Walter Cronkite, periodista

Cuenta su leyenda que cuando el presidente Johnson oyó a Walter Cronkite criticar en su telediario las atrocidades cometidas por los soldados norteamericanos en la aldea vietnamita de My Lai, dijo a sus consejeros: «Hemos perdido la guerra». Puede que para su fuero interno se dijese, «y yo, la presidencia», pues, poco después, anunciaba que no se presentaría a la reelección, para dedicarse a «lograr la paz en Vietnam».

 

Pocos periodistas en esta azarosa profesión habrán alcanzado la popularidad, el prestigio y la influencia de este hombre más bien bajo, regordete, de perfil de buho y voz algo ronca, que murió el sábado a los 92 años. Tal era su ascendiente que se decía que ganaría unas elecciones presidenciales, no importaba el partido por el que se presentase ni quien fuera de su oponente. Pero nunca se le pasó por la cabeza. Él sólo quiso ser periodista. Tantas prisas tenía por serlo que, sin acabar el Bachillerato, comenzó a trabajar en una pequeña emisora del Medio Oeste, el corazón de los Estados Unidos, para embarcarse pronto hacia una Europa envuelta en llamas. En Londres, tuvo el mejor de los maestros, Ed Murrow, que informaba a sus compatriotas de los bombardeos alemanes y del estoicismo de los ingleses. Cronkite fue uno de los alevines que formó y luego representarían la Edad de Plata del periodismo norteamericano. Seguiría a las tropas aliadas por África, Italia, Francia y Alemania hasta el final de la contienda, para regresar con una excelente preparación de reportero y comentarista.

 

Walter Cronkite destacó entre ellos como «anchorman», presentador, de las noticias de la CBS, terminando por ser algo así como el augur del país en una época especialmente agitada. Cubrió los asesinatos de los Kennedy y el de Luther King, Vietnam y el Watergate, la revolución cultural y los disturbios raciales. Poniendo tal pasión y cordura en cuanto decía que terminó siendo el hombre con más credibilidad del país. Si como persona su hobby eran las carreras de coches, llegando a participar en alguna, como periodista su tema favorito fue la carrera espacial, que cubrió desde los primeros vuelos sin tripulación hasta la conquista de la Luna, cuyo aniversario ha venido a coincidir con su muerte. Solía decir que su única frustración era no haber podido acompañar a Armsrong y Aldrin para contar en directo el evento. Tanto es así que cuando decidió retirarse, con gran consternación de la CBS y sus seguidores, consintió solamente presentar algún que otro programa espacial. Reducidos éstos al mínimo, se limitaba últimamente a presentar el concierto de fin de año de la Sinfónica de Viena.

No deja sucesores. El molde en que estaba hecho se rompió al nacer él. ¿Cuál fue su secreto? Posiblemente, que sólo quiso ser periodista. Nada más y, tampoco, nada menos.