Economistas arrogantes…¿ y atorrantes?
Su utilidad, sin embargo, depende de la interpretación que de la realidad haga quien la pronuncia…, una interpretación usualmente viciada de intereses cuando de temas políticos o económicos se trata.
De hecho, quien la repetía frecuentemente era Perón, alumno dilecto de la escuela fascista de Benito Mussolini en la Italia de los años 30s y presidente de Argentina en tres oportunidades, la primera en 1946.
En muchos aspectos Perón es el abuelo intelectual de los actuales caudillos latinoamericanos: era un militar golpista (1943), populista, creador de mitos tales como su esposa Evita, y poseedor de una natural habilidad para repartir lo ajeno. Algo que, siendo realista, no es demasiado difícil de hacer.
Pero al viejo general mejor digámosle "referente": lo de abuelo "intelectual" les quedaría demasiado grande a estos nietos.
En el caso de la economía, las interpretaciones equivocadas de la realidad suelen ser mayoritariamente producto de intereses sectoriales, tanto en el mundo desarrollado (industria automotriz, banca, sindicatos) como en el subdesarrollado (falta de competencia, privilegios, capitalismo de amigos).
Por el contrario, la ignorancia lisa y llana rara vez es la principal causante de esas lecturas erróneas. Dejando de lado algunas burdas excepciones que sólo merecen una amable sonrisa.
Quien profundiza sobre esta cuestión de las interpretaciones equivocadas e interesadas es The Economist, que en su última edición se pregunta "¿Qué falló en la economía?", y acertadamente destaca que entre las burbujas pinchadas últimamente, comenzando por la inmobiliaria, hay una que estalló con inusitada espectacularidad: la de la reputación de la ciencia económica.
La llamada ciencia sombría, y en particular algunos de sus referentes mundiales, han tenido en años recientes episodios de una arrogancia tal que debieran ser atemperados con un baño de humildad.
Lo cual no significa que la economía haya mostrado su inutilidad, pues sigue intacta su función de "lente" a través del cual se intenta comprender una parte importante del funcionamiento social, en particular el de los incentivos, explicando desde cómo funciona el sistema de precios hasta cómo hacen los países para desarrollarse. No es poca cosa.
No es una religión, ni resulta inteligente cegarla con ideología, del color que fuese, porque eso ensucia el lente. Claro, suponiendo que lo que queremos es ver mejor y no peor.
Y suponiendo también, quizás ingenuamente, que a la ideología se la entiende como lo que es: el conjunto de ideas fundamentales que caracterizan el pensamiento de una persona o sociedad. No el conjunto de prejuicios…, confusión tan habitual por estos barrios latinoamericanos.
El baño de humildad es necesario tanto para los macroeconomistas como para los economistas financieros, exponentes de las dos ramas de la ciencia más duramente cuestionadas a consecuencia de la crisis financiera internacional.
Claro que además de arrogantes, muchos demostraron ser atorrantes, deliciosa palabra del lunfardo rioplatense utilizada para referirse a las personas desfachatadas y desvergonzadas.
Los macroeconomistas de los bancos centrales manipularon las tasas de interés, llevándolas en el caso de la Reserva Federal de los Estados Unidos desde un nivel de 6.50% anual en diciembre de 2000 hasta el 1.00% anual en junio de 2003 "para impedir el enfriamiento de la economía mundial", medida que tuvieron que revertir ante el exceso de crédito. Pocas voces importantes mostraron desaprobación. ¿Por atorrantes?
Los economistas financieros, por su parte, tanto en la banca internacional como en las agencias calificadoras de riesgo, se destacaron por una sospechosa falta de independencia. Demasiadas voces importantes mostraron complicidad. ¿Por atorrantes?
The Economist finaliza reflexionando que "mucha gente, especialmente en Europa, toma a los errores de los economistas como una falla de liberalismo económico, y creen que si los economistas lo hicieron mal, los políticos lo harán mejor. Es una conclusión falsa y peligrosa". ¿Qué escribirían sobre este arrabal del planeta llamado América Latina?
Hasta la próxima.
El autor es ingeniero, Máster en Economía (ESEADE, Buenos Aires) y columnista de El Diario de Hoy.
- 28 de diciembre, 2009
- 25 de noviembre, 2013
- 16 de junio, 2012
- 8 de junio, 2012
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