Argentina tendría que importar carne
Antes de 2010, la Argentina probablemente se verá obligada a importar carne, como consecuencia de los manoseos políticos que han agravado el conflicto del gobierno con los productores agropecuarios y de la persistente sequía que afecta a varias zonas de la pampa húmeda en ese país. La sequía, que ya ha afectado otras cosechas como la de trigo, también obligaría a importar ese producto agrícola en el futuro cercano, advierten observadores del mercado.
Según dijo el mes pasado un dirigente sindical de los trabajadores de la carne, el insólito hecho de la importación de carne se produciría ''antes de fin de año'', pero otros especialistas del sector consideran que ello ocurrirá a mediados de 2010, salvo que baje el consumo actual que es de 65 kilos por habitante y por año. Ya se perdieron 1.500,000 terneros por la sequía y el cálculo sobre esa base es de un consumo de 52 kilos por habitante por año. Si se mantiene la diferencia, habrá importación, afirman.
Los expertos señalan que el país de procedencia de esas posibles importaciones sería el Brasil y, en menor medida, el Uruguay, que llevan a cabo una agresiva y ordenada política de exportaciones, que ya ha conseguido arrebatarles mercados a los ganaderos argentinos.
Con las puertas cerradas al mercado de los Estados Unidos –que esgrimen el pretexto de la aftosa para prohibir desde hace años la importación de carne argentina– y las restricciones a la llamada ''cuota Hilton'' (carnes de primera calidad) en los mercados de Europa occidental, marcados por un fuerte proteccionismo, las carnes de la Argentina se han ido cerrando posibilidades. A todo ello se suma la creciente competencia de Australia y Nueva Zelanda que, como países de la Mancomunidad Británica de Naciones, han ocupado el sitio que tradicionalmente tenían las carnes argentinas en Europa.
Carlos Burelli, secretario adjunto del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Carne del Gran Buenos Aires, alertó que en la actualidad ''se están faenando animales chicos'' de menos de 400 kilos que normalmente no se destinaban al mercado interno ni a la exportación.
''No tenemos vientres, no hubo inversión y a esto se sumó la sequía. Esto implica que el 2009 va a ser un año muy complicado y dentro de unos meses podría faltar trabajo para nuestros compañeros'', advirtió el sindicalista.
Mientras tanto, desde 2008 ha sido frecuente la falta de carne en los supermercados, por el enfrentamiento entre el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y los productores agropecuarios, embarcados desde hace más de un año en una agria disputa por las llamadas ''retenciones'' (impuestos) aplicadas a las exportaciones.
La disputa incluyó un lockout patronal con cortes de rutas, ''tractorazos'' y otras medidas de fuerza en todo el país, y una acusación de la presidenta, quien sostuvo que los huelguistas del campo respondían a los intereses de ''grandes latifundistas''. La mandataria usó el estilo de Juan Perón de los años 40, cuando en la Argentina existían grandes extensiones de tierra, generalmente en manos de poderosos ganaderos de Buenos Aires, situación que es radicalmente distinta a la que existe hoy, cuando las propiedades se han subdividido y están en poder de propietarios medianos y pequeños.
Como reflejo de los manoseos y los tiras y aflojes del gobierno, la señora de Kirchner autorizó la destitución de un veterano experto en manejo de estadísticas agropecuarias, en la órbita del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Medida a la que se opusieron, por cierto, los productores del campo, que acusan a la presidenta de querer manipular las cifras oficiales, como se hace actualmente en el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), para difundir cifras retocadas sobre el índice de inflación y de crecimiento de la economía del país.
Al paso que van las cosas, su gobierno se arriesga a sufrir una estrepitosa derrota electoral en los comicios de junio de 2009. No son pocos los analistas que advierten que la carne, uno de los rubros más importantes en la dieta del argentino medio, no se puede tocar sin pagar las consecuencias. Después de todo, dicen, la Argentina es un país de carmívoros.
Ela autor es periodista argentino.
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