El póker en Internet y el Estado entrometido
Howard Lederer, alias "the Professor," es jugador profesional de póker, no un jugador apostador. Si el Congreso reconoce esta distinción, rectificará uno de sus errores recientes.
En el año 2006, el Congreso, disfrazando de didáctica el ingenio, ilegalizaba en la práctica el juego en la red al ilegalizar que los bancos o las entidades emisoras de tarjetas de crédito procesaran las ganancias fruto de actividades lucrativas de juego en la red. Esto era más que politiqueo moral en el caso de los social conservadores. También impedía que la competencia virtual se llevara una parte de las ganancias obtenidas de los jugadores por los promotores del juego más agresivos del país — los gobiernos estatales. Ellos son cada vez más adictos a la recaudación de las loterías — los 42 estados que tienen loterías gastaron 520 millones de dólares en el año 2007 promocionándolas — y a la gravación fiscal de las otras formas de juego. La ley eximia a las loterías estatales en la red y a dos poderosos y activos grupos de interés — las apuestas virtuales a las carreras de caballos y ciertas apuestas virtuales a las simulaciones deportivas.
Habiendo convertido el juego, considerado pecado en tiempos, en legislación social, el gobierno parece inusualmente imbécil criminalizando las formas virtuales de él. De acuerdo, algunas personas apuestan excesivamente (aunque no tanto ni de lejos como come en exceso mucha gente). De acuerdo, el juego resulta adictivo para una pequeña minoría (aunque no resulta tan adictivo ni de lejos como el tabaco o el alcohol). De acuerdo, el juego es moralmente cuestionable cuando se trata exclusivamente de la búsqueda improductiva de ganancias sin trabajar (aunque el juego es productor de placer para decenas de millones de estadounidenses para los que es un pasatiempo frecuente). Pero nunca hay que pararse a pensar si el gobierno debería intentar regular estrictamente una actividad humana omnipresente que no perjudica en general a nadie o no.
Eso está más allá de la idea que Lederer y la Alianza de Jugadores de Póker trabajan a marchas forzadas por exponer, que es que al meter el póker en la red en el mismo cajón del juego en la red, el Congreso cometió un error garrafal. El Congreso, cree Lederer, debería revisar el trabajo de John von Neumann (1903-57), el matemático de origen húngaro que, tras trabajar para el Proyecto Manhattan en el diseño de compresión violenta de la bomba atómica, se convirtió en un intelectual especializado en la defensa de la relevancia de la teoría del juego en la planificación estratégica. El ajedrez implica lógica; la ruleta implica teoría de la probabilidad. El póker implica lógica, probabilidad, y algo útil en la estrategia militar y diplomática — ir de farol.
"Theory of Parlor Games" (1928) y, junto a Oskar Morgenstern, "Theory of Games and Economic Behavior" (1944) sentaron las bases de la teoría del juego. Otro de los principales jugadores profesionales de hoy, Chris Ferguson, es hijo de una matemática y un padre que imparte teoría del juego en la UCLA.
Cuando se juega al ajedrez, insiste Lederer, se da una simetría de la información: ambos jugadores tienen toda la información relativa a la ubicación de las fichas sobre el tablero, y ambos ignoran en la misma medida las intenciones del contrincante. Es posible programar un ordenador para "jugar" una compleja partida de ajedrez, pero no de póker, es donde las cartas del adversario no se muestran.
Lederer confía en que un escáner cerebral de alguien que juega al póker revele cierta iluminación del lóbulo central, pero el lóbulo de alguien que está mirando la televisión mostrará un frío azul. Un jugador de póker — al contrario que alguien que juega a la ruleta, a la lotería o "al video póker" (que Lederer dice es un error de nombre; es un juego de probabilidades gobernado por una máquina) — está intentando aplicar las habilidades adquiridas mediante la experiencia para incrementar la probabilidad de ganar cada mano.
Hijo de un profesor de inglés del Colegio San Pedro de New Hampshire, Lederer decidió dedicar un año a estudiar el ajedrez antes de matricularse en la Universidad de Columbia; en su lugar descubrió el póker. Empezó en Columbia pero lo dejó, explicando que había encontrado su vocación. Ha ganado alrededor de 5 millones de dólares.
¿Pero cuál es su apuesta en la legalización del póker en la red? Después de todo, él juega mucho más en torneos reglamentarios que en Internet. Su interés tiene tres vertientes. En primer lugar, su temperamento libertario — vive en Las Vegas, donde casi cualquier cosa es legal — se siente ofendido por el concepto de gobierno tutor. En segundo, quiere que tanta gente como sea posible tenga acceso a los placeres del póker. En tercer lugar, a medida que haya más jugadores de póker, las filas de los competidores serán más nutridas, como la audiencia en la televisión de los torneos profesionales de póker. Por tanto mayores serán los beneficios potenciales. Este año, según Lederer, hubo 6.494 jugadores registrados en la Final del Torneo Mundial de Póker, alrededor de 1.000 menos que en 2006 a causa en gran medida de que muchos jugadores solían sacarse sus 10.000 dólares de cuota para competir en los torneos en la red.
Es una habilidad del póker saber cuándo conservar las cartas y cuándo ir con ellas. El Congreso probablemente debería ir con su interferencia en el juego en la red, y ciertamente debería apartar sus manazas de la libertad de los estadounidenses de ejercer en la red sus habilidades con el póker.
© 2009, Washington Post Writers Group
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