El encuentro Obama-Chávez
Aunque en días recientes han proliferado versiones de que el presidente Barack Obama se reuniría en privado con su colega venezolano Hugo Chávez durante la Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago las semana próxima, funcionarios estadounidenses me señalan que no habrá tal reunión bilateral entre los dos mandatarios.
De hecho, es posible que Obama no celebre reuniones bilaterales con ninguno de los otros 33 líderes que asistirán a la cumbre del 17 y 18 de abril próximo, según me señalan altos funcionarios de Estados Unidos involucrados en los preparativos del viaje de Obama.
En cambio, el presidente Obama sostendría reuniones con tres grupos de presidentes al margen de la sesión oficial a puertas cerradas con todos los jefes de Gobierno que asistirán a la cumbre.
''Habra una serie de reuniones en las que tanto Obama como Chávez estarán presentes, pero no creo que haya una reunión bilateral entre ambos'', me señaló uno de los funcionarios norteamericanos. «No creo que el Presidente tenga una reunión a solas con nadie''.
Durante la campaña, Obama había prometido reunirse ''sin precondiciones'' con presidentes antiestadounidenses como Chávez. Sin embargo, tras ser criticado por su entonces rival demócrata en las primarias, Hillary Clinton, y por el ex candidato republicano John McCain, Obama atenuó su declaración señalando que sólo se reuniría con esos mandatarios después de cuidadosos «preparativos''.
Las tres reuniones de Obama al margen de la agenda de la cumbre de Trinidad se realizarían, respectivamente, con los presidentes de países del Caribe, de Centroamérica, y con un tercer grupo que incluiría a los jefes de Estado de Sudamérica y México, incluyendo a Chávez.
En días recientes, varios medios especularon que se produciría un encuentro privado entre Obama y Chávez, después de que el coordinador estadounidense de la cumbre, el embajador Jeffrey Davidow, dijo que «el Presidente viaja a Trinidad con el interés y el deseo de hablar con todos sus colegas''.
Pero funcionarios estadounidenses dicen que Davidow se refería al hecho de que dentro de las sesiones a puertas cerradas de la cumbre, así como en la reunión con los presidentes de Sudamérica y México, el presidente esta-
dounidense tendrá varias oportunidades de hablar con Chávez.
¿Y si Chávez se le acerca a Obama durante una pausa para tomar café?, le pregunté a un alto funcionario. ''Si se encuentran durante un receso, nuestro Presidente no se escapará de Chávez'', me respondió el funcionario.
Chávez ha convocado una reunión especial previa a la cumbre de Trinidad de sus aliados regionales –incluyendo a Bolivia, Nicaragua y Honduras– para el martes y miércoles de la semana próxima, en Caracas.
Dijo que ''estamos preparando nuestra artillería'' para la cumbre de Trinidad, para, entre otras cosas, exigir que Washington cambie su política hacia Cuba, y para que Cuba sea readmitida en la OEA, de donde la isla fue suspendida en 1962.
Cuba es el único país del hemisferio que no ha sido invitado a la cumbre, ya que –según las pautas establecidas por las Cumbres de las Américas– la reunión está reservada para los líderes del hemisferio que han sido elegidos democráticamente.
Los funcionarios estadounidenses también dicen ahora que, contrariamente a lo que han informado varios medios, el Gobierno de Obama aún no ha decidido adoptar ninguna medida dramática con respecto a los viajes a Cuba, más allá de la flexibilización de las restricciones a los viajes familiares a la isla que ya ha sido anunciada.
Con respecto al retorno de Cuba a la OEA, es probable que Obama tome la postura de que el tema debería ser tratado en la Asamblea General de la OEA que se celebrará a principios de junio en San Pedro Sula, Honduras.
Mi opinión: Si Obama sigue adelante con el plan de celebrar reuniones grupales con líderes de diversas subregiones del hemisferio, como me dijeron los funcionarios de su Gobierno, estará eligiendo el camino más seguro. No será una rama de olivo, ni un
desaire hacia Chávez.
Concederle una reunión bilateral al presidente narcisista-leninista de Venezuela sin garantías de que éste quiera mejorar sus relaciones con Washington sería concederle a Chávez una victoria propagandística. Como lo dijo durante la campaña electoral la actual secretaria de Estado Hillary Clinton, eso sería ''irresponsable y, francamente, ingenuo'' de parte del Presidente norteamericano.
Por otra parte, la idea que flotaba en círculos del Gobierno norteamericano hace unas semanas, de concederle una reunión bilateral oficial a alguno de los seguidores de Chávez —-como el presidente ecuatoriano Rafael Correa–, sin darle la misma deferencia a Chávez podría enardecer aún más al gobernante venezolano, algo que la Casa Blanca probablemente tampoco quiera.
Si los actuales planes estadounidenses de realizar tres reuniones subregionales se mantienen, el Gobierno de Obama tendrá la oportunidad de ver cómo se comporta Chávez. La estrategia estadounidense parece ser dejar que Chávez haga la primera jugada.
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