La Cumbre del crimen en la Cumbre

Diario Las Americas

En sus palabras Castro dice que es Obama el que tiene que dar el primer paso, pues fueron los Estados Unidos los primeros que atacaron. Creo conveniente en este momento releer al embajador de Cuba en esa época Earl T. Smith en su obra generalmente olvidada “El Cuarto Piso”. Allí Smith dice y explica: “Nadie hizo más por derrocar a Batista y colaborar con la democracia castrista que el supuesto imperialismo”.

Para tener una noción real de quién fuera el que comenzara el ataque vale recordar un discurso que hoy parece olvidado: “¿Voy bien Camilo?” Fidel llega a la Habana si mal no recuerdo el 7 de Enero; los Reyes Magos nos trajeron el totalitarismo. No puedo olvidar sus palabras aquella noche y creo necesario recordarlas. Allí dijo: “En 1898 cuando en el Morro debiera haber estado ondeando la bandera de la estrella solitaria flameaba la bandera americana… Nosotros no estamos aquí por el Pentágono sino en contra del Pentágono… Y vamos a retirar la misión del ejército americano actualmente en Cuba…”

No pasó mucho tiempo cuando comenzaron las nacionalizaciones y las confiscaciones de todas las empresas privadas y particularmente de Estados Unidos. Por supuesto comenzó la Reforma Agraria que significaba la expropiación de la tierra pertenecientes a los ingenios que en un 50% aproximadamente pertenecían a empresas americanas. Seguidamente recomenzó la importación de petróleo de Rusia y la confiscación de las empresas petroleras. La primera fue la Shell supuestamente por haber ayudado a Batista a comprar tanques de guerra a Inglaterra, pues Estados Unidos se negaba a hacerlo.

Inmediatamente se estableció el control de cambios y se nacionalizó Cubana de Aviación. Salir del país se convirtió en un proceso interminable. Los pasajes al exterior había que pagarlos en dólares, pero la tenencia de dólares estaba prohibida. Patria o muerte se convirtió en el lema de la llamada Revolución del Melón (roja por dentro y verde por afuera). Así se instituyó la patraña de la soberanía del pueblo para imponer el totalitarismo comunista y Fidel reconocía públicamente que siempre había sido marxista–leninista.

No voy a insistir en el hecho histórico de la traición de Kennedy en Bahía de Cochinos y la entrega de Cuba a la órbita soviética a raíz de la crisis de los misiles, que significó el inicio de subversión marxista en América Latina, hoy prácticamente olvidada en nombre de los derechos humanos violados por los gobiernos militares. Pero fue entonces que la supuesta represalia fue el embargo, cuya razón jurídica es decididamente válida, pero que lamentablemente en términos políticos ha constituido el fracaso dialéctico del imperialismo..

Desde un principio me opuse al embargo hoy repetidamente denominado bloqueo, lo que es absolutamente falso. Si hubiese habido un bloqueo Fidel Castro no estaría en Cuba. En algunas ocasiones en mis apariciones en la radio en Miami algunos oyentes consideraban que yo estaba a favor de Fidel Castro. No lo estaba y no lo estuve nunca, pero sí considero y sigo considerando que el embargo es y ha sido la razón de ser del éxito político de Fidel Castro, pues la pobreza creada por el sistema político ha venido a ser justificada como consecuencia del imperialismo.

Toda la retórica referente hoy al respecto de Cuba en la reunión de la Cumbre de las Américas gira alrededor de este presupuesto falaz. Así, las últimas decisiones de Obama al respecto de los cubanos, aparecen como que finalmente los Estados Unidos han de abandonar la posición imperialista que caracterizara su política internacional. Voy a repetir una cita de Maquiavelo que parece ajustada a la situación política creada por el embargo y que dice: “El que no va a usar la daga no debe mostrar la empuñadura”. El embargo una y mil veces repetiré que ha sido la empuñadura de una daga que nunca se usó y que por el contrario le dio vigencia política internacional al criminal y psicópata más sanguinario que haya conocido este continente: Fidel Castro.

La llegada de Obama a la Casa Blanca ha hecho creer al mundo, o al menos se ha intentado interpretar por los abanderados del socialismo, como el fin de la hegemonía americana, que es la más reciente denominación dada al imperialismo. Así se percibe igualmente el fin del capitalismo, a lo que ha contribuido la última crisis financiera americana. América Latina concurrirá a la cumbre de los gobiernos democráticos que en gran parte constituyen lo que Jefferson denominara un despotismo. Hasta el Papa envió al Cardenal Bertone a felicitar a los Castro “por estar a favor de los pobres y de la solidaridad”.

Levantar el embargo no debiera significar un diálogo político con los mayores representantes del crimen político organizado. De la misma manera, por más humano que parezca, la liberalización de los viajes a Cuba de los cubanos que viven en Estados Unidos. Ello entraña una contradicción con la actual política inmigratoria preferencial. Esta se debe precisamente a que los cubanos son considerados como exiliados de un régimen totalitario. Se me ocurre que esta decisión provocará que los que no puedan entrar en Estados Unidos serán los cubanos que logren escapar. No puedo dejar de manifestar mi profunda tristeza por lo que considero una hipocresía frente al crimen, que ignora que los que lo sufren son los cubanos que les ha tocado vivir en el paraíso comunista del Caribe, y que es la cárcel de las Américas. Y para terminar permítanme citar nuevamente a Martí: “Ver cometer un crimen en calma es cometerlo”.