La crisis
En mi columna anterior, ECONOMÍA 101, explicaba por qué distorsionar precios de mercado deforma la economía entera, y dependiendo de la magnitud, extensión y duración de la distorsión, la inexorable corrección se sufre súbitamente, lentamente o permanentemente. Secuencia de eventos:
1.- El Gobierno de EE. UU. promovió políticas de expansión artificial de crédito para fomentar la compra de vivienda. Llegó al extremo de, por ejemplo, ordenar a banqueros a no indagar si el deudor tenía empleo o ingresos para pagar.
2.- La banca central del Gobierno (FED) bajó los intereses hasta casi cero. La compra de una casa al crédito de largo plazo sin enganche, con sólo obligación de pagar bajos intereses, indujo a la gente a comprar casas que acorde a sus ingresos, jamás hubiesen comprado. Ello causó alza sostenida de precios de las viviendas, y quienes compraron ganaron, además, plusvalía. La tentación de esas gangas sin riesgo fomentó la inversión en la industria de la construcción y conexas así como de sus materias primas (hierro, aluminio, cocinas, refris, cemento, etc.).
Ese conjunto de distorsiones a los precios del mercado, que elevó precios de acciones en bolsa a niveles récord, se tomó como una prosperidad sin precedentes.
3.- Los bancos vendían las hipotecas a empresas semigubernamentales (Fannie Mae y Freddy Mac) o juntaban varias (para hacer “paquetes” hipotecarios) y los colocaban entre sus clientes, con la implícita o explícita garantía del Gobierno (los contribuyentes). Bancos y fondos de inversión fallaron porque tomaron riesgos que no detectaban ni entendían sus “genios financieros” con flamantes MBA’s. Las calificadoras de riesgo fallaron al no detectar la artificialidad de la enorme distorsión. Las abundantes y redundantes agencias reguladoras (federales, estatales, FED, Tesorería, etc.) fallaron, ya que no sirvieron ni para detectar la burbuja causada por sus propias distorsiones. A quienes advertían el certero resultado de las distorsiones (los de la “escuela austriaca”) se les tomaba como pájaros de mal agüero, y no se les hizo caso alguno. No estaban al día de las teorías “modernas” (main stream economics). Todo lo anterior creó la burbuja inmobiliaria que afectó a industrias que, guiadas por precios distorsionados, expandieron e invirtieron capitales en equipo, materiales y recursos para surtir al mercado distorsionado.
4- Los abundantes reglamentos de las múltiples autoridades que regulan la banca fallaron. Las agencias calificadoras de riesgo fallaron. Altos ejecutivos fallaron mientras exigían exagerados sueldos.
5.- Reventó la burbuja cuando los precios de los inmuebles habían subido tanto que quienes las habían comprado como negocio, con el objeto de revenderlas, confrontaron precios menores de los que habían hipotecado. El Gobierno, con miedo a inflación, comenzó a subir el precio del crédito (los intereses). Generó en gran escala incumplimiento de deudores y pérdidas a personas y bancos inversores en ese mercado distorsionado y afectó al mundo entero.
Del fracaso iniciado por las distorsiones de los precios del mercado de vivienda, generadas por su gobierno, algunos culpan “al mercado”, al “capitalismo” o “a la bolsa”, o a “falta de reglamentación”. Ello es ridículo porque si el Gobierno interfiere y deforma los precios que guían el mercado, impide su económico funcionamiento. Hoy vivimos la corrección a la realidad: la crisis.
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