En Bolivia, la política llega hasta los cómics

LA PAZ.- Jueces corruptos, políticos, líderes regionales separatistas y dirigentes con poco amor por Bolivia tienen quién les haga frente. Se trata de Supercholita, una heroína andina de historietas bolivianas, que, además de eludir misiles, carga con la difícil misión de acabar con la corrupción y la impunidad del país.

De ojos enormes y pestañas largas, Supercholita viste como las mujeres de su país, pollera colorida y mantilla, pero no usa sombrero bombín porque vuela como Superman. Pero no está sola: Kollaman, de rasgos mestizos, vestido con un colorido poncho, una gorra de béisbol y unas falsas zapatillas Nike, también hizo su entrada en el cómic para "salvar a Bolivia" de estos villanos.

Los dos singulares personajes de ficción se asemejan en que trazan las desventuras de un país marcado por la polarización política, social y regional, pero se diferencian en el origen de sus creadores.

Rolando Valdez, de 34 años, es el creador y guionista de Supercholita. Es un enfermero desocupado y divorciado que se gana la vida con la venta de CD pirata en una feria de El Alto, ciudad vecina a La Paz y una de las urbes más pobladas y pobres del país.

Por otro lado, el cerebro detrás de Kollaman es Juan Manuel Montes, de 19 años, un chico de clase media y estudiante de comunicación audiovisual en una universidad privada.

La Supercholita hizo su presentación hace dos años, durante un encuentro internacional de historietas. En la primera entrega de sus aventuras, el presidente Evo Morales le pide a la "compañera Supercholita" ayuda para "sacar el país adelante", pero ella reconoce sus limitaciones y admite: "Lo siento, Evo, pero milagros no hago", recuerda su creador.

Desde entonces, la revista alcanzó siete números, varios de ellos por encargo de instituciones con fines educativos, ya que en una de las series la heroína enseña a hacer chuño, una papa deshidratada muy usada en la comida criolla de las regiones andinas, y en otra educa sobre derechos y obligaciones de las empleadas domésticas, que en su mayoría son indígenas como ella.

En sus dos últimos números, la revista recrea la rebelión popular de 2003, que provocó la caída del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, llamado "El Gringo".

Y, en su última entrega, "El Gringo contraataca", la Supercholita debe enfrentar a poderosos señores de la impunidad y la corrupción judicial, y hasta aparece el Tío Sam, en alusión al pedido de extradición a Estados Unidos, donde vive Sánchez de Lozada.

Kollaman, cuya ilustración está retocada en computadoras y tiene un aire futurista, nació hace un año como un experimento universitario que pretendía medir la influencia de personajes de ficción en los escolares.

"El éxito fue tal que después llevé la serie a una revista en la Web", comentó Montes.

El autor describe a Kollaman (hombre del occidente boliviano) como un antihéroe regional, muy nacionalista, que "muere por la patria y va a salvarla, cueste lo que cueste", y que hace justicia por sí mismo, como ocurre con un líder separatista en una de las historias.

"Kollaman tiene fe en que puede cambiar Bolivia. Mi historia marca el amor que siento por mi país", precisó Montes.