Mario vargas Llosa lo hizo correr

Correo del Caroní

Cundió el pánico en el alma dubitativa del presidente Hugo Chávez. La posibilidad de una discusión seria entre el eximio escritor peruano Mario Vargas Llosa y el primer mandatario nacional, hizo que volvieran los miedos infantiles a inmiscuirse entre sus piernas y el intestino. Su espacio teatral en donde convive con la fauna izquierdizante que lo venera y aclama, no podía ser ultrajado por la inteligencia de uno de los hombres más brillantes que reconozca el idioma español. En el zoológico variopinto que lo rodea, él representa el excelso león que devora las escuetas ideas de sus súbditos. Es por ello, que jamás podría exponer su escasa capacidad para el combate real, frente a alguien infinitamente superior.

Seguramente de haberse dado el match intelectual, y conociendo de sobra los temores ancestrales de Hugo Chávez, éste habría terminado pidiéndole algún autógrafo a Mario Vargas Llosa. Diciéndole que lo primero que leyó en su vida fueron obras suyas; quizás descubiertas la noche anterior en donde a la luz del caletre se aprendió parte de su rica biografía. Todo un montaje para ocultar sus insuficiencias testiculares a la hora de defender, sin público cautivo, sus puntos de vista.

En medio de las dudas, iniciaron la descalificación del novelista. El filósofo del volante Nicolás Maduro, comenzó criticando su doble nacionalidad. Ignorando que la de origen no se pierde jamás, es más, ¿Sabía el iletrado canciller venezolano que Simón Bolívar, Francisco de Miranda y Antonio José de Sucre, fueron considerados ciudadanos españoles, debido a que nuestro país pertenecía a su imperio?

La legislación española del siglo XIX convirtió en nuevos ciudadanos a los antiguos súbditos del absolutismo, y que incluía en su definición de ciudadanos españoles no sólo a los europeos, o sus hijos americanos, sino también a las castas y a los indígenas, lo que tradujo, en tercer lugar, en su trascendencia para las nacientes legislaciones americanas. Así que en cierta forma nuestros héroes mantuvieron una especie de doble nacionalidad. Venezolanos por nacimiento y españoles por el reconocimiento de las leyes de la corona. ¡Qué tal!

Posteriormente, buscaron algunos de esos extraños personajes internacionales que mantiene el petróleo nuestro. Ellos querían hacer su show mediático insultando a los destacados panelistas del foro de Cedice. Evento que por cierto les dolió en el alma.

Oculto tras los barrotes, Hugo Chávez lanzó una de sus cantinfladas. Para el escritor tener la posibilidad de debatir con él, debería de ostentar la banda presidencial peruana, ¿Acaso se necesitan títulos nobiliarios, herencias celestiales o las pruebas irrebatibles del más puro linaje monárquico, para dialogar con alguien que preconiza el ideal igualitario del socialismo?

Mario Vargas Llosa es uno de los más prolíficos escritores de nuestro tiempo. Sus libros se han traducido a más de quince idiomas. Millones de hombres y mujeres del mundo contemporáneo, lo tienen como acompañante de múltiples travesías intelectuales. Cerca de treinta de las más prestigiosas universidades del planeta han contado con su presencia en las aulas. Recibiendo de él todo un cúmulo de profundas enseñanzas acerca del desiderátum de la literatura en su transito hacia la eternidad.

En el 2005 se cumplieron cuatrocientos años de la primera publicación de El Quijote, obra monumental de la literatura universal. Con pomposos actos de gran magnificencia, la Real Academia Española de la Lengua, conmemoró el hecho con una edición de lujo. Para escribir el prólogo de esta fiesta del pensamiento, fue escogido Mario Vargas Llosa, el mismo al que Hugo Chávez Frías, considera sin mayor capacidad para discutir con él. Ni hablar del ministro de cultura de Venezuela, y el vicepresidente Ramón Carrizalez, ambos demostraron una mediocridad sin límites. De Cuba importaron algunos miembros del club de los consumidores de whisky y especias con dinero venezolano. Hablando de libertad semejantes maromeros del circo totalitario.

El maestro peruano hizo correr despavorido al magnate de Miraflores. Sus nervios hacen que más de un tormento gastrointestinal aflore. Ojalá que de semejante maratón de la cobardía, no terminemos los venezolanos pagando los platos rotos.