¿Qué frena la economía española?

 

Hablando del tema de moda, la economía sostenible, ¿cómo se explica que nuestras empresas punteras se muevan en el mercado nacional a paso de tortuga, mientras en el extranjero compiten con las mejores del ramo? Me refiero a empresas como TALGO, Ferrovial, FCC, Sacyr o Pescanova. ¿Es que los españoles funcionamos mejor fuera que dentro de casa?

 

Posiblemente, pero no debido al material humano, que es el mismo, sino al factor ambiente, que es distinto. Dentro de España, las trabas al desarrollo y creatividad tanto del individuo como de la empresa son muchas y variadas. Fuera, en cambio, todas son facilidades. Se lo voy a demostrar con un ejemplo, protagonizado por la citada Pescanova.

 

Esta empresa de Vigo fue de las primeras en darse cuenta del cambio radical que se avecinaba en el mar, semejante al que hace milenios convirtió al hombre de cazador en agricultor, lo que le garantizaba la manutención cuando la caza faltaba. Del mismo modo, la pesca está condenada a ir dejando paso a la crianza de peces, para su posterior consumo. Ello ha puesto a Pescanova a la cabeza mundial de la acuicultura, una de las ramas industriales de más rápido crecimiento y futuro. Pero cuando quiso montar una gran piscifactoría en Touriñán, Coruña, el anterior gobierno gallego no le dio autorización, invocando razones ecológicas. Ante lo que Pescanova se fue unos kilómetros más abajo, donde los portugueses la acogieron con júbilo. A la inauguración de la planta asistió incluso su primer ministro. Los planes son producir 3.500 toneladas anuales de rodaballo y otras especies, que se duplicarán en una segunda fase. Dando trabajo a 800 personas entre empleo directo e indirecto, sin contaminar lo más mínimo las cercanas playas de Mira. Mientras en Touriñán crece el paro.

 

Para esto sirven nuestros políticos, sobre todo, los nacionalistas. El nuevo gobierno gallego de Núñez Feijóo tiene una filosofía completamente distinta y así se lo ha hecho saber a Pescanova. Pero proyectos que suponen inversiones de cientos de millones de euros no surgen de la noche a la mañana, aparte de que necesitan garantías de que no se irán al traste por un cambio de gobernantes.

 

Podría añadir la historia de un amigo que ha tardado 18 meses en obtener las licencias necesarias para ampliar su fábrica en la Comunidad de Madrid, tras adelantar los cientos de miles de euros exigidos, con el perjuicio correspondiente para todos. ¡Y eso que quería crear puestos de trabajo reales, no las mandangas del Plan E! Pero con lo de Pescanova basta. Tenemos compañías capaces de moverse entre las mejores del mundo. Lo que no pueden es moverse por el laberinto de nuestras variadas administraciones. Claro que de algún modo tienen que justificar el sueldo tantos funcionarios. Y tantos políticos.