Venezuela: Ficción democrática

El Universal

Por vía exclusivamente electoral no ganaremos la democracia. He votado siempre, incluso en 2005, y seguiré votando mil veces más, sean cuales sean las condiciones. No renunciaré a mi voto. Sin embargo, llegó la hora de emprender la batalla por el voto efectivo.

Sin presión política, ciudadana y militar, este gobierno no reconoce los resultados electorales. La única elección nacional que se ha ganado fue la del 2D de 2007 (de la cual soy testigo directo) y en ella hubo una fuerte presión social sobre el gobierno. Además hubo presión militar, por la que hoy está preso el General Baduel, le pasaron factura. De no haberse producido estos factores, nunca hubiésemos ganado.

Por otra parte, a menos de siete meses de las regionales del 23N, el desconocimiento de la mayoría electoral es evidente. En las dos principales ciudades del país el gobierno aplastó militarmente la victoria ciudadana, en Caracas dejaron a Ledezma sin presupuesto y sin funciones y en Maracaibo, "renunciaron" a Manuel Rosales, hay muchos ejemplos más.

El CNE está asquerosamente parcializado y aunque las auditorias en caliente y la presencia de testigos en las mesas pueden minimizar riesgos de fraude, nunca sabremos quién vota hasta que no haya una auditoria del REP. Además, la disparidad comunicacional y la utilización de fondos públicos para las campanas son evidentes.

Cada elección trae consigo amenazas a la ciudadanía y a los dirigentes, se utilizan los cuerpos de inteligencia para chantajear a los candidatos utilizando datos de sus vidas privadas. El espionaje a la cubana y su utilización para amedrentar es una técnica muy usada.

En conclusión, el sistema venezolano es una ficción democrática, tan irreal como macabra. Es un juego cómodo para algunos dirigentes, que se llaman demócratas, y para muchos ciudadanos con una gran capacidad de negación. Hay que entender que si no hay resistencia no habrá democracia. No hay un camino más corto, más fácil o menos costoso.