¿Qué puede ofrecer Obama en la cumbre?
Cuando el presidente Obama se reúna con otros 33 líderes del hemisferio en la Cumbre de las Américas el viernes próximo, casi toda la atención de los medios se concentrará en si se producirá un deshielo de las relaciones de Estados Unidos con Venezuela y Cuba. Pero para la mayor parte de los mandatarios presentes, el tema más importante será cómo evitar una debacle económica en América Latina.
Los funcionarios estadounidenses a cargo de los preparativos del viaje de Obama a la cumbre de Trinidad y Tobago no esconden su preocupación por el hecho de que, después de seis años de crecimiento económico y reducción de la pobreza –en gran parte gracias a la pujanza de la economía norteamericana y el alza de los precios de las materias primas– las economías latinoamericanas podrían caer en picada como consecuencia de la crisis global, y entrar en un nuevo ciclo de inestabilidad política y económica.
La economía de la región caerá un 0.3 por ciento este año después de seis años de un crecimiento anual de más de 5 por ciento, según cifras de las Naciones Unidas. El Banco Mundial dice que el número de pobres de la región aumentará en más de seis millones este año.
¿Qué podría ofrecer Obama en esta cumbre que pueda ayudar a Latinoamérica a evitar una crisis económica aún más profunda? Teniendo en cuenta que no podrá ofrecer el significativo aumento de ayuda económica a la región que prometió durante la campaña electoral –Obama debería concentrarse en algunos planes menos grandiosos, pero políticamente factibles. Entre ellos se cuentan:
• Comprometerse a asegurar que el billón de dólares recientemente prometido por Estados Unidos y Europa al Fondo Monetario Internacional (FMI) para apuntalar las balanzas de pago de países emergentes afectados por la crisis esté disponible para los países latinoamericanos. Los funcionarios estadounidenses dicen que la mitad de esos fondos se ofrecerán a Europa del Este, y la mitad a Latinoamérica, pero los expertos temen que el dinero sea asignado mayoritariamente a Europa del Este.
• Apresurar las negociaciones para incrementar el capital del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), de manera que este banco regional pueda aumentar sus préstamos a Latinoamérica. A diferencia de los préstamos financieros del FMI, los préstamos del BID se emplean para proyectos de desarrollo, como redes ferroviarias y escuelas.
''Esto debería aprobarse rápidamente, este mismo año'', me dijo el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, refiriéndose a la capitalización del banco. «De otro modo, estas negociaciones pueden durar dos o tres años''.
• Ampliar los acuerdos estadounidenses de energía alternativa ya existentes con Brasil y Centroamérica para producir conjuntamente etanol y otros combustibles alternativos. En vez de proponer un programa regional, al que Brasil se opone, Obama propondrá varios planes de cooperación simultáneos para producir energías alternativas con diferentes países, según me dicen funcionarios norteamericanos.
• Ampliar el Plan Mérida –una ley de Estados Unidos por la cual se destinarán $1,400 millones en los próximos tres años a México y América Central para entrenar y equipar a sus policías para la lucha contra la violencia de los carteles de la droga– a fin de que incluya a los países del Caribe. Asimismo, Obama propondrá intercambios de inteligencia y entrenamiento para combatir la oleada de delincuencia que está azotando a la región.
• Instar al Congreso a que apruebe los acuerdos de libre comercio pendientes con Panamá y Colombia.
• Ayudar a reducir los estratosféricos costos de salud en Estados Unidos mediante un acuerdo de cooperación en servicios médicos con Latinoamérica, por el cual los ciudadanos estadounidenses podrían usar su seguro de salud en hospitales de Latinoamérica y el Caribe. Hay más de 100 millones de estadounidenses que se jubilarán en el transcurso de los próximos 30 años, y los países latinoamericanos podrían ofrecerles buena asistencia médica, sol y precios asequibles.
Mi opinión: A Obama le irá muy bien en la cumbre de Trinidad si, además de decir que ''estoy aquí para escuchar'', empieza por admitir la responsabilidad de Estados Unidos en la actual crisis económica mundial.
Tal como lo hizo la secretaria de Estado Hillary Clinton durante su reciente viaje a México, cuando fue aplaudida por aceptar públicamente que el consumo de drogas en Estados Unidos está alimentando los carteles de drogas mexicanos, Obama debería decir –y sospecho que lo hará– que las fallas regulatorias estadounidenses fueron la causa de la actual crisis global, y que Latinoamérica no debería ser castigada por la retracción crediticia mundial.
Si dice eso, y respalda la mayoría de las propuestas económicas recién mencionadas, Obama se ganará la buena voluntad de la mayoría de los presidentes de la región, por más que el venezolano Hugo Chávez quiera convertirse en el centro de atención, o que los periodistas nos concentremos en las relaciones norteamericanas con Venezuela y Cuba.
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