Guatemala: Hambruna y pobreza
El drama de la hambruna que se vive, de nuevo, en Jocotán ha vuelto a despertar las críticas y comentarios respecto de algo que no debería de ocurrir en un país supuestamente rico como Guatemala. Sin embargo, es un error creer que la pobreza es y debería de ser la excepción en pleno siglo XXI. Al contrario. La pobreza es la condición natural del ser humano y lo verdaderamente excepcional es la riqueza.
Dicen que debería ser motivo de vergüenza nacional que niños guatemaltecos mueran a causa de la desnutrición. Tienen razón. Pero no es suficiente somatarnos el pecho y criticar las “grandes desigualdades” que hay en nuestro país. También es ingenuo pensar que el Gobierno solucionará el problema mediante una efectiva política de redistribución de la riqueza. Somos pobres porque, como nación, hemos sido incapaces de crear las condiciones para acumular suficiente capital que haga más productivos a nuestros conciudadanos.
Más allá de los efectos que pueda tener una sequía como la que estamos viviendo, hay pobreza en el llamado “corredor seco” porque no hay suficientes fuentes de empleo. Porque la gente vive en condiciones de subsistencia y están tan sólo a una sequía de distancia para que ello se vuelva hambruna. Eso no es nuevo ni extraordinario. La mayoría de la humanidad vive en esas condiciones porque es nuestra condición natural. Lo extraordinario es lo que pasa con el resto de seres humanos que gozamos de las ventajas de la civilización. A esta minoría parece que se nos olvidó o simplemente no sabemos cómo y porqué vivimos bien. Peor aún, algunos creen, equivocadamente, que es su “derecho” y que es gracias a la intervención del Gobierno que gozan de un razonable nivel de vida. De ahí que clamen porque el Gobierno “haga algo” para detener la crisis humanitaria.
Efectivamente, el Gobierno tiene mucho que hacer. Nuestro país sería un lugar menos pobre si este y todos los gobiernos anteriores hubieran cumplido con su básica función de garantizar la vida, la libertad, la propiedad y la seguridad jurídica de sus ciudadanos. Sin embargo, como eso no ha sido así, Guatemala no se parece a otros países “ricos” en donde sus gobiernos sí han tendido a hacer esa básica función. Cada habitante chapín produce dos mil dólares de riqueza por año. Un estadounidense produce en promedio veinte veces más…
Todas las medidas de ayuda humanitaria que podamos hacer para aliviar la crisis alimentaria en Jocotán serán bendecidas por Dios. Y cuando la crisis termine y la ayuda se vaya debe quedar la conciencia de que el desarrollo es un privilegio reservado para aquellas naciones que tienen la sabiduría de crear las condiciones adecuadas para la formación de capital. Si aprendemos esa lección, prosperaremos. Si no, seguiremos igual o peor de como estamos.
- 23 de julio, 2015
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