Una buena noticia: ¡Sigue floreciente el tráfico de ilegales!
"Indudablemente los costos son mayores, pero se viaja con mucha más tranquilidad que antes, ahora cobran unos $6,000 por viajero, los niños de $6,000 a $7,000 y según parece, cada mojado le reporta al pollero una ganancia líquida de unos $1,000, el resto lo usan para pagar a las autoridades mexicanas de migración y policía. Por la manera en que hablan por los celulares no tratan con segundones ni jefecitos de puestos de control, sino con los meros jefes que tienen sus oficinas en el Distrito Federal, a quienes pagan de $1,500 a $1,800 por ilegal. Ahora bien, como algunos trabajan simultáneamente con varios traficantes, ya pueden imaginarse las entradas diarias de estos servidores de la patria mexicana.
"En territorio mexicano nadie hace un favor ni regala nada, tampoco existe el humanitarismo y la lástima, todo es negocio y todo es pagado. El que tiene dinero para pagar, pasa, el que no tiene, no pasa, así de sencillo. En realidad les va mal a los compatriotas que se aventuran por su propia cuenta con cien o doscientos dólares en los bolsillos.
"La salida de El Salvador es la cosa más simple, basta el DUI para los adultos y las autorizaciones autenticadas para los menores. Los polleros experimentados, los que hacen tres o cuatro viajes por año, usan vehículos particulares tipo "van", que cambian con frecuencia para evitar que les den seguimiento. En realidad la travesía comienza en la frontera con México. Una vez que se llega al punto previamente pactado con las autoridades mexicanas, ya que se mantienen en constante comunicación a través de los celulares, ya lo esperan a uno y tienen hasta los nombres de los componentes del grupo. A partir de aquí ninguno es molestado y se atraviesa casi la mitad de México sin problemas hasta Veracruz. De aquí a la frontera con los Estados Unidos, la protección se paga a otras autoridades, siempre de Migración y Policía.
"Cuando se llega a un punto de la frontera con USA, digamos por ejemplo el Río Bravo, ya que tienen muchas otras opciones dependiendo de factores y circunstancias, con la ayuda de otra organización mexicana, que dispone de todos los medios necesarios, le avisan al pollero el punto y la hora exacta en que tienen que cruzar con su grupo. Al llegar al otro lado, esta gente es tan eficiente que casi nunca se tiene que esperar más de veinte minutos para trasladar a los viajeros a lugar seguro. En territorio americano son más cuidadosos, porque no hay a quién pagarle protección, jamás usan transporte público o la vía aérea, siempre en vehículos particulares.
"Cuando las cosas no salen bien, ya que ningún sistema es perfecto, los mojados ya están de acuerdo en contestar siempre la misma historia cuando son interrogados, que el pollero los abandonó. A lo sumo tardan unos treinta días en deportarlos si son atrapados en los Estados Unidos, y unos tres o cinco, cuando son cogidos en territorio mexicano. Por lo que platican por los celulares, consideran el pago de la protección como un compromiso muy delicado que se cumple con responsabilidad y ética, porque cuando algunos jefes medios o agentes recién llegados se la llevan de "sacones" o se pasan de la raya, los reportan con los jefes y la situación se normaliza rápidamente como por arte de magia".
El autor es Dr. en Medicina y colaborador de El Diario de Hoy
- 23 de julio, 2015
- 4 de febrero, 2025
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