre todo porque en las actuales circunstancias económico políticas del mundo, llama la atención conocer el punto de vista y sugerencias de los integrantes de una agrupación política internacional cuya visión de los problemas de los países debe haber sufrido cambios sustanciales, tan importantes como los sufridos a raíz de la desaparición de la Unión Soviética hace ya —increíblemente— 20 años. Pero su documento final no tuvo la profundidad ni la claridad esperadas.

EL PRIMER SEÑALAMIENTO es claro. La declaración se mantuvo en el campo de la declaración generalizada. Al prometer “impulsar, proteger y fortalecer los programas sociales de alimentación, empleo, salud, educación y bienestar social”, o la sostenibilidad generacional de los bienes naturales, o la transformación del Fondo Monetario Internacional o del Banco Mundial “desde una perspectiva progresista, centrada en la persona humana”, los socialistas reunidos en Antigua Guatemala no están diciendo nada nuevo, ni nada no compartido por grupos de pensamiento político o ideológico radicalmente distinto. Puede calificarse a esta declaración, sin temor a ser exagerado, en una nueva lista de buenas intenciones, pero nada más.

YA NO ES NECESARIO INSISTIR en el listado de temas sobre los cuales se debe actuar. Lo importante no es el qué, sino el cómo. Por ello, la declaración debió ser más específica, más dirigida a la manera de actuar, porque de lo contrario parece como si el objetivo de reunirse fue apoyar al primer gobierno guatemalteco, autocalificado de socialista democrático. Sin conocer, o negándose a aceptar, la tragedia guatemalteca actual, los partidos socialistas se arriesgaron a manifestar “su pleno respaldo a la gestión realizada en los primeros 15 meses de gobierno de nuestro partido miembro, la UNE”, y congratularse de “que luego de más de 50 años de historia, este bello país haya vuelto a la luz, la luz de la esperanza, la esperanza socialdemócrata”.

LO PEOR DEL DOCUMENTO es la ausencia, en una declaración socialista, respecto a los serios problemas de seguridad interna, no solamente para lamentarla, sino para ofrecer ayuda en sus respectivos países, a fin de permitirle a su gobierno reducir este flagelo. La situación actual del mundo, pero en especial de países con los problemas comunes en Guatemala, exige la referencia específica a casos igualmente puntuales. Lo urgente siempre quita el paso a lo importante y por eso antes de hablar de apoyo a la salud, educación y demás temas similares, es necesario referirse a asuntos causantes de la mayor preocupación de los ciudadanos, para sobrevivir el día a día y reducir o eliminar el innegable nivel de frustración actualmente existente.

AL RESPECTO DE VENEZUELA, la declaración fue demasiado general. Solamente una “preocupación por la tensa y difícil situación política existente”. Anunciar el envío de una misión especial a ese país, para informarse directamente, parecería ser propia de una época sin comunicaciones instantáneas. Y manifestar deseos porque ese país “pueda lograr una coexistencia pacífica y democrática, basada en la aplicación imparcial y oportuna de la justicia”, parece ser una manera de salir del paso ante la realidad de un Chávez realizando todas las presiones imaginables para convertirse en una dictadura. Por todo ello, la declaración de los socialistas no es un documento de importancia política, sino uno llamado a quedar en el cajón de la mediocridad.