Un mensaje directo a Obama
SEUL - Con el lanzamiento del cohete norcoreano, Kim Jong-il ha logrado exactamente lo que quería: que los ojos del mundo estuvieran puestos en Pyongyang y su abierto desafío a los llamados internacionales para que cancelara el provocador ensayo.
Los líderes de Estados Unidos, Japón y otras naciones habían advertido que el lanzamiento tendría un costo altísimo para Corea del Norte, incluidas posibles sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU. Acusan al régimen de desacatar abiertamente una resolución de 2006 del Consejo de Seguridad que prohibía a Pyongyang toda actividad balística con misiles, incluido el lanzamiento de cohetes.
Para el dictador de Corea del Norte, es posible que valga la pena correr el riesgo de la censura internacional. Kim ha logrado exactamente el tipo de atención que espera conseguir para consolidar su base de poder interna y para presionar al nuevo presidente norteamericano por más ayuda y nuevas concesiones.
Está previsto que el líder comunista de 67 años presida el jueves la primera sesión parlamentaria desde que desapareció de los ojos de la opinión pública durante varias semanas en agosto del año pasado.
Se cree que Kim sufrió un ataque cerebro vascular tan grave que le impidió hacer acto de presencia en el desfile militar en conmemoración de los 60 años del nacimiento de la nación de Corea del Norte, una ausencia notoria que disparó el temor a una crisis por la sucesión en esa nación totalitaria de 24 millones de habitantes.
Como Corea del Norte está construida sobre el culto a la personalidad de Kim y su padre, el fundador de la nación Kim il-Sung, el régimen negó los rumores que afirmaban que Kim había sufrido un ataque de diabetes o un accidente cerebro vascular, pues, según los medios de comunicación estatales, goza de tan buen estado físico que en su rutina de golf nunca deja de hacer un hoyo-en-uno.
Pero los líderes norcoreanos, que se ocuparon de gobernar, mientras Kim estaba convaleciente, están claramente asustados y quieren demostrar al país y al mundo que Kim ha vuelto a tomar el mando.
Se cree que ninguno de los tres hijos de Kim está en condiciones de suceder a su madre, así que el "Amado Líder" ?que jamás ha inspirado la veneración que inspiraba su padre? sabe que debe fomentar la unidad.
El lanzamiento misilístico es también un golpe propagandístico para Kim, ya que coloca a Corea del Norte a la cabeza de la carrera espacial respecto de Corea del Sur, que tiene previsto poner en órbita un satélite a fines de este año. Las relaciones intercoreanas atraviesan su peor momento en una década, y el desarrollo misilístico es tan sólo una de las áreas sobre la que Corea del Norte reclama la supremacía sobre su par del Sur, económicamente mucho más fuerte.
Pero el verdadero destinatario del mensaje de Kim es el presidente norteamericano, Barack Obama. Después de ocho años de línea dura durante el gobierno de George W. Bush, Corea del Norte podría abrigar esperanzas de un regreso a los años de relaciones más cálidas de la era Clinton.
A pesar de su política del "Juche" o "autodependencia", la Corea del Norte comunista es uno de los países más pobres del planeta, tiene muy pocos aliados y necesita ayuda externa con desesperación. El flujo de dinero que ingresó sin condiciones desde la vecina Corea del Sur durante una década se cortó cuando el presidente conservador Lee Myung-bak asumió la presidencia en 2008.
Corea del Norte tiene pocos activos con los que negociar y durante muchos años ha utilizado su programa de armas nucleares como su carta de triunfo, con promesas de abandonar sus ambiciones atómicas a cambio de ayuda, para luego amenazar con su poderío nuclear cuando las cosas no salían como querían.
Hasta ahora la estrategia ha demostrado ser exitosa, pues los lanzamientos de misiles anteriores lograron arrastrar a Washington hasta la mesa de negociaciones.
La administración de Obama, acuciada por problemas internos y externos más urgentes, aún no ha terminado de definir cuál será su política respecto de Corea del Norte. Pero Kim ha logrado captar por lo menos en parte la atención de Obama.
El presidente norteamericano ?a quien despertaron a las cuatro y media de la mañana para darle las noticias del lanzamiento? advirtió que el desafío aislará aún más a Pyongyang.
"Corea del Norte rompió las reglas, una vez más," afirmó Obama desde Praga. Obama, Lee y el primer ministro japonés, Taro Aso, también advirtieron que llevarían a Corea del Norte ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y presionarían para que se le aplicaran sanciones. Pero como China es aliado de Corea del Norte y tiene poder de veto por ser miembro permanente del consejo, es improbable que esas sanciones logren consenso.
Y mientras Corea del Norte siga amenazando con desarrollar misiles de largo alcance, es posible que Washington no tenga otra opción que enviar a Pyongyang a un funcionario de alto rango. Al final, eso podría ser justamente lo que más quiere Kim: un interlocutor directo con el gobierno de Obama.
Traducción de Jaime Arrambide
- 28 de marzo, 2016
- 23 de julio, 2015
- 5 de noviembre, 2015
Artículo de blog relacionados
Por Verónica Spross Siglo XXI La carestía de la vida es preocupante porque...
16 de abril, 2008El Nuevo Herald La sacudida se sintió en ambas orillas del Atlántico. La...
29 de mayo, 2016Por Juan David Escobar Valencia El Colombiano Además de su grado en Derecho...
11 de octubre, 2007- 17 de septiembre, 2008