Honduras ante el desafío continental
La actual situación política de Honduras, ha traído nuevamente a la palestra la evidente contradicción prevaleciente en América Latina, entre democracia y libertad. Esa contradicción que amenaza la libertad en nuestro continente, fue expuesta claramente por Lord Acton, que dijo: El dogma de que el poder absoluto, por la hipótesis de su origen popular, puede ser tan legítimo como la libertad constitucional, ha comenzado a oscurecer el ambiente”, ese ambiente oscurecido es el que impera en gran parte de los países de América Latina, en los cuales sus respectivos presidentes han modificado la constitución a fin de ampliar su poder y aprobar la reelección sucesiva. O sea la perpetuación en el poder.
Durante algún tiempo pensé que la realidad de ese enfrentamiento político ideológico existente en América Latina, haría eclosión en una guerra entre Colombia y Venezuela. Guerra de la cual sería parte los Estados Unidos, por supuesto del lado de Colombia. Es ese país el que en la actualidad negocia un acuerdo militar con Estados Unidos, para que use tres bases militares colombianas en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo. No obstante la realidad de la colaboración de Chávez con las FARC, la guerra no se produjo. Esa colaboración fue debidamente comprobada durante la operación colombiana en Ecuador contra un campamento de las FARC en ese país, bajo la férula de otro at látere de Chávez, el Sr. Correa. A pesar de ello el presidente Uribe se reunió finalmente con el déspota electivo de Venezuela, para llegar a un acuerdo, que todo parece indicar que Chávez no cumple salvo el mantenimiento de las relaciones comerciales con Colombia.
Ya en aquella oportunidad la OEA, dirigida por el Sr. Insulza, tomó partido por Ecuador acusando a las Fuerzas Armadas Colombianas por haber violado la soberanía ecuatoriana. No sabemos que posición habrá de tomar ahora que un representante de las FARC informó sobre su colaboración económica para la campaña presidencial de Correa. Un segundo paso manifiesto de la ideología prevaleciente en su pensamiento y así como dependencia de Chávez, fue cuando propuso la “INSULSA” proposición de incorporar a Cuba a la OEA. Propuesta que logró el apoyo del presidente Obama, y hoy Cuba puede estar en la OEA, y Honduras está al borde de ser expulsada de la misma, por “haber violado los principios de la Carta Democrática Interamericana”.
Yo diría que Honduras se encuentra hoy ante una encrucijada, por haber cometido el DELITO de deponer a un presidente que violaba la Constitución Nacional. Al momento de haber tomado esa decisión pareciera que los hados no le fueran favorables, tal como le ocurriera a Cuba cuando John F. Kennedy ganara las elecciones de 1960. Ese triunfo electoral marcó el destino de Cuba que fuera entregada a la órbita soviética y los cubanos a padecer la dictadura comunista por más de cincuenta años.
Se me antoja que la sombra de Kennedy ronda la Casa Blanca. Así hemos podido ver lo que considero una tendencia malsana en las relaciones con América Latina, conforme a la cual Obama parece aceptar los principios antiimperialistas imperantes en la zona. Una política conforme a esa tesitura fue llevada a cabo también por el Sr. Carter, que desconociera la realidad de que los militares, errores y excesos aparte, evitaron que el continente al Sur del Río Grande se convirtiese en Cuba. Fue así que bajo la influencia del Sr. Sol Linowitz y por supuesto de su asesor, hoy nuevamente en la Casa Blanca, el marxista Brzesinski igualmente intentara un acercamiento con Fidel Castro. Esa política fue descalificada por Jeane Kirpatrick, como de doble moral en su libro “Dictatorships and Double Stantandards”, (Dictadura y Doble Padrones Morales). Allí sostuvo que el Departamento de Estado apoyaba a los dictadores, que se le oponía y derrocaba a los que lo apoyaban. Ejemplo el Sha de Irán.
Esa doble moral le está siendo hoy aplicada a Honduras por Estados Unidos. No sorprende desde luego que la misma sea compartida por los países de América Latina, hoy supuestamente viviendo en una democracia que en función de las supuestas mayorías, desconoce los derechos individuales… Se ignora que el role de la Constitución es precisamente el de limitar el poder político. En esa situación se encuentran los mayores defensores de Zelaya, tales.com Chávez, Correa, Morales y Ortega. En Cuba Castro no se tomó ni siquiera ese trabajo para lograr detentar el poder político absoluto. A los ojos de Insulza y aparentemente de Obama, Castro parece demócrata en tanto que Micheletti sería golpista..
Que la mayoría de los países latinoamericanos hayan incurrido en esa doble moral no es de extrañarse. Como podemos extrañarnos que Chile, Argentina, Brasil y Paraguay apoyen incondicionalmente a Zelaya y la posición intransigente de Insulza, si sus respectivos presidentes han ido a rendir pleitesía a Fidel Castro. Ahora bien que Estados Unidos intente desconocer el hecho de que la libertad se basa en la limitación del poder político y el reconocimiento de los derechos individuales, es como diría Thomas Sowell, un peligro mortal aunque no inmediato. ..
Los principios de la libertad constitucional basada en la limitación del poder político y del respeto por los derechos individuales, están reconocidos en la historia de Estados Unidos, y así como elocuentemente explicitados por los Founding Fathers. Debo recordar entonces la Carta 51 del Federalista donde James Madison expresó: “Una sociedad bajo la forma de la cual la facción más poderosa puede unirse y oprimir a la más débil, puede decirse que realmente reina la anarquía, como en el estado de naturaleza donde el individuo más débil no está seguro frente a la violencia del más fuerte”. Esa era la evidente intención de Zelaya cuando llamó un plebiscito, que violaba la constitución nacional, para modificar la constitución. Por tanto considero una verdadera contradicción entre la política del Presidente Obama y los principios constitucionales de Estados Unidos, al apoyar la posición de la OEA, tanto respecto a la incorporación de Cuba como la expulsión de Honduras.
No debiéramos seguir confundiendo los problemas del terrorismo con el narcotráfico. Esa confusión aparentemente ha implicado históricamente que no se resuelvan ninguno de los dos. El terrorismo es ideológico y su propósito es la búsqueda del poder político absoluto, (Tiranía). El narcotráfico es el producto del interés económico, que se manifiesta por la ilegalidad de las drogas. Así Estados Unidos en este aspecto a la vez que proporciona el mercado, pues los consumidores no son delincuentes, considera delictiva la producción y venta de drogas. La colusión del narcotráfico con la guerrilla terrorista es un acto de intereses comunes circunstanciales, y asimismo corrompen a los gobiernos supuestamente legales.
Recientemente un nuevo informe de Estados Unidos involucra a Chávez con el narcotráfico. Esperemos que este dato modifique favorablemente la política Kennediana, y se enfrente claramente la problemática ideológica que cada vez más amenaza la libertad en América Latina. Por último no es que esté en desacuerdo con la posible eliminación del embargo (llamado bloqueo por la izquierda) a Cuba. Si bien el establecimiento del embargo en su momento era un derecho jurídico indubitable, su resultado, ha sido políticamente contraproducente. Lo que si estoy completamente en desacuerdo es que se intente dialogar con el gobierno más criminal que ojos humanos vieren en la Tierra más Fermosa…
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