Argentina: Preguntas que siguen sin respuestas
A ver si nos queda claro. La economía argentina está en recesión.
El PBI se venía desacelerando a lo largo de 2008 para, finalmente, caer en el cuarto trimestre del año pasado y los dos primeros de este año. La discusión, en ese sentido, pasa hoy por si el número final de 2009 estará más cerca de -3% o de -6%. (Más allá de lo que el INDEC, ahora “transparentado”, le haga decir a la Presidenta.)
Es cierto que el ritmo de caída se estuvo reduciendo entre mayo y junio, pero no es menos cierto que todavía las estadísticas no han registrado los efectos de la gripe A en los sectores del Comercio y Servicios de los grandes centros urbanos en julio. Y que el consumo del segundo semestre se verá influido, además, por los problemas de empleo en el sector informal y de ingresos en el sector formal de la economía.
Sumado a esto, el necesario cambio de precios relativos a favor de servicios básicos y energía que, al ser insustituibles en general, obligan a reducir consumos en otros sectores. Con este panorama por el lado del consumo privado, más flojo en el segundo semestre que en el primero, hay que mirar para el lado de la inversión privada y del gasto público para buscar protagonistas de una eventual recuperación.
Recursos y gastos. Por el lado del gasto, la política “anticíclica” o, dicho en castellano básico, la plata pública para alentar el consumo privado, se gastó toda durante el primer semestre, en el camino hacia las elecciones de fines de junio.
Hoy, la caja fiscal de la Nación ya está recurriendo a los ahorros previos, a los créditos del propio sector público y a las utilidades del Banco Central para hacer frente a sus compromisos. Las provincias, por su parte, ya están en déficits fuertes y reclamando fondos o perdones de deuda a la Nación. El gasto público, en términos de PBI, está en su máximo histórico y la presión tributaria también, no hay margen, allí, para hacer mucho.
Falta mirar, entonces, a la inversión privada y al crédito externo, oficial o voluntario, al sector público, como posibles “motores” de un alivio financiero para el Estado y de una salida a esta recesión.
Pero la inversión está parada, mientras el sector privado sigue transformando en dólares guardados fuera del sistema financiero local los dólares que surgen del balance comercial, a la espera de señales concretas sobre el futuro inmediato y mediato, y el crédito externo, institucional o voluntario, a tasas razonables, no aparece.
Hecha esta descripción de la situación actual, la pregunta clave es: ¿qué frena la fuga de capitales, alienta la inversión, hace reaccionar al consumo y permite el financiamiento del sector público y privado?
Salidas. Arriesgo una respuesta al interrogante anterior.
Primero, se requiere despejar las dudas en torno al financiamiento fiscal del próximo año. Mientras la gente siga creyendo que la expropiación, la devaluación y la inflación van a ser, finalmente, los mecanismos a utilizar para “cerrar” las cuentas, seguirá postergando consumos, ahorrando lo que pueda en dólares y tratando de minimizar el daño que le puede ocasionar esa política.
Segundo, hace falta empezar a desarmar, gradualmente o rápidamente, dependiendo del caso, todas las trabas a un funcionamiento razonable de los mercados de bienes y servicios, y toda la maraña de subsidios cruzados, fondos específicos, etc., concentrando, en los sectores más vulnerables, la ayuda social que se requiera si este “desarme” afecta, eventualmente, los precios de bienes y servicios básicos.
Tercero (en realidad primero), hay que reconstruir calidad institucional, reinstaurando la independencia del Poder Judicial, devolviendo al Congreso sus facultades constitucionales (nada que ver con este tema del límite a la reasignación de partidas. O con la boleta única. O las internas abiertas). Independizando el INDEC del Ministerio de Economía y removiendo a los funcionarios que lo destruyeron, independientemente de su calidad técnica. (¿O usted no conoce técnicos brillantes y corruptos?)
Cuarto, hay que hacer las “paces” con el mundo y los vecinos, tanto en materia comercial como financiera. El aislamiento actual es un pasivo inaudito, dadas las circunstancias.
Ahora bien, a la luz de los “anuncios” del último mes, una de dos, o esta pregunta clave no se la ha hecho aún el Gobierno, simplemente, porque cree, en serio, que la Argentina está creciendo, que la pobreza está bajando y que el mundo nos admira. O se la hizo, pero, lamentablemente, no acierta con la respuesta adecuada.
Si el camino es el primero, obviamente, estamos en serios problemas, no hay nada peor que un mentiroso que se cree sus propias mentiras.
Si, por el contrario, el camino es el segundo, estamos en serios problemas, no hay nada peor que dar respuestas equivocadas a dilemas inexistentes.
- 28 de diciembre, 2009
- 23 de julio, 2015
- 5 de junio, 2015
- 8 de septiembre, 2014
Artículo de blog relacionados
Por Juan Martín Posadas El País, Montevideo Muchos blancos, después de las elecciones,...
13 de diciembre, 2009Por George Will Diario de América De no ser por la Decimosegunda Enmienda,...
13 de marzo, 2008Editorial – El Tiempo, Bogotá El pasado 12 de septiembre, Guatemala celebró sus...
19 de septiembre, 2011The Wall Street Journal Soldados colombianos presentan honores el 16 de abril ante...
27 de abril, 2015