El enemigo

2001

Reunidos en Quito con motivo de la conmemoración de otro aniversario de la batalla de Pichincha y de la Independencia de Ecuador, no podían desaprovechar la estupenda oportunidad el golpista-presidente y sus escuderos Correa y Evo Morales para tramar otra aviesa agresión contra las mayorías democráticas latinoamericanas y sus instrumentos de defensa frente al proceso de colonización fidelista, del que es sargento mayor el golpista-presidente, fidelismo lacayo del tirano habanero, y de su “tío” Raúl.

El golpista-presidente, el presidente ecuatoriano y el presidente boliviano coincidieron efusivamente en promover que la Unión de Países del Sur (Unasur) promulgue un instrumento legal extranacional, de obligatorio cumplimiento para los países que la integran, que sancione la libertad de expresión, a los medios de comunicación y a los periodistas independientes, que se atrevan a examinar, a analizar y criticar la gestión de los gobiernos de la confederación. Coinciden el golpista-presidente y sus escuderos Correa y Evo Morales en condenar a los medios de comunicación y a los periodistas independientes como el enemigo al que hay que combatir con todos los recursos posibles, hasta eliminarlo definitivamente.

El gobernante ecuatoriano, que próximamente presidirá Unasur, juró que apenas asumió tal posición, adelantará las acciones pertinentes para promulgar un instrumento legal contundente, ejemplar, que meta en cintura la libertad de expresión y sancione penalmente a los medios de comunicación social y a los periodistas que se atrevan a criticar a los gobernantes en la empresa de cubanizar a Latinoamérica, al frente de los cuales, como el más obediente e incondicional mandadero de Fidel Castro, descuella nuestro golpista-presidente, gracias a cuyas gestiones internas en tal dirección ya Venezuela dejó de ser país soberano e independiente, para convertirse en simple colonia abastecedora de las necesidades de la metrópolis antillana.

Es, pues, cosa decidida y anunciada. No sorprenda que, diligente como es en satisfacer cabalmente hasta los pensamientos del golpista-presidente, nuestra (¿?) Asamblea Nacional se adelante a la promesa del gobernante ecuatoriano, y apruebe en los próximos días algún mamotreto elaborado por los “ilustres” diputados Escarrá y Vivas, con el padrinazgo entusiasta de la presidenta Cilia Flores, en el que se recojan y se articulen las amenazas anunciadas en Quito por el golpista-presidente y sus escuderos Correa y Evo Morales contra la libertad de expresión, de información y de opinión y contra los medios de comunicación social y los periodistas independientes.

Podemos imaginar el cuadro, al mero estilo cuartelario que guía la conducta del golpista-presidente. Castigo hasta de treinta años de cárcel para los propietarios de medios en los que se formulen críticas al dictatorialismo, a la corrupción, a la concentración del poder en las solas manos del gobernante, a la inexistencia de Justicia, a la militarización progresista de todas las actividades del país, a la deificación del golpista-presidente, cuya imagen está en cada vereda nacional, en cada calle de cada pueblo, y de cada ciudad, y cuya pública veneración es ritual obligatorio para todos los empleados públicos y para soldados de la institución armada, ahora dirigida por “asesores cubanos”.

La tiranía, pues. Sin máscaras.