La industria de las teorías conspirativas
MIAMI.- La advertencia, que viene circulando profusamente desde hace algunas semanas por internet, dice: "Por orden ejecutiva, el presidente Barack Obama dispuso la asignación de 20,3 millones de dólares en «ayuda migratoria» a los refugiados palestinos y a «víctimas del conflicto» en Gaza".
"Esta «decisión presidencial», que permite la radicación en los Estados Unidos de cientos de miles de palestinos con vínculos con Hamas, fue firmada el 27 de enero y publicada en el Registro Federal el 4 de febrero, sin que los miembros del Congreso ni la prensa se hubieran dado por enterados."
¿Será posible? ¿Cientos de miles de palestinos llegarán a los Estados Unidos pagados con el dinero de los contribuyentes norteamericanos y nadie dice nada?
En efecto, el memorando firmado por Obama, que lleva el número E9-2488 y fue dirigido a la Secretaría de Estado, afirma: "Por la autoridad investida en mí por la Constitución y las leyes de Estados Unidos […] yo decreto […] que es importante para el interés nacional suministrar ayuda en una suma que no debe exceder los 20,3 millones de dólares del Fondo de Emergencia para la Asistencia de Refugiados y Migración, para hacer frente a las necesidades inesperadas y urgentes de los refugiados, incluidas las contribuciones a organizaciones internacionales […] y gastos administrativos de la Oficina de Población, Refugiados y Migración del Departamento de Estado, relacionados con las necesidades humanitarias de los refugiados palestinos y víctimas del conflicto de Gaza".
¿Hacen falta más pruebas?
1) El primer jefe de Estado al que Obama llamó tras asumir la presidencia fue al presidente palestino, Mahmoud Abbas.
2) La primera entrevista exclusiva que concedió fue a la cadena árabe Al-Arabiya.
3) Ordenó la suspensión de los juicios militares y el cierre de la cárcel de Guantánamo.
4) Ordenó el cierre de los centros de interrogatorio de la CIA en el exterior.
5) Retiró los cargos contra los responsables intelectuales de los ataques al USS Cole y al World Trade Center.
¿Qué duda cabe? Obama es un agente árabe encubierto que se propone entregar al país a las oscuras fuerzas del islam.
Con esta lógica y estos argumentos, trabaja la industria de las teorías conspirativas. Quienes las generan no son delirantes crédulos, ni escépticos suspicaces: son operadores fríos, políticamente motivados, que saben que existe una gran masa de alienados dispuestos a comprar la explicación de que su frustración o su fracaso no son su responsabilidad personal, sino obra de una gigantesca conjura que pueda ser sionista, árabe, masónica o marxista.
El memorando firmado por Obama existe, naturalmente. Pero lo que no aclara la circular anónima es que, de los mencionados 20,3 millones de dólares, 13,5 serán destinados al fondo de la ONU para los refugiados palestinos; seis millones, al Comité Internacional de la Cruz Roja, y 800.000, a la oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios. No hay ni un solo dólar asignado a "la radicación en los Estados Unidos de palestinos vinculados a Hamas".
Veneno ideológico
Los promotores de estas teorías no aprietan personalmente el gatillo, pero el veneno ideológico que diseminan puede instigar a alguien tan perturbado como el fanático religioso Scott Roeder a asesinar al médico abortista George Tiller en Wichita, Kansas, o al supremacista blanco James Wenneker von Brunn a atacar el Museo del Holocausto, en Washington.
En el ensayo Tóxico para la Democracia: c onspiraciones, demonización y chivos expiatorios, Chip Berlet, periodista y especialista en la metodología de grupos extremistas, afirma: "Gurús de ultraderecha se dedican a demonizar a grupos e individuos elegidos como chivos expiatorios en nuestra sociedad, insinuando que es urgente detenerlos para impedir que destruyan la nación".
"Alguna gente muy iracunda, la audiencia, ya está convencida de las teorías conspirativas en las que estos mismos chivos expiatorios son presentados como subversivos, destructivos o perversos. Si se agregan ideas apocalípticas agresivas que sugieren que el tiempo se acaba y que una acción rápida es urgente, uno tiene la perfecta combinación de resentimiento movilizado que amenaza con sembrar la intolerancia y la violencia en los Estados Unidos."
No es casual que la elección del primer presidente afronorteamericano coincida con un auge de la actividad de grupos supremacistas, como tampoco es casual que teorías conspirativas antisemitas proliferen en tiempos de inestabilidad económica.
La historia, después de todo, siempre termina repitiéndose.
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