Los medios en la picota
Ante la ineficiencia, la corrupción y la inseguridad de algunas revoluciones, la solución es matar al mensajero, en este caso, cerrar los medios. La amenaza en contra de muchos medios en América Latina avanza.
Hoy, en Venezuela vivimos lamentables violaciones en contra de la libertad de expresión manifestada a diario por el acoso y cierre de medios; hace un par de años fue Radio Caracas TV que después de 52 años se le eliminó la frecuencia; ahora es Globovisión, otro canal independiente que se encuentra amenazado y acosado por el Gobierno nacional, ¿las razones? Denuncias.
Lo más grave de todo esto es que el propio presidente Hugo Chávez es quien da las órdenes a los poderes competentes y dice: “Si ustedes no lo hacen —refiriéndose a esos poderes— tendré que hacerlo yo mismo”.
Ante esta orden, voz en cuello, todos los organismos se ponen en acción y se hacen presentes para las penalidades, también hacen lo propio los maleantes que, pagados por el Gobierno, agreden a reporteros y camarógrafos en las calles.
Les confiscan equipos, los acosan, los roban y los multan, la última es de $2 millones y en cualquier momento se espera el cierre definitivo.
Los ciudadanos, solidarizados con el canal, estamos recogiendo dinero para contribuir a pagar la multa, lo que nos ha hecho blanco de múltiples insultos por parte del Gobierno nacional, asunto que se ha hecho costumbre, quiero decir los insultos.
Pero las amenazas a los medios no han quedado ahí, sino que se extienden a la fiscalización de los canales por cable, el uso de la Internet, y la revisión de las frecuencias de radio que están por vencerse.
Mientras todo esto sucede, el Gobierno Nacional monopoliza la información desde los canales del Estado convirtiéndolos en panfletos propagandísticos donde ninguna persona que no apoye al gobierno tiene acceso; controla además la más grande red de radios en todo el país, periódicos, revistas, blogs y, en los últimos tres años, a través de las emisoras comunitarias, todas financiadas por el Gobierno están a su merced.
Similar situación vive hoy Teleamazonas en Guayaquil, Ecuador, que está a punto de que le retiren definitivamente la frecuencia por ser un canal disidente. En Bolivia —mientras tanto— La Asociación Nacional de Prensa denuncia que los medios y los periodistas son blanco de intolerancia por parte de autoridades y del propio presidente de la República. En Nicaragua el Centro de Investigaciones de la Comunicación (Cinco) denunció que el Gobierno “ha limitado algunas libertades y ha discriminado el acceso a las fuentes de información a los periodistas”. Es decir que no por casualidad los países pertenecientes al tan mentado ALBA viven la misma situación ¿Será parte de la política? o ¿la información les duele mucho porque desnuda su ineficiencia y sus revoluciones corruptas?
Creo que llegó la hora de poner las barbas en remojo y pensar que la libertad de expresión está amenazada en gran parte de la región, no solo nos corresponde a los periodistas cuidarla y luchar por ella, esto debe ser un trabajo de toda la sociedad unida; porque el desarrollo de un país se mide por sus libertades y la libertad de expresión es una de ellas.
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