Socialistas, crisis y capitalismo
No ha fracasado el capitalismo, sino una ficción creada por los socialistas mismos.
Defino dos géneros de socialistas: los puros, y los impuros. Los puros tienen fe religiosa en la ideología marxista; y ansían abolir el capitalismo, o economía libre. Los impuros no tienen semejante fe. Heréticamente creen que el marxismo debe ser renovado, porque la historia misma lo exige; y esa renovación prefiere conservar alguna porción de maldito capitalismo.
En el género de socialistas puros, defino dos especies: ortodoxos, que pugnan por instituir el marxismo por medio de una violenta revolución; y heterodoxos, que pugnan por instituirlo pacíficamente. En el género de socialistas impuros, defino también dos especies: ortodoxos, que prefieren instituir pacíficamente un renovado marxismo, aunque admiten la posibilidad de instituirlo por medio de una violenta revolución; y heterodoxos, que prefieren instituirlo sólo pacíficamente.
En cada especie hay variedades. Definiré, por su licenciosa abundancia, sólo variedades de la especie de socialistas impuros heterodoxos; y de esas variedades, definiré sólo las seis más notables. Primera, los versátiles. Están dispuestos a cambiar en función de casuísticos intereses políticos. Segunda, los darwinianos. Transigen para adaptarse y subsistir. Tercera, los tolerantes. Aceptan cualquier modalidad de socialismo. Cuarta, los lucrativos. Procuran beneficiarse económicamente de ser o parecer socialistas. Quinta, los resentidos. Sufren la riqueza ajena más que la miseria propia. Y sexta, los imbéciles. Por causa de un aciago destino mental, jamás comprenderán qué o qué no es el capitalismo.
Los socialistas de cualquier género, especie o variedad, afirman que la crisis económica actual que sufre el mundo, es una prueba de que el capitalismo ha fracasado. Hasta creen que ha muerto, y jubilosos se embriagan sobre su imaginada tumba. Empero, ha fracasado un régimen económico dirigido por el gobierno. Lo ha dirigido con su exclusivo poder de crear dinero, influir en la tasa de interés, e imponer la oferta de crédito bancario. Ha fracasado, pues, un ficticio capitalismo. Es una ficción que, con alucinógeno delirio, los socialistas mismos han creado para autocomplacerse.
El filósofo Ludwig Wittgenstein afirmaba que nada es tan difícil como no engañarse a uno mismo. Los socialistas brindan un ejemplo de esa dificultad; y se autoengañan hasta la estupidez; es decir, hasta creer lo que, repudiado por la realidad, ansían creer: que ha fracasado, no la economía dirigida, o economía anticapitalista, sino el capitalismo.
Nunca ha habido capitalismo puro, sino sólo capitalismo impuro. La impureza ha sido la proporción dominante, aportada por el gobierno, porque no ha pretendido normar jurídicamente la libre actividad económica para que esté sometida al derecho, como debe estarlo toda actividad humana, sino que ha pretendido dirigirla. Esa pretensión ha sido causa de espantosas catástrofes económicas, como la actual.
Post scriptum. Si los socialistas quieren creer que un elegante corcel es un torpe rinoceronte, está permitido que lo crean. Generosa la estulticia es. Y si esa zoológica confusión les causa dicha, muy dichosos sean.
- 23 de julio, 2015
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