¿Hay una conexión Washington-Pekín en las divisas?
El Economista, Madrid
Empieza a correr el rumor de que existe una especie de acuerdo clandestino entre la Reserva Federal y el Banco Popular de China para cooperar en política monetaria y estabilizar los mercados de divisas mundiales.
Algo que parece contradictorio a primera vista con las declaraciones de distintos líderes chinos que muestran su escepticismo sobre el futuro del dólar.
Estas declaraciones siembran dudas sobre la inflación que puede provocar el famoso quantitative easing de la Fed y el brutal déficit público del Gobierno de Obama. Sin embargo, tanto Washington como Pekín reconocen que un cambio a gran escala de la composición de las reservas de divisas de China es más o menos imposible. Se estima que dos tercios de los 2 billones de dólares de reservas están denominadas en el billete verde.
Eso significa que una fuerte venta de dólares por parte de China, o tan sólo una diversificación de los ingresos por exportaciones en euros y yenes, hundirían al dólar y reduciría el valor de las reservas chinas. Es lo que se llama "la trampa del dólar de Pekín". Y los chinos se han metido por propia voluntad en esta trampa y con pleno conocimiento del problema
Por tanto, sus declaraciones no son más que boxeo de sombras. Aunque algo sí han conseguido a cambio del acuerdo tácito para mantener estable la composición de sus reservas: los americanos tienen que reconocer que el yuan sólo subirá moderadamente y que no se cumplirán las demandas de los últimos años de una fuerte revaluación de la moneda china.
Es lógico que sea así: si los chinos siguen comprando dólares, es difícil que el yuan se revalúe con fuerza. La señal clara de que las autoridades norteamericanas han aceptado este estado de cosas es que la palabra "manipulación" referida a la divisa china ha quedado prohibida.
Bernanke, el gran beneficiado
Hay otro elemento más intrigante en las declaraciones de los chinos. Las dudas sobre la estabilidad del dólar, lejos de molestar a las autoridades de EEUU, son música para los oídos de la Fed, porque Obama no puede embarcarse en años de un déficit descontrolado cuando el principal acreedor del país no está dispuesto a financiarlos. Es más, Bernanke se está ganando cierta cobertura de Pekín para su "estrategia de salida", es decir, el fin del quantitative easing y las subidas de tipos en cuanto la economía empiece a recuperarse.
Finalmente, los chinos están apoyando la reelección de Bernanke para un segundo mandato al frente de la Fed. Con su actitud, están haciendo que una alternativa sea muy arriesgada, porque un hombre de perfil político que critique la actitud de los chinos puede provocar ventas masivas de dólares, y haría realidad el hundimiento de la divisa que los bajistas de Wall Street llevan meses anunciando. Por tanto, Obama sólo puede cambiar a Bernanke por un halcón monetario, algo que debe descartar por motivos de política interna.
Por tanto, gracias a los chinos sólo queda un candidato a próximo presidente de la Fed: Bernanke.
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