En Irán, los jóvenes desafían al presidente
TEHERAN.- Las elecciones presidenciales de pasado mañana en Irán involucran un espectro de asuntos tan amplio que va desde las tensiones internacionales por su programa nuclear hasta aspectos del espacio privado de las personas, en el que es poco común que un gobierno interfiera.
Por eso, los jóvenes están saliendo a la calle como no se había visto nunca antes en este país para apoyar al principal candidato opositor, el reformista Mir Hossein Moussavi, en su lucha con el presidente Mahmoud Ahmadinejad, que busca la reelección. Es uno de los factores que han hecho de esta campaña un proceso mucho más competitivo y emocionante de lo que se había previsto.
Nazanin, una fotógrafa publicitaria de 25 años, dejó su cámara en casa y camina armada con una pulsera del color distintivo de la campaña, el verde, y cientos de volantes para repartirlos entre los autos. Usa zapatillas Converse del mismo tono, jeans y una campera que cae casi hasta las rodillas, muy ajustada a su cuerpo. "A mí no me gusta la política", dice casi a la defensiva. ¿Y por qué participas ahora en ella? "No es política, es una lucha por la libertad, contra los fanáticos religiosos."
En Irán, la ley dice que todas las mujeres tienen que observar el hijab , es decir, guardar la "modestia". Por ello se entiende que deben estar cubiertas de pies a cabeza, sin mostrar más que las manos y el rostro.
Pero además de atractivas, las iraníes son coquetas y saben cómo arreglárselas para sacarle provecho al asunto: sus ropas resaltan la figura, utilizan un maquillaje preciso y eficaz, se ponen atractivos pañuelos de colores y se los colocan no donde termina la frente, sino de medio cráneo hacia atrás. Eso les permite lucir complejos peinados en la mitad delantera del cabello, con reflejos, rizos o puntas punk .
Es lo que los conservadores llaman "mal hijab ". Y lo que ellos quieren que la policía moral, hombres barbados con uniforme verde oscuro, persiga con mayor decisión.
Las chicas, y los chicos que las cortejan, desean lo contrario: que el hijab no sea obligatorio. Que ocultar el cabello sea opcional. Que no lo metan a uno a la cárcel por comprar una botella de vodka. Que la mujer pueda pedir el divorcio. Que tenga derecho a la custodia de los hijos. Que haya igualdad de género. Son todas cosas que Ahmadinejad considera peligrosas para la sociedad de la República Islámica. Y que, en cambio, apoya el principal candidato opositor.
Moussavi fue primer ministro entre 1981 y 1989, en tiempos de la guerra entre Irán e Irak. Tras la muerte del jefe de la revolución, el ayatollah Khomeini, Moussavi vio ascender a la posición de "líder supremo" a su rival conservador, el ayatollah Alí Khamenei. Por eso, se retiró a su casa, para dedicarse a la pintura. Durante 20 años estuvo alejado de la política.
La temperatura de la calle
Cuando volvió, hace unos meses, nadie pensaba que este hombre, desconocido para los iraníes menores de 30 años, que conforman la mitad de la población, pudiera presentarle un reto creíble a Ahmadinejad.
Pero dio la sorpresa, y hoy lo que parecía una victoria segura para el presidente se ha convertido en una apuesta abierta.
Las encuestas están prohibidas, así que sólo queda medir la temperatura de la calle. El viernes pasado, el día de oración y descanso en Irán, Ahmadinejad se presentó en la plaza Imam Khomeini de la ciudad de Esfahan, que es supuestamente la segunda entre las más grandes del mundo.
No la llenó, pero frente a un templete los cuerpos ondulaban pegados unos a otros. La oratoria del candidato no fue brillante, pero eso no les importó a los espectadores, que admiran al hombre que se burló de George W. Bush (sin mencionar a Barack Obama) y dijo que nadie le podría quitar a Irán el derecho inalienable de desarrollar la energía nuclear.
Ese fue el clímax: los extasiados seguidores agitaron las banderas nacionales en un aullido común de Allah Akbar (Alá es grande).
¿Para qué quiere Irán energía nuclear, si le sobra petróleo? Dos asistentes gubernamentales no se preocuparon tanto por ese detalle. Lo importante era que con Ahmadinejad nadie humillaría a Irán.
Los votantes del presidente están en las clases bajas, sobre todo en las rurales. Ahmadinejad empleó una parte importante de las ganancias extras por los altos precios de los hidrocarburos en otorgar apoyos económicos al campo.
Moussavi, por el contrario, es popular en la clase media, que es moderna y cosmopolita. Sus integrantes vieron llegar y marcharse la bonanza petrolera, pero no los beneficios. Y resintieron el recrudecimiento de la confrontación con Occidente, los efectos de las sanciones internacionales, los problemas para viajar al exterior con pasaporte iraní.
A Moussavi, en cambio, lo ven como el indicado para arreglar las cosas. Y a su mujer la comparan con Michelle Obama. Al verla por televisión, no resulta obvio por qué: ella sí observa un hijab "bueno", con chador (una tela negra que cae de la cabeza a los pies) bien puesto. Pero es una académica con dos doctorados y, en contra de la costumbre, hace campaña con su marido. Que no propone renunciar a la energía nuclear, pero sí está dispuesto a negociar con Obama su acceso a ella y otros temas.
Demostraciones masivas
La democracia iraní puede ser limitada, tutelada y autoritaria, pero ahora demuestra que no está cansada. Aunque conocieron a Moussavi hace apenas unas semanas, miles de jóvenes se han volcado a las calles con sus pulseras y estandartes verdes, de a dos y hasta tres en pequeñas motos, a pedir el voto para él.
Es una rara oportunidad de liberación también porque, según se rumorea, hay importantes grupos dentro del régimen descontentos con Ahmadinejad, que han presionado para que la policía los deje actuar. A falta de partidos políticos, que están prohibidos, los chicos hacen las cosas a su modo, espontáneo y juguetón.
Si ninguno de los candidatos obtiene más de la mitad de los votos, habrá una segunda vuelta el 19 del actual entre los dos primeros. Muchos temen que Khamenei intente manipular los resultados en contra de Moussavi. Otros confían en que el proceso funcionará. Las jóvenes, mientras tanto, no se quedan pensando en ello de brazos cruzados. Están en las calles, con sus cintas verdes y su hijab "malo". Para que mañana no sea así. Ni sea obligatorio.
Perfil
-
En el gobierno . Mir Hosein Moussavi fue primer ministro de Irán entre 1981 y 1989, en los tiempos de la guerra con Irak. Tras la muerte del jefe de la revolución, el ayatollah Khomeini vio ascender a la posición de "líder supremo" a su rival conservador, el ayatollah Khamenei. Se retiró de la política durante 20 años.
-
Ascenso vertiginoso . Su figura creció notablemente luego de enfrentarse acaloradamente con Ahmadinejad durante un debate televisivo, la semana pasada.
-
Respaldo juvenil . Moussavi cuenta con una sólida base de apoyo entre los más jóvenes, desencantados con los esfuerzos de Ahmadinejad para devolver al país la austeridad islámica de la revolución de 1979. En los actos de Moussavi participan miles de seguidores vestidos de verde.
- 23 de enero, 2009
- 23 de diciembre, 2024
- 24 de diciembre, 2024
Artículo de blog relacionados
El autor presentará su último libro "El atroz encanto de ser argentinos 2"...
5 de mayo, 2007Por Armando Ribas Diario Las Americas Las próximas elecciones en Estados Unidos, en...
31 de octubre, 2008Por Kathryn Westcott BBC Mundo A las doce en punto del mediodía de...
1 de marzo, 2007- 18 de enero, 2013