Las pequeñas empresas versus los bancos rescatados
Chicago – En Little Village, un barrio multiétnico de esta ciudad, la fábrica de tamales de Alejandro Castro, donde la receta de puño y letra de su abuela para hacer mole ocupa un lugar destacado, es el epicentro de una prolongada batalla de relaciones públicas con Bank of America Corp., el mayor banco estadounidense por activos.
La empresa familiar de Castro, La Guadalupana Wholesale Co., y Bank of America discutieron durante meses sobre quien era responsable por la cesación de pagos en una línea de crédito de US$400.000. El fabricante de comida mexicana, calificando su problema como una batalla de David contra Goliat, consiguió el apoyo de políticos locales, un pastor, la cámara de comercio hispana local y la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos. También organizó una vigilia frente a la sede de Bank of America en Chicago, donde los manifestantes portaron pancartas con fotos de fundadores de La Guadalupana y de la Virgen de Guadalupe, Santa Patrona de México, y la inspiración del nombre de la compañía.
Tras semanas de manifestaciones, La Guadalupana acordó poner punto final a su campaña y Bank of America inició conversaciones con la empresa para llegar a un acuerdo financiero, informaron fuentes cercanas. Sea cual sea el desenlace, el episodio pone de manifiesto la vulnerabilidad de los grandes bancos estadounidenses, que han estado en el epicentro de la crisis financiera, a las campañas de relaciones públicas en su contra y la presión política orquestada por las pequeñas empresas en problemas.
En momentos en que los bancos estadounidenses reducen sus préstamos y trabajan para eliminar de sus balances los préstamos que probablemente nunca deberían haber realizado, algunos acreedores han pasado a la ofensiva, interponiendo demandas, publicando comunicados de prensa, llevando a cabo protestas y reclutando a políticos en su defensa.
El modelo para este tipo de contraataques es la empresa de Chicago Republic Windows and Doors, que informó a sus empleados en diciembre del año pasado que la decisión de Bank of America de dejar de financiarlos iba a obligar el cierre de su planta. Los trabajadores se encerraron en la fábrica por seis días y el entonces gobernador del estado de Illinois, Rod Blagojevich, amenazó con dejar de hacer negocios con el banco. Bank of America extendió US$1,35 millones adicionales para el pago de los últimos sueldos y de días de vacaciones no utilizados. Republic luego se acogió a la bancarrota y vendió la compañía. Bank of America espera recuperar una parte del total de su préstamo.
Los préstamos a La Guadalupana, que Bank of America heredó tras la compra de Lassalle Bank en 2007, fueron de los muchos que cayeron en cesación de pagos en 2008. Fundada en 1945 por los inmigrantes mexicanos Pedro y Lucy Castro, La Guadalupana fabrica una serie de comidas típicas mexicanas, desde tamales a masa de maíz. La empresa tiene 15 empleados y entre agosto de 2007 y julio de 2008 registró ventas en torno a los US$2,8 millones.
La Guadalupana puso la totalidad de sus activos como garantía para obtener la línea de crédito de US$400.000 de Lasalle y posteriormente acudieron a Bank of America para financiar una expansión de US$1 millón que le permitiría distribuir una serie de productos a nivel nacional. Los Castro dicen que Bank of America les recomendó que financiaran la expansión con la línea de crédito de US$400.000 hasta que consiguieran un préstamo de mayor plazo. El banco insiste en que nunca hizo tal sugerencia.
Lo que no está en duda es que en marzo del año pasado La Guadalupana empezó a atrasarse en sus pagos. El 31 de julio, el banco les comunicó que el crédito estaba en mora desde el 31 de marzo y que la familia tenía siete días para saldar la deuda. Luego, inició gestiones para embargar la fábrica de La Guadalupana y envió cartas a sus clientes instruyéndolos a que pagaran sus cuentas directamente al banco, lo que fue aprobado por un tribunal estatal de Illinois. Los Castro recomendaron a sus clientes que no le pagaran al banco. El 4 de febrero, La Guadalupana entabló su propia demanda. "Tuvimos que actuar agresiva y rápidamente o perderíamos el negocio", afirmó William Delaney, un abogado contratado por la familia.
Delaney emitió comunicados de prensa con títulos como "Pequeño Negocio toma la Ofensiva contra Gigante Bancario" y lanzó una página Web con la imagen de una tarjeta de crédito de Bank of America con la leyenda "DENEGADA." El abogado señaló que el objetivo era aumentar la presión pública para reanudar las negociaciones con el banco.
El 31 de marzo, la fábrica sacó el pie del acelerador. Los Castro despidieron a Delaney, contrataron un nuevo abogado y a inicios de abril dejaron sin efecto su demanda contra Bank of America. La nueva abogada de la familia, Carolina Y. Sales, de la firma de abogados Bauch & Michaels LLC dijo que La Guadalupana ya no buscaba la atención del público. "Estamos tratando de resolver esto con Bank of America", señaló. "Nos encaminamos a un arreglo".
Una portavoz de Bank of America manifestó que el banco desea lo mejor a La Guadalupana. "Tenemos ganas de ayudarlos a resolver los temas financieros".
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