Gautemala: Plan B
Desde que el gobierno presentó sus intenciones de un presupuesto nacional de casi 50 mil millones de quetzales, diversos analistas indicamos la imprudencia de presentar semejante gasto para un año tan complicado como el 2009. El tiempo nos ha dado la razón. Frente a los efectos de la crisis económica internacional, el Gobierno se apresura a modificar sus planes. Sin embargo, el Plan B tampoco es alentador.
El plan original era aumentar gastos e ingresos en un increíble 16 por ciento. El número no hacía sentido, especialmente cuando estaba claro que el 2009 sería, en el mejor de los casos, un año de desaceleración económica. El Congreso hizo lo suyo y aprobó el llamado “presupuesto contracíclico”. Bastaron los primeros tres meses del 2009 para cambiar radicalmente las expectativas. Las estadísticas dicen que la recaudación, lejos de crecer, ha caído un 6 por ciento respecto del año anterior. De seguir así, habría una diferencia desfavorable entre el presupuesto original y el real, de unos siete mil 700 millones de quetzales.
Frente a esta situación, el plan B del Gobierno contempla una elaborada y onerosa campaña de propaganda para lograr dos objetivos. El primero es hacer creer que las acostumbradas medidas de “austeridad” que se anuncian son relevantes. El segundo es preparar el terreno para una nueva ronda de endeudamiento público, externo e interno, y presionar para la aprobación de aumentar impuestos. Si desde un inicio sabíamos que el presupuesto era deficitario, ahora es peor. Los ciudadanos hemos sido llevados a un problema, por parte de un gobierno que primero infló el presupuesto y ahora recurre a más deuda e impuestos para financiarlo.
Subir impuestos profundizaría el problema económico. El IVA de las importaciones está caído un 20 por ciento respecto del año anterior. Esto nos puede dar una idea de la magnitud de la recesión. No obstante lo anterior, el Gobierno sigue creyendo que gastando más es como se puede estimular mejor la economía. Inclusive si este gasto proviene de mayores impuestos. La dócil Junta Monetaria avala indirectamente esta tesis al aprobar el paquete de endeudamiento por mil 800 millones de quetzales, dinero que representa incremento futuro de impuestos.
Hay muchos problemas que nos hubiéramos podido ahorrar si, como se dijo en su oportunidad, se hubiese adoptado el mismo presupuesto del 2008, dada la incertidumbre económica. A cambio de eso, tenemos un panorama complicado que incluye mayor endeudamiento y mayores impuestos. La pelota vuelve a caer en el Congreso, que tendrá en sus manos la aprobación de ambos. Nuevamente, el futuro de ciudadanos que ni siquiera han nacido está por evaluarse. A ver si “nacen con el pan o con la deuda bajo el brazo”.
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