Venezuela: La democracia como careta
La democracia es en todas partes del mundo, y por supuesto en Venezuela durante décadas, un sistema político de libertades ejercidas dentro de un Estado de Derecho respetuoso de la persona humana. Por eso aunque el proyecto de Hugo fue desde el principio el modelo cubano llamó a su pretendida revolución “democracia participativa” para intentar taparle la cara fea de una dictadura totalitaria donde ni hay libertades, ni existe un Estado de Derecho, ni se respeta a la persona humana. Lo mismo que sucede ahora aquí. Todo lo decide el gran patrono.
La careta democrática de esta revuelta, para la inmensa mayoría, hace tiempo que se le cayó a pesar del engaño y el esfuerzo propagandístico que se hizo por conservarla. Sin embargo aún se mantiene, por políticos y medios de comunicación en sus declaraciones e informaciones, la nomenclatura propia del sistema democrático de gobierno para llamar a los poderes del Estado cuando hace rato que no son autónomos y reciben órdenes militares amenazantes para que se haga lo que el autócrata exige como hizo hace poco con la fiscal de una supuesta Fiscalía, con la presidenta de un supuesto TSJ y con el encargado de la Oficina de Obras Públicas y otros más funcionarios molesto porque no se imputaba a Globovisión.
Este trato público indigno confirmó que no hay poderes autónomos en Venezuela ni tienen tampoco los llamados Ministerios tal categoría pues se trata de oficinas que cumplen órdenes militares. Se les siguen llamando, sin embargo, Ministerios nombre propio de los sistemas parlamentarios. Pero lo más chocante es que se le identifica como Ministerios del Poder Popular… para las Relaciones Exteriores, etc, etc., cuando aquí no se les puede llamar Ministros a quienes son “mandaderos” del autócrata y los tales ministros no responden a la Asamblea como los nombrados Diputados no responden tampoco al pueblo Soberano sino que son regañados en público por el autócrata.
¿Dónde queda aquí el respeto a la persona del funcionario y al Poder Popular? No se ve por ninguna parte. Se trata de una careta que esconde al PM (Poder Militar) que es el único que realmente existe. La realidad es que no tenemos ni poderes independientes, pues están subordinados, ni tampoco existe el Poder Popular sino el Poder Militar. Lo mismo sucede con las decisiones que toma la supuesta Asamblea para que les den el hermoso título de “Leyes de la República”, otra mentira más, porque su naturaleza propia es la de “bandos militaristas” a las que se viste de leyes en este juego de “democracia participativa”.
Las leyes suponen una Asamblea Plural y una discusión abierta cuando todo lo que les envía el autócrata es siempre aprobado si es que no quiere la presidenta de esa Asamblea que la regañen públicamente. Vergonzoso este trato aunque se lo merezcan.
Después de este breve análisis uno se pregunta, ¿por qué seguir manteniendo la careta democrática cuando hay que destruirla? ¿Por qué seguir siendo cómplice del autócrata y llamarle poderes a conserjerías del Ejecutivo, Ministros a quienes no llegan a ser ni secretarios de despacho, poder popular al Poder Militar y leyes a bandos militaristas? ¿Por qué? ¿Acaso nos agrada vivir en la mentira?.
El autor es Profesor de Instituciones Políticas de la UCAB.
- 20 de enero, 2025
- 17 de enero, 2025
- 20 de enero, 2025
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