Activismo positivo y negativo
Otro caso mucho más trágico ha sido la oposición histérica de activistas ambientales a los pesticidas que matan insectos portadores de graves enfermedades. Desde que se prohibió el uso del DDT, enfermedades como la malaria y el dengue han aumentado. La Organización Mundial de la Salud estima que la malaria mata a alrededor de un millón de personas anualmente y hay entre 300 y 500 millones de nuevos casos de malaria cada año. Los activistas rehúsan aceptar el hecho que las alternativas al DDT que se utilizan hoy son mucho menos efectivas y, además, muchas de ellas resultan tóxicas para peces y otros organismos acuáticos.
China no ha permitido que grupos como Greenpeace, Internacional de Consumidores y Amigos del Ambiente interfieran en los adelantos en las modificaciones genéticas que han aumentado considerablemente la producción de arroz, algodón, tomates, etc., eliminando el hambre y aumentando considerablemente el bienestar general de la gente.
Por otra parte, un activismo positivo podría remediar las fallas en la manufactura de productos chinos, evitando la inclusión de plomo en la pintura de juguetes, lo mismo que añadir melamina a comida para perros y también glicol dietileno a la pasta de dientes, por lo que murieron unas cien personas en Panamá.
Un activismo positivo por parte de grupos de consumidores presiona a los gobiernos a penalizar el comportamiento poco ético de aquellos que hacen daño a la salud pública.
El autor es médico y biólogo investigador de Hoover Institution, Universidad de Stanford.
- 23 de julio, 2015
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