Dictadores eran los de antes
La referencia era a las dos actividades predilectas que tenía el emperador Julio César para distraer a las masas: regalarles trigo y darles entradas para las carreras de carruajes.
Ciertamente sería una torpeza esperar cosas similares de los actuales mandamás latinoamericanos, a quienes el olvido devorará muchísimo antes de que transcurran los dos mil años que ya lleva Julio César en la historia universal: ahora no hay pan, y el circo es muy malo. Dictadores eran los de antes.
Los hechos no serían tan graves si las prácticas de estos aprendices de Julio César ocurriesen en un planeta menos desarrollado económicamente, y carente de todo tipo de interconexión, como era el mundo de su maestro. Lo de maestro es una cortesía, suponiendo que estos aprendices al menos conocen el nombre del romano. Algo rigurosamente incierto.
Es evidente que la realidad del Siglo XXI es muy diferente a la del viejo imperio: las malas decisiones de política económica ahuyentan, a la velocidad de la luz, tanto a las inversiones como a los inversionistas.
Y ese no es un problema para los inversionistas, que rápidamente encuentran otros lugares para invertir, sino para quienes vivimos en la región, que vemos severamente disminuidas las oportunidades de progresar económicamente, así como de mejorar el nivel de vida de nuestras familias. Algo rigurosamente cierto.
Pero sería una ingenuidad creer que las malas decisiones de política económica tomadas por los aprendices de Julio César son casuales, y que están impulsadas exclusivamente por la corrupción y por la satisfacción de sus enormes egos.
Por cierto, corrupción y ego no son poca cosa para explicar tanto desatino, y sin dudas dan cuenta de buena parte de esas "malas" decisiones económicas. Pero sin embargo hay algo más. Y por ello el encomillado.
En efecto, la mencionada disminución de oportunidades de progreso económico resultante de la falta de inversiones, es vital para sostener el perverso esquema donde la miseria garantiza el clientelismo, imprescindible para que los aprendices de Julio César mantengan sumergida a una gran parte de la población de sus países. Hablando de miseria, esto es miserablemente cierto.
La relación inversa entre el autoritarismo y el progreso económico ha sido motivo de amplia reflexión en nuestra región, siendo muy ilustrativo un libro titulado justamente "El autoritarismo y la improductividad", del recientemente fallecido escritor argentino José Ignacio García Hamilton, quien hace unos años había visitado El Salvador para presentar otro de sus libros, el no menos interesante "Por qué crecen los países".
El planteo de García Hamilton parte del supuesto, difícilmente refutable, que en Hispanoamérica existe una tradición política autoritaria, entendida como "un conjunto de creencias, sentimientos, ideas, opiniones, esperanzas y actitudes que hacen posible la aceptación de tutelajes y la renuncia al autogobierno". Esto es lamentablemente cierto.
Los capítulos de "El autoritarismo y la improductividad" son, entre otros: "El absolutismo", "El estatismo", y "El militarismo". Muchos de esos conceptos son indiscutiblemente heredados de España: el estatismo, por ejemplo, queda ilustrado con el caso de un conocido edificio de Sevilla, mitad cuartel y mitad fábrica estatal de tabaco…, escenario del romance entre el militar José y la cigarrera Carmen. Historia en la cual Georges Bizet inspiró su ópera Carmen.
La reflexión es que los aprendices de Julio César, que por una cuestión de marketing hoy se presentan como celosos guardianes de la izquierda, realmente nada tienen qué ver con ella: basta con repasar el nombre de los capítulos del libro de García Hamilton, observar su total coincidencia con las cosas que estos aprendices promueven (absolutismo, estatismo, militarismo), y concluir que ello es exactamente lo que la izquierda ha mirado siempre con inteligente desconfianza.
Hasta la próxima.
El autor es iIngeniero. Máster en Economía (ESEADE, Buenos Aires) y columnista de El Diario de Hoy.
- 28 de diciembre, 2009
- 25 de noviembre, 2013
- 16 de junio, 2012
- 8 de junio, 2012
Artículo de blog relacionados
El 16 de abril es el 106 día del año del calendario gregoriano. Quedan 259 días para...
16 de abril, 2011Diario de América Hay en la naturaleza un orden espontáneo, es decir, una...
10 de agosto, 2013Por Roberto Villacreses León IEEP Al contrario de lo que muchos pudieran creer,...
7 de octubre, 2008Por Jaime Bayly El Nuevo Herald Joaquín escribe novelas y crónicas. En ellas...
2 de julio, 2007