El «patoterismo» del G-20
El comportamiento prepotente del G-20 tiene mucho de patoterismo, como nos lo evidenció la reciente cumbre en Londres, donde se reunieron representantes de las economías industrializadas y de algunas naciones emergentes. Ahora, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se considera investida de autoridad para confeccionar listas "negras" y "grises", donde agrupan a países que no acatan sus mandatos.
Las listas fueron hechas "a pedido del G-20, que reúne a las naciones más poderosas del mundo, y las eventuales sanciones quedaron en manos de la OCDE. Esa organización se basa en cuatro criterios para definir un paraíso fiscal: impuestos insignificantes o inexistentes, ausencia de transparencia en el régimen fiscal, carencia de intercambio de información fiscal con otros estados y el hecho de atraer a empresas de fantasía para desempeñar una actividad ficticia".
Pienso que Uruguay fue incluido en la "lista negra" a petición de Argentina porque mi país sirve de refugio a ciudadanos argentinos que reiteradamente son expoliados por sus gobernantes. Pero esa decisión del OCDE expone a Uruguay a graves sanciones que pueden afectar las inversiones en mi país.
Ante la presión internacional, Suiza se vio obligada en marzo a flexibilizar el secreto bancario y adaptarlo a las normas de la OCDE. Pero, de todas maneras, fue colocada en la "lista gris", divulgada públicamente durante la cumbre del G-20. Esa lista incluye las naciones que, según la OCDE, no han aplicado reformas "sustanciales".
Suiza y Uruguay son países pequeños, por lo que resalta el repudiable "patoterismo" de naciones poderosas. Pero, la Confederación Helvética reaccionó igual que David frente a Goliat. Irritada por la hipocresía de gobernantes de países poderosos, Suiza congeló fondos destinados a la OCDE, como protesta a su inclusión en la "lista gris" de paraísos fiscales. Según declaró una portavoz del ministerio de Economía: "Suiza utilizó su derecho de veto" para bloquear una suma de 136.000 euros (US$ 179.000), destinada a la cooperación entre el G-20 y la OCDE. Asimismo destacó que "la suma es relativamente modesta, pero se trata de un gesto simbólico y fuerte, de una protesta".
Austria, Bélgica y Luxemburgo, incluidas en la lista gris, apoyaron la iniciativa suiza y, al igual que el príncipe Raniero de Mónaco, consideran que no existen "paraísos" sino "infiernos" fiscales.
El fraccionamiento del poder es la única defensa frente al avasallamiento de los poderosos. La descentralización política brinda refugio a las víctimas. La conducta del G-20 es improcedente porque está reñida con las más elementales reglas de convivencia civilizada, amenazando la paz y concordia entre las naciones.
La autora es analista política uruguaya.
- 28 de diciembre, 2009
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