Guatemala: Puras ranas…
El primer motorista cerró el paso al vehículo de mi amigo. El segundo lo encañonó para consumar el asalto. Al seguir su camino, mi amigo notó que había un tercer motorista de su lado derecho. Todos circulaban en estricto cumplimiento del recién entrado en vigor acuerdo gubernativo 105-2009: cascos, chalecos y un pasajero por moto. No. No hubo tiempo de tomar placas. Los nervios traicionan frente a una pistola.
Dice la Policía Nacional Civil que los asaltos en moto bajaron un 50 por ciento entre abril y mayo. Irrelevante estadística para mi amigo y para todos los motoristas que perdieron el cien por cien de su libertad, al no poder circular libre y honradamente como lo hacían antes. Encima de todo, hay que tratar la estadística con el realismo que no permite la propaganda gubernamental: la medida no reducirá el crimen. Los delitos bajan mientras los criminales se adaptan. Claramente, ahora, los delincuentes cumplen estrictamente con el infame acuerdo gubernativo para seguir, tranquilamente, violando la ley. Irónico ¿no? Yo diría más bien ingenuo.
La ingenuidad del Gobierno es únicamente comparable con la de la ciudadanía que cree que perdiendo libertad ganará seguridad. Así es como creemos que bloqueando el derecho constitucional a la portación de armas de fuego estamos más seguros. Que haciendo ilegal la circulación de dos en una moto se reducirá el crimen. Que impidiendo las adopciones se garantizan los derechos de los abandonados. Que prohibiendo la comercialización de ciertos fertilizantes protegemos a los campesinos. Como no portamos arma, o no nos interesa andar en moto o no vamos a adoptar o no somos campesinos, somos ingenuos pensando que somos inmunes a los efectos de la coerción estatal y la consecuente pérdida de libertad. Siempre saldrá afectado alguien más ¿correcto? Por eso es que no nos interesa ni siquiera salir a manifestar a favor de que se haga justicia en Guatemala. Triste error, porque cuando nos toque ya será demasiado tarde. Allí se nos aplicará aquello de “no llores como cobarde lo que no supiste defender con valentía”.
Los chapines estamos como la receta de ¿cómo cocinar a una rana? Obviamente no es recomendable tirarla al agua hirviendo porque ésta buscaría salirse inmediatamente. Sin embargo, si la echamos en un perol con agua tibia y lentamente vamos aumentando la temperatura, para cuando se dé cuenta que la están hirviendo, será demasiado tarde y habremos logrado el objetivo. Así que, colegas ranitas, si no le ponemos un freno a los abusos del Gobierno en contra de la libertad, el Estado nos terminará cocinando a su sabor y antojo. Recordemos que el único que tiene el poder para hacerlo es el Gobierno y que éste debería estar para proteger nuestra vida, libertad y propiedad, no para coartarla.
- 23 de julio, 2015
- 28 de enero, 2025
- 27 de enero, 2025
Artículo de blog relacionados
The Wall Street Journal Americas El 4 de mayo pasado, Chevron Corporation se...
14 de mayo, 2012- 27 de marzo, 2007
BBC Mundo Incertidumbre. Es la palabra con que el analista Jesús Silva Herzog...
2 de septiembre, 2012El Blog de Montaner Carlos Alberto Montaner nos explica en qué consiste el...
21 de julio, 2020