España: Ultraderechistas de izquierda
Libertad Digital, Madrid
Durante las últimas semanas la prensa ha estado dando voces de alarma sobre el avance de la "ultraderecha" en las recientes elecciones europeas. También recibe el nombre de derecha dura, extrema derecha, derecha populista… La clasificación sugiere que grupos como el Partido Nacional Briánico (BNP), el Partido para la Libertad de Geert Wilders (PVV), el Partido de la Libertad de Austria de Haider (FPÖ), el Frente Nacional de Le Pen (FN), o la Falange Española están "a la derecha" de los partidos liberales y conservadores, o lo que es lo mismo, son una versión radical de estos o llevan sus principios más lejos.
Esta clasificación sobre el eje izquierda-derecha es muy conveniente para los partidos de izquierda. A diferencia de la ultraizquierda, la ultraderecha está muy mal vista y los partidos izquierdistas pueden explotar la supuesta cercanía de la derecha con sus extremos para obtener votos centristas. Si te asocian tangencialmente con el franquismo o la xenofobia tu imagen y tu apoyo se resienten, pero que te asocien con los comunistas no parece importarle a nadie.
El problema con el eje izquierda-derecha es que no captura fielmente, ni siquiera esencialmente, las similitudes y las diferencias de los distintos partidos y corrientes del espectro político. El denominador común de todos los grupos considerados de "ultraderecha" es su hostilidad a la inmigración, en particular la musulmana, y su ferviente nacionalismo y tradicionalismo cultural. ¿Pero son el sentimiento anti-inmigración y el nacionalismo los atributos que definen a la derecha en oposición a la izquierda? La izquierda es más favorable al multiculturalismo y la inmigración, pero en rigor apenas hay diferencias entre las políticas migratorias del PP y el PSOE. En cuanto al nacionalismo, claramente no es exclusivo de la derecha (BNG, ERC…).
Si buscamos otros denominadores comunes con partidos que no son tildados de "ultraderechistas" encontramos otras similitudes. En el programa económico del racista BNP inglés puede leerse: "La globalización, con su exportación de empleos al Tercer Mundo, está trayendo la ruina y el paro a las industrias británicas y a la comunidades que dependen de ellas". Un aserto que podría incluirse en cualquier panfleto anti-globalización izquierdista. El BNP está en materia económica a la izquierda del laborismo: a favor de aumentar las pensiones públicas y el presupuesto de la sanidad, mejorar la protección de los trabajadores, nacionalizar industrias clave…
En el manifiesto de Falange Española hay puntos casi marxistas: "Creemos que es necesario sindicalizar la economía nacional", o "los trabajadores, a través de los Sindicatos unitarios y verticales deben ser los propietarios de los bienes de producción", o "la propiedad debe fundamentarse en la propia naturaleza de los bienes (los de uso y consumo, privados; las viviendas, pequeños negocios, etc., familiares; los de producción, sindicales o comunales y los de interés social o nacional, estatales)."
Por tanto, no está claro que la "derecha moderada", donde suele incluirse a conservadores y a liberales, tenga más rasgos en común con la ultraderecha que la izquierda o (especialmente) la ultraizquierda. En ocasiones sí, en muchas otras es más bien lo contrario. Un eje riguroso debería situar en extremos opuestos a los partidos o corrientes ideológicamente más distantes entre sí. Pero como hemos visto, no son tantas las diferencias entre algunos partidos de ultraderecha y los partidos izquierdistas, sobre todo en materia económica. Por el contrario, el liberalismo y las corrientes ultraderechistas o ultraizquierdistas no se parecen virtualmente en nada.
El liberalismo está en contra de las invasiones a la libertad en todos los ámbitos. El comunismo y el fascismo están a favor de una totalitaria intervención estatal y de la sistemática represión de conductas pacíficas, aunque a veces pongan el énfasis en temas distintos. El liberalismo y el comunismo/fascismo son las corrientes que deberían ocupar los extremos del eje, como ya identificó Friedrich Hayek en Camino de Servidumbre. Libertad, voluntariedad, cooperación en un lado; coacción y estatismo en el otro. Pese a las diferencias entre el comunismo y el fascismo, un comunista se encontraría más a gusto en una sociedad fascista que en un libre mercado irrestricto, y lo mismo cabe decir del fascista.
Los partidos deberían ordenarse en función de su apego por la libertad: la libertad de hacer con nuestro cuerpo lo que queramos, la libertad de administrar nuestro dinero y nuestro negocio, la libertad de contratar e intercambiar, la libertad de expresarse y asociarse, la libertad de emigrar e inmigrar. En España, la Falange está en el extremo estatista del eje, en compañía de Izquierda Unida y demás grupúsculos comunistas. Los demás partidos del arco parlamentario se ubican también en el lado intervencionista, un poco más hacia el centro. Tanto ultraderechistas como ultraizquierdistas deberían regocijarse de que en el extremo opuesto, el de la libertad, no haya ningún partido.
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