Paraguay: Los regalitos de Chávez
A quienes no somos expertos en economía, nos sorprenden varios hechos llamativos en relación a la compra de petróleo de Venezuela por parte de Petropar. En tan solo ocho meses de gobierno, la deuda del ente trepó por las nubes con tasas muy superiores a las del mercado. ¿Estos son los regalitos que nos hace el hermano bolivariano Hugo Chávez? Los datos que proporciona la prensa son preocupantes. La deuda de Petropar con PDVSA asciende a más de 300 millones de dólares y las tasas por pagos atrasados son altas. También está el hecho de que, al parecer, el contrato con la estatal venezolana nos obliga a comprar petróleo exclusivamente de dicha proveedora aunque el precio sea más alto que el del mercado libre. Si estos son nuestros amigos para qué queremos enemigos.
Hay más aspectos inquietantes. Los famosos acuerdos firmados entre Lugo y Chávez no han sido aprobados por el Congreso; recién ahora el nuevo canciller se dio cuenta de la irregularidad y archivó los documentos. Otra cuestión: la abultada deuda de Petropar entra en una zona gris y misteriosa porque, aunque en última instancia la debe pagar el pueblo paraguayo, tales montos de endeudamiento tampoco han sido estudiados ni aprobados por el Congreso.
Es cierto que el presidente Lugo anunció que se realizará una “profunda auditoría” en Petropar a fin de dilucidar si efectivamente hay irregularidades en las relaciones comerciales con PDVSA. Este anuncio corresponde a lo que debe hacerse, si existe la voluntad de manejar los entes públicos con honestidad y trasparencia. Lo que no encaja bien en este esquema es que el auditor nombrado para realizar el trabajo es el mismo que desempeña dicho cargo desde el gobierno de Duarte Frutos. Si este auditor no vio nada raro en tanto tiempo, ¿por qué de pronto vería algo diferente?
Petropar, de por sí, es una caja de sorpresas. Según denuncias del sector privado que comercializa combustibles, el ente cuenta actualmente con aproximadamente diez veces más en cuanto a cantidad de funcionarios que en la época en que era todavía una refinería (importaba el crudo y lo transformaba en gasoíl). En el presente ya no refina nada, compra directamente los productos terminados y los vuelve a vender en el mercado local. Entonces, ¿para qué necesita tantos empleados?
Las dudas en torno a Petropar deben aclararse porque la entidad es todo un símbolo de la manera en que se manejan los entes públicos que, históricamente, siempre han convertido en grandes millonarios a los funcionarios que los dirigen aunque en la práctica las entidades estatales sobrevivían entre déficits y saldos rojos.
El cambio prometido por Lugo también debe llegar a Petropar. Basta ya de tantos negociados gigantescos a costillas del erario público. Basta de privilegios e ingresos multimillonarios para una elite de funcionarios corruptos mientras la mayoría de la población sobrevive a duras penas en un mar de necesidades.
Y al “amigo bolivariano”, que se guarde los discursos grandilocuentes y que demuestre en los hechos que PDVSA no es solo un mecanismo más para sacar plata a los pobres y llevarla al bolsillo de la claque que reina en tierras venezolanas-
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