Ecuador: El Gobierno agrava el desempleo
El desempleo ha venido creciendo desde diciembre del 2008. Para el Gobierno es sencillo decir que “fue la crisis financiera mundial”, pero puede que sus políticas también hayan agravado el desempleo.
Este Gobierno aumentó la rigidez laboral en un país que ya tenía uno de los mercados laborales más regulados del mundo. Hoy Ecuador ostenta la posición 171 de 180 países en el índice de flexibilidad laboral de Haciendo Negocios 2009.
Según un estudio del 2004 del Banco Mundial que observó la regulación laboral en 85 países, “una regulación más alta del trabajo está asociada con una participación menor de la fuerza laboral y con un desempleo más alto, especialmente para los jóvenes”. Esta conclusión ha sido corroborada anualmente con la información recaudada por el índice Haciendo Negocios.
Según este índice, hay una contribución obligatoria al seguro social de 12,2% del salario de cada trabajador –contribución que constituye en promedio 13,7% de las ganancias de los empresarios y que los trabajadores no recibirán cuando se jubilen debido al continuo mal manejo del seguro social–. Despedir a un empleado de 20 años podría costar más de 131 semanas de salario (casi 33 meses). Súmele a todo esto un creciente salario mínimo. Todas estas medidas, que en realidad son impuestos a la creación de empleo, elevan artificialmente el costo de un trabajador en el sector formal y empujan a una porción cada vez más grande de la población hacia el sector informal.
No obstante, el Gobierno aumentó el salario mínimo en 18% en el 2008 y en 9% a principios de este año, a pesar de que es mejor tener un trabajo con salario por debajo del mínimo que no tener trabajo alguno. Además, prohibió la contratación por horas o por tiempo parcial y la tercerización o intermediación laboral. Con esto los más afectados fueron los jóvenes y mujeres de menor preparación que antes podían entrar al mercado laboral formal a través de modalidades flexibles de contratación.
Aparte de la rigidez, durante este Gobierno se creó un impuesto a la salida de capitales que empezó en 0,5% y después se aumentó a 1%. Lejos de detener la salida de capitales, este impuesto ha contribuido a ahuyentarlos. Esto sumado a la continua hostilidad demostrada a los inversionistas y el evidente coqueteo con la desdolarización han alentado la fuga de capitales.
Finalmente, cuidado con los esquemas gubernamentales para “crear empleo”. No es lo mismo un empleo creado en el sector público que uno creado bajo un acuerdo mutuo entre dos individuos en el sector privado. En el primer caso se utiliza el dinero del resto de la sociedad para emplear a los desempleados. No se crea riqueza ni empleos, simplemente se quita dinero del bolsillo de los empleadores y trabajadores (el sector productivo) y se lo coloca en el bolsillo de los desempleados para que realicen trabajos de una manera más ineficiente –la ineficiencia resulta en que se necesitan más trabajadores para obtener la misma producción–.
Frente a la crisis, negarse a rectificar los errores cometidos en materia laboral podría profundizar y alargar el periodo con una tasa alta de paro.
- 28 de diciembre, 2009
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