Guatemala: El milagro de la seguridad
Para desgracia del pueblo de Guatemala, el gobierno del presidente Colom se encamina a ser un mediocre gobierno más. Luego de 12 años de campaña, tres meses de transición y quince meses de gobierno, finalmente corre a alinearse con el asunto más importante en la mente de los guatemaltecos: la seguridad. Vamos tarde, y va mal.
Álvaro Colom ganó la Presidencia porque, a última hora, convenció a los electores que combatiría la violencia con inteligencia. Ese eslogan le valió los votos y ganó las elecciones. Sin embargo, está claro que la seguridad nunca sería un tema de su prioridad. Ya en la Presidencia, organizó en tiempo récord su verdadera pasión: el Consejo de Cohesión Social. Nombró a su esposa para dirigirlo y, a partir de ese momento, se dedicó a viajar y a estar presente en la entrega de las dádivas del programa. Con una vasta experiencia redistributiva, luego de su paso por el Fondo de Inversión Social, lo suyo es presentarse como el gran benefactor del pueblo.
Hubo que pasar 15 meses, tres ministros de Gobernación y estadísticas de asesinatos propias de Bagdad, para que, al final, se hiciera un plan de seguridad. Promesas y más promesas. De manera lamentable comenzó con el pie izquierdo, porque al día siguiente condicionaron su implementación a la disponibilidad de fondos. Como si apenas un mes atrás, el Ministerio de Gobernación no hubiese trasladado cerca de Q300 millones de su presupuesto a otras dependencias. ¿Entonces? Paradójicamente, en la misma semana en la que se da a conocer el plan, continúan matando chóferes de buses, y dos prominentes y productivos guatemaltecos, junto a la hija de uno de ellos, son asesinados.
Hasta ahora el Gobierno ha dado palos de ciego. Se anota unos golpes contra el crimen, pero se muestra impotente para frenar los asesinatos y extorsiones. De manera increíble, tales extorsiones siguen ocurriendo desde las cárceles. Y para terminar de fregar, la reforma a la ley de armas buscará desarmar a la ciudadanía honrada, y la prohibición para que dos personas circulen en moto perjudicará a otro grupo de ciudadanos honestos. Claramente no vamos en la dirección correcta.
Quizás esto último sea lo más frustrante. Suficientemente malo es que los ciudadanos sean amenazados por criminales, como para que el Gobierno nos deje sin posibilidad de defensa y sin transporte. ¿Qué vendrá más adelante? Lo que más preocupa es que, desde la perspectiva gubernamental, nos llevan por el camino correcto. Guatemala no necesita propaganda oficial, sino un milagro: que el Gobierno entienda que va en la dirección equivocada, recapacite y priorice. Y en tanto, respete, no viole los derechos individuales de los ciudadanos. Ese sí sería un comienzo; aunque tarde, alentador.
- 23 de julio, 2015
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