Colombia aclara el escenario electoral post Uribe
Santiago. – Luisa María Martínez, colombiana radicada en Santiago de Chile, recibió hace poco más de un año una noticia que recordará toda su vida. La tarde del 2 de julio de 2008, un correo electrónico le comunicaba la liberación de Ingrid Betancourt. En un centro comercial, ella y sus amigos, orgullosos y emocionados, hicieron flamear de inmediato la bandera colombiana, una celebración que también incluyó música y comida nacional.
Horas más tarde, Luisa María vio por televisión a Betancourt, a la ex candidata presidencial del partido Verde Oxígeno. Libre y acompañada por Juan Manuel Santos, el entonces ministro de Defensa y articulador del concepto de “seguridad democrática”, eje central del gobierno del presidente Álvaro Uribe.
Coincidencia o no, el ex ministro Santos es ahora uno de los nombres que genera más apoyo para encabezar el próximo gobierno colombiano. “Uribe, al igual que Santos, hizo lo que tenía que hacer”, destaca Luisa María, quien a pesar de no tener claro su voto, considera que la trayectoria del ex ministro, en el tema de la seguridad nacional, podría ser determinante en la intención de voto de sus compatriotas.
La opinión de Luisa María no está muy lejana a la de varios analistas políticos. Es que la seguridad es, sin duda, el tema más relevante en el debate colombiano, una preocupación que cruza transversalmente la arena política de este país. E incluso, a juicio de los expertos, la seguridad cobrará cada vez más importancia a medida que se acerquen las elecciones presidenciales (20 de mayo de 2010), cuando los logros individuales, en dicho plano, sean el principal capital político de quienes aspiren a dirigir los destinos de Colombia.
Pero Santos no es el único con palmares en el tema. Sergio Fajardo, candidato independiente y una de las cartas jóvenes que busca la presidencia, participó en la Comisión Facilitadora de Paz de Antioquia, logrando identificar, negociar y solucionar el conflicto guerrillero en esa región. En tanto, Rafael Pardo, una de las figuras del Partido Liberal, lideró procesos de paz con los grupos guerrilleros M-19, EPL, PRT y el Movimiento Armado Quintín Lame, desmovilizando y reinsertando civilmente a más de 5.000 ex combatientes.
En paralelo, se torna cada vez más lejana la chance para lograr una modificación constitucional que permita una nueva postulación de Álvaro Uribe a las elecciones, lo que potencia el abanico de posibilidades para Pardo, Fajardo y varios nombres más (ver infografía), en una carrera que hasta ahora parecía cerrada a favor del presidente en ejercicio.
El fin de las hostilidades. “El escenario electoral colombiano estará condicionado por la continuidad de las políticas del presidente Uribe”, dice César Paredes, editor de la sección Política del diario colombiano Semana. “Ganará la elección quien sea capaz de mantener la política de seguridad democrática impulsada por el actual mandatario”, dijo el especialista a AméricaEconomía.com.
Para Marco Moreno, analista de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), debido al éxito de las acciones emprendidas por el presidente Uribe, es que éstas gozan de aprobación por parte de la ciudadanía. Un plan respecto del cual nadie duda de su efectividad, por lo que “hay uniformidad de criterio respecto a qué es lo que hay que hacer para mantener la paz”.
Moreno agrega que actualmente hay sólo pequeños matices que diferencian las ideas del oficialismo de las propuestas alternativas, mínimas discrepancias que, sin embargo, la fragmentación del sistema de partidos hace que sean difusas. Ante la poca difusión de propuestas en el plano económico y social, sobre las relaciones internacionales de Colombia, etc., la bandera de lucha de la oposición será criticar el resurgimiento de bandas ilegales, de estructuras paramilitares y de los narcotraficantes como “Las águilas negras”, que desconocen a la institucionalidad reinante.
“La oposición plantea que existe evidencia de que el proceso de paz ha fracasado”, agrega Paredes, de Semana, apuntando a que el concepto central, con miras al próximo mandato, será debatir la recuperación total de la institucionalidad territorial, es decir, la presencia militar en todo el espacio geográfico colombiano.
En paralelo, el ex ministro Santos, Germán Vargas-Lleras y Andrés Felipe Arias, las principales cartas del oficialismo, se enfocarán en fortalecer la sociedad civil, buscando una estabilidad post conflicto que permita el fin de las hostilidades con la guerrilla.
Mapa de la disputa regionalista
Leyenda: Azul: Oficialismo / Rojo: Oposición / Amarillo: Independiente
Fuente: AméricaEconomía.com
La pugna regionalista y las cartas independientes
Una de las variables que también podría influir en el escenario electoral colombiano, es el origen geográfico de los candidatos. En julio pasado, el poder Legislativo ya vivió un primer episodio cuando el “uribismo” (como se denomina a la corriente oficialista, liderada por el presidente Alvaro Uribe) perdió la presidencia del Congreso, a manos del “costeño” Javier Cáceres (de Cartagena), militante de Cambio Radical. Cáceres logró el apoyo suficiente para derrotar a la carta del oficialismo, el “paisa” (modo informal de llamar a los habitantes de Antioquia) Gabriel Zapata. El incumplimiento de los pactos políticos, de muchos uribistas, le dieron el triunfo a Cáceres, por lo que nadie asegura que en las presidenciales la disciplina partidaria vaya a ser 100% efectiva.
Para Paredes, de Semana, la disputa electoral también se dará entre los “rolas” (modo informal de llamar a los habitantes de Bogotá), representado por Santos y Vargas-Lleras, que además pertenecen a las familias aristócratas de Bogotá, y los “paisas” (de la zona de Antorio, Manisales, etc.), representados por figuras como Andrés Felipe Arias, Aníbal Gaviria y Sergio Fajardo, entre otros. Este último candidato forma parte de los llamados “quíntuples”, un grupo al que además de Fajardo, se suman: Lucho Garzón, Enrique Peñalosa y Antanas Mockus, éstos tres últimos alcaldes de Bogotá, quienes se unieron en contra del referendo para la repostulación de Uribe, y para exigir transparencia en el proceso electoral.
La quinta integrante, Martha Lucía Ramírez dejó la agrupación hace sólo un par de semanas y decidió emprender un camino propio apostando a su capital electoral.
“El capital político de este grupo se concentra en las zonas urbanas”, dice Angélica Durán, Master en Estudios Latinoamericanos de New York University. La gestión de ellos, en la capital colombiana, es su mayor respaldo, agregó a AméricaEconomía.com. En el caso de Martha Lucía Ramírez, su valor político radica en su gestión parlamentaria y en haber sido la primera mujer en encabezar el ministerio de Defensa.
Para Moreno, de Flacso, los quíntuples no serán opción real de gobierno, salvo que se unan en torno a la figura de Sergio Fajardo, a su juicio, el único capaz de aglutinar a los votantes, cuestión que ha sido ratificada en los sondeos de opinión. Según “La gran encuesta” de Ipsos-Napoleón, publicada por Semana (el 1 de junio), de no participar Uribe, el triunfo sería de Santos con el 19% de los votos. En segundo lugar quedaría Andrés Felipe Arias con 12%, y en tercer aparece Sergio Fajardo con el 8%. El resto de los quíntuples apenas alcanzarían sólo el 4%.
Las cifras que muestra la Ipsos-Napoleón ratifican que la carrera presidencial en Colombia no está cerrada, y que habrá que esperar a ver cuánto del capital político de Alvaro Uribe podrá ser traspasado a sus sucesores; o lo contrario, cuál de las propuestas alternativas logra desbancar a uno de los gobiernos que goza de mayor aprobación en Latinoamérica. Una administración que seguirá ligada a la indeleble imagen de Ingrid Betancourt bajando del avión en la pista de aterrizaje del Aeropuerto de Bogotá, el reencuentro más esperado en toda la historia de Colombia, y por los votantes como Luisa María Martínez, la colombiana radicada en Santiago de Chile, que por sobre todas las cosas piden seguridad.
- 23 de julio, 2015
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