La falta de dinero de Hugo Chávez
He aquí otro motivo para preocuparse por las recientes señales de que el dólar de EE.UU. está nuevamente de capa caída: un dólar más débil podría suponer un alivio muy necesitado para el agitador antiestadounidense Hugo Chávez, cuya presidencia empieza a apretarse el cinturón ante una escasez de dólares. Incluso el déspota venezolano está entrando en pánico.
El mes pasado, el mandatario aceleró la campaña bolivariana contra las libertades. Pero, lejos de ser una señal de fortaleza, las medidas que tomó fueron muestras de desesperación diseñadas para frenar una debacle económica.
En el centro del meollo está el precio en dólares del crudo, la fuente predominante de divisas para Venezuela. La burbuja generada por una política monetaria laxa en EE.UU. a principios de la década invirtió un periodo de precios del crudo históricamente bajos a fines de los años 90, y premió a Chávez con un alud de ingresos provenientes del petróleo durante la mayor parte de su década en el poder.
Pero una economía petrolera es una espada de doble filo y en el último año el emulador de Castro se ha vuelto más vulnerable. Un dólar más fuerte y una demanda de crudo reducida han implicado menos dólares para Venezuela. A eso se suma lo que los analistas de la industria llaman una caída significativo en la producción debido a la politización del monopolio nacional petrolero conocido como PdVSA, y es fácil ver por qué las reservas del banco central han ido menguando.
Chávez ha sentido los efectos. El Presidente ha tenido que reducir su práctica de financiar a aliados revolucionarios en el resto del hemisferio. La capacidad del país de pagar importaciones —desde alimentos hasta maquinaria industrial y autopartes— también se ha deteriorado.
La tasa de cambio está fijada en 2,15 bolívares por dólar, pero el banco central no da abasto para suplir los pedidos de los importadores a esa tasa. La tasa en el mercado negro es de 6,5. El tener menos dólares disponibles para mantener los intereses domésticos que lo sostienen en el poder, también es un problema en el horizonte para el tirano.
Nadie entiende hasta qué punto el futuro del régimen depende de restablecer la bonanza de dólares mejor que Chávez. Si la Fed lo complace continuando con el debilitamiento del dólar, tal vez sobreviva.
Mientras, el mandatario está luchando por controlar el efecto dominó de la catástrofe económica que se le avecina.
En el frente político, está haciendo todo lo posible para asegurarse de que sus oponentes no cuenten con recursos. El gobierno central ha estado despojando a alcaldes y gobernadores de la oposición de sus ingresos presupuestarios y su autoridad sobre las escuelas, hospitales y policía. Asimismo, militantes chavistas han bloqueado el ingreso del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, un importante crítico de Chávez, a la Alcaldía desde su elección en noviembre.
En el frente económico, PdVSA parece tener problemas financieros que van en aumento debido a malversaciones de fondos e incompetencia.
Esto explica la nacionalización el mes pasado por parte de Chávez de más de 70 contratistas de servicios petroleros. El boletín informativo VenEconomía, con sede en Caracas, apuntó que el mandatario anunció las intervenciones con gran fanfarria, posando para los fotógrafos junto a la costa del lago de Maracaibo. Pero señaló que aún debería causar mayor consternación la toma de control paralela de cinco plantas de gas, vapor e inyección de agua, que "sostienen casi la mitad de la producción" de crudo. El informe apunta que "muchos analistas advierten que PdVSA no tiene el conocimiento ni las destrezas necesarias para operar esas plantas de modo eficiente", y que, de ser eso cierto, la compañía podría perder una capacidad significativa. La tecnología de inyección recupera las reservas bajas al aumentar la presión bajo tierra.
Entonces, ¿por qué lo hizo? La teoría de VenEconomía es que el gobierno podría haber así tratado de "impedir el cierre de operaciones" por parte de las compañías en señal de protesta por la negativa de PdVSA a pagar varios miles de millos de dólares en facturas atrasadas". Otros han dicho que PdVSA está tratando de ahorrar dinero.
En cualquier caso, la razón es la misma: a Chávez le falta dinero verde. Y aunque el presidente presumió la semana pasada de que Venezuela tiene el dinero más que suficiente para repagar todas sus deudas, eso es dudoso. Algunos cuyas propiedades fueron expropiadas el año pasado, como tres cementeras extranjeras y los propietarios venezolanos de la planta siderúrgica Sidor, no han sido compensados. Un banco español, también intervenido el año pasado, todavía espera compensación.
La escasez de dinero también podría ayudar a explicar la expropiación "temporal" de una fábrica de pasta de Cargill en mayo, con las instrucciones estrictas de que sólo se devolvería si la planta se dedica exclusivamente a la producción de productos de precio controlado.
El problema fundamental es que Venezuela importa una gran parte de lo que consume. Los importadores tienen derecho a obtener los dólares que necesitan a la tasa oficial a través del administrador de divisas extranjeras del gobierno, conocido como Cadivi. Pero en abril, Cadivi empezó abiertamente a aconsejar a los importadores que se dirigieran al mercado negro para obtener dólares. La "sugerencia" de Cadivi es otro indicador de que al gobierno le faltan divisas. Parece haber improvisado una alternativa extra-legal a una vergonzosa devaluación oficial.
Una devaluación implicaría una debacle inflacionaria. La alternativa, una contracción monetaria, supone el riesgo de ralentizar la economía. Ambas opciones serían un desastre político para Chávez. Eso explica el intento de intimidar a Cargill, con el mensaje implícito a todos los productores domésticos de que el control de precios es la ley. El terror por parte del gobierno y la intimidación contra el sector privado son la mejor esperanza para la supervivencia de Chávez mientras espera para ver si el Tío Ben (Bernanke) le da una mano con una nueva tanda de inflación para el dólar.
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