Uruguay: ¿A dónde se quiere ir?
El País, Montevideo
Cada día que pasa, la ciudadanía se muestra más preocupada ante la circunstancia de que el Frente Amplio, conducido predominantemente por el Senador Mujica y su grupo, muestra un rumbo desorientado, que de a ratos linda con un socialismo decrépito y en ocasiones navega hacia planteamientos de tal modo absurdos que cuesta creer que se hayan hecho.
SOCIALISMO. Cuando la última campaña electoral, preguntado en Brecha sobre cómo se construiría el pregonado socialismo, dijo: "No va a ser ahora nomás… ¿qué querés, que asuste a los burgueses, que los esté corriendo de antemano?". "Cuando Fidel Castro estaba en la Sierra Maestra nunca habló de socialismo y habría sido una estupidez que lo hiciera".
Ya en este período, el socialismo del Senador se hace más vago y contradictorio: "¿A qué clase de socialismo vamo` a llegar, a una burocracia que lo paraliza? Para mí el mercado no es pecado, es lo que distribuye. Acá el problema es la explotación del hombre por el hombre, pero si te esforzás y te llevás unos mangos más, es la lógica". Es obvio que la contradicción de esos conceptos es deliberada y sirve para los dos lados; o sea se acepta el mercado pero no su consecuencia ("la explotación del hombre por el hombre", según la vieja receta leninista).
CONSTITUCIÓN. Ante tanta contradicción, pasa a ser trascendente la declaración del Congreso del Frente Amplio, que resolvió convocar a una Asamblea Constituyente para instaurar "un nuevo pacto nacional". En una palabra, refundar el país, "reformular toda la Constitución, desde el primero al último artículo" porque la actual "tiene una filosofía que no corresponde", como se ha dicho. Si la idea, entonces, es cambiar la Constitución de punta a punta, nos encontramos ante una amenaza cierta de que si "los burgueses" votan de nuevo, ahora sí "la barra" podrá hacer el socialismo que ha anhelado siempre y que estos años postergó porque no había más remedio. En todo caso, la afirmación se sustenta en un rotundo desprecio a los principios democráticos liberales que inspiran desde 1830 nuestra organización política y social.
EL ESTADO EMPRESARIO. El Congreso frentista propone retornar -entre otras anacrónicas resurrecciones- al Frigorífico Nacional, que fracasó estrepitosamente hace 40 años. El candidato mayoritario, no ha dicho nada al respecto. De pronto no lo quiere, pues se contradice con otras afirmaciones suyas, pero calla para que "la barra" no se le rebele. ¿A quién creerle, entonces?
LA SEGURIDAD SOCIAL. También el Congreso incluyó en el programa "eliminar el lucro" en el sistema de seguridad social, o sea, terminar con el ahorro individual de las AFAP. La propuesta no se profundizó más, pero hace pocos días la Senadora Topolanski fue bien explícita: se trata de barrer todo, desde las AFAP hasta el BPS y llevarlos a la administración central, que sería recaudadora única. O sea que el fondo de los trabajadores, propiedad suya, administrado por los AFAP, pasaría a la disposición del gobierno, como hizo en la Argentina el gobierno kirchnerista, en una verdadera confiscación. No hay idea del orden de magnitudes a administrar, cuando, en el caso nuestro, se trata nada menos que de 3.000 millones de dólares, que son de los afiliados y están a su nombre en cada cuenta. El BPS, por su parte, pagó el año pasado 2.100 millones de dólares en prestaciones y recaudó 1.400 millones de un millón largo de cotizantes, es decir, temas que reclaman una enorme responsabilidad. Desgraciadamente, las ideas que flotan detrás de aquella decisión programática son muy parecidas a las de la vecina orilla y se encaminan en la más peligrosa de las direcciones..
LA LUCHA DE CLASES. Cada tanto se hacen afirmaciones tranquilizadoras, "para no asustar burgueses", pero cuando el auditorio es auténticamente de "la barra", aflora la verdad. La gente de Pocitos son "cajetillas" y la elección se hará enfrentando La Teja y el Cerro con Carrasco, según se ha afirmado en reiteradas oportunidades, que por estos días se pretenden desmentir pese a que están publicadas en los diarios.
El tema es el de siempre: dividir la sociedad, fragmentarla por el resentimiento. Como lo hace el IRPF y su impuesto sustituto, golpeando sobre la clase media. Como lo proclama el Senador Mujica cuando se declara víctima de la discriminación social porque "el patriciado está en contra mí", cosa que ocurriría hasta en el Frente, donde incluso jerarcas no lo votarían -ha sostenido- por su extracción social.
EL IDEAL DE SOCIEDAD. El Senador Mujica ha dicho alguna vez que su idea de sociedad serían los países nórdicos, pero últimamente expresó que el "sueño a perseguir" sería la tribu Kung San, "un pueblo africano sin jefes que trabaja dos horas por día". Nadie le preguntó, por ejemplo, cómo se haría para sustentar hospitales y comprar antibióticos, con qué financiar la educación; no ha aparecido respuesta alguna. Es una de las tantas "utopías regresivas", para usar la acertada expresión de Fernando Henrique Cardoso, que desgraciadamente siguen flotando en nuestra América Latina.
Podríamos seguir añadiendo pruebas de que al país se le propone un salto al vacío, que cuando empieza a dibujarse alarma aún más por su contenido. La democracia es un ejercicio de razón y él comienza en el voto del ciudadano. No se trata de debates personales sino de definir principios y orientaciones. El voto no es una encuesta. Es una decisión de gobierno sobre el futuro de un Estado. Y esto es lo que se resolverá en las tres convocatorias electorales de este año.
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