Viéndola desde el fondo, Ben
Ben es Bernanke, el presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, una institución cuyas decisiones no sólo debieran seguir de cerca los analistas económicos sino también todos quienes vivimos en este planeta, nos gusten o no los estadounidenses. Mientras no emigremos a Júpiter tendremos que convivir con los efectos de sus políticas monetarias.
Y el fondo no es el FMI (Fondo Monetario Internacional), sino el fondo del abismo, lugar adonde todo indica que ha llegado la economía estadounidense luego de su violenta caída libre de varios trimestres. Desde allí abajo ya estaría lista para rebotar, como ocurre siempre que hay caídas. Aquí, allá, y en la China también.
¿Y es esa una buena o una mala noticia? Quizás sea ambas cosas a la vez, tal como indicaba Alan Binder, profesor de Princeton y ex miembro de la Reserva Federal, en su análisis del pasado jueves en el Wall Street Journal.
Ciertamente, es probable que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de los Estados Unidos en el segundo trimestre de 2009 (abril/junio) haya sido levemente negativo, o quizás igual a cero. Y que las cifras del tercer trimestre (julio/septiembre) ya sean positivas. Un desempeño claramente mejor que el de los trimestres anteriores, que mostraron caídas del orden del 6% anual.
Hasta aquí la buena noticia. La mala es que por estar en el fondo del abismo, con el contagio planetario que ello implica para quienes no hemos emigrado a Júpiter, lo que viene es una larga y empinada subida. Que hay que pedalear.
Las catastróficas caídas del PIB estadounidense se debieron al desplome experimentado por ciertos componentes críticos del PIB, tales como la industria de la construcción, la automotriz, las inversiones en general, y el nivel de inventarios en particular. La construcción, por ejemplo, cayó en el primer trimestre de 2009 a una tasa anualizada del 39%.
Es que el estallido de la burbuja hipotecaria, inevitable resultado de la política monetaria expansiva de la Reserva Federal, fue para la construcción, una industria artificialmente acelerada, un freno de mano aplicado en plena recta.
Claro que eso no debiera ser sorpresa para nadie, pues tarde o temprano es lo que siempre ocurre con los "booms" impulsados por políticas monetarias expansivas. Aquí, allá y en la China también.
Al problema se lo conoce como ciclo económico, y no es una falla intrínseca del capitalismo, como a muchos les gusta creer, sino una consecuencia de las manipulaciones gubernamentales de la moneda. De las que ocurren, también, en los países capitalistas.
Obligado por ley, una rareza para estas playas latinoamericanas, Bernanke compareció la semana pasada ante su Congreso para dar "testimonio de la política monetaria de la Reserva Federal".
Porque aún cuando cometan graves errores como el citado desvarío expansionista de Greenspan (el antecesor de Bernanke), allí las fuertes son las instituciones. No los caudillos. Otra rareza para nosotros.
Bernanke esbozó los principales lineamientos de la salida de la Reserva Federal, un día después de haber publicado un detallado artículo en el Wall Street Journal, justamente bajo el título de "La estrategia de salida de la Reserva Federal".
Pero, ¿salida de dónde? De la aún laxa política monetaria, que de mantenerse cuando la recuperación económica deje de ser incipiente, generará presiones inflacionarias.
La inflación realmente ya existe bajo la forma de burbujas en el mercado de materias primas: la remontada del precio del petróleo, por ejemplo, no se debe a una recuperación del consumo sino a la debilidad del dólar como refugio de valor. Que alienta inversiones especulativas en contratos de futuros.
Claro que la especulación es simple consecuencia de la manipulación gubernamental del dólar. Que es la causa.
Finalmente, hablando de si nos gustan o no los estadounidenses, con la Jolie ya me daría por bien servido. Y le regalo a los otros 300 millones. Aunque si de pedir se trata, además de Angelina también quisiera las instituciones estadounidenses.
Hasta la próxima.
El autor es ingeniero, Máster en Economía (ESEADE, Buenos Aires) y columnista de El Diario de Hoy.
- 28 de diciembre, 2009
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- 16 de junio, 2012
- 8 de junio, 2012
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