¿Cuál es el valor neto de los niños?
Comencemos con la economía: la gente en una sociedad libre elegirá tener más de algo si su rendimiento excede el costo. Por otro lado, la gente en una sociedad libre elegirá tener menos de un bien o servicio si su valor es menos que su costo.
Ahora, ¿qué es un niño moderno? Obviamente no es ni un bien ni un servicio, pero algo más que eso, y algo menos. Hace mucho tiempo, como todos sabemos, los humanos tenían hijos porque les gustaba tener relaciones sexuales y porque los niños tenían cierto valor como asistentes de cacería y para cuidar que el fuego no se apagara.
Después, a medida que la sociedad se volvió más organizada, las familias eligieron tener hijos porque los padres (eso creemos) aún disfrutaban de las relaciones sexuales y los hijos que produjeran eran de ayuda en las granjas o en las herrerías del pueblo. Los niños no exigían mucho, sólo comida y asilo y en ocasiones amor y regaños.
Ahora podemos tener relaciones sexuales sin tener hijos; ese es un factor muy importante en la vida, pero por sí mismo no logra explicar por qué la gente no necesariamente quiere tener hijos.
Tal vez la razón es, en gran medida, que educar a un niño moderno es mucho más difícil; por un lado, gracias a una enorme variedad de factores, los padres deben luchar con todas sus fuerzas para que sus hijos entren a escuelas privadas y tengan cómo pagarlas.
Un padre de un niño de escuela privada tiene que pagar por todo tipo de clases: ballet, equitación, música, asesorías de matemáticas y club de ajedrez. Los padres también tienen que llevar a los niños a todos estos eventos, así como a las "citas de juego" en casa de sus amigos, las cuales son como colonoscopías sin anestesia de la vida moderna. Después entra el evento más horroroso que a un estadounidense de clase media alta le podría ocurrir: compromisos sociales con los padres de los amiguitos de Junior.
En otras palabras, estamos hablando de la crianza de niños, de un chofer sin sueldo y de una tortura.
Después está la universidad, pero antes hay que pagar por los horrores de la adolescencia y hacer lo posible para que tus encantitos no te avergüencen en frente de tus amigos del club. La universidad es una bofetada en la cara: el costo de una escuela "de prestigio" puede costar fácilmente cerca de 70,000 dólares al año, y es dinero real para la mayoría de la gente.
Después de la graduación, ¿qué te ganas por haber dejado que el sistema te agarrara de los talones y te vaciara el dinero de los bolsillos? Tal vez ganaste un hijo con un título en Derecho que no puede conseguir trabajo, una hija con un título de la escuela de cinematografía que trabaja dando masajes o un músico que no te deja dormir en las noches por estar tocando sus tambores.
Seguro tienes un hijo que no conoce la palabra "gratitud" y tiene un sentido de protagonismo que haría ruborizar a María Antonieta. ¿A cuántos de estos han visto con sus propios ojos. Tengo que agregar que por pura suerte, mi esposa y yo tenemos a un hijo y una nuera concientes de sus responsabilidades y no estoy muy seguro de cómo pasó.
Pero mi hijo es una aberración, hasta donde puedo decir. Miren a su alrededor: los costos y beneficios de tener hijos en los cómodos Estados Unidos son profundamente des-sincronizados; los costos son altos, las recompensas pequeñas. Muchas veces el análisis costo-beneficio de los niños apunta a que es mejor comprarse un perro fino.
Mucha gente lo está haciendo, y la tasa de natalidad está cayéndose. Pero si dejamos de tener suficientes hijos porque su valor es muy bajo en relación a su costo, la sociedad se desmoronará. Esto está ocurriendo ahora; los recién nacidos nativos de clase media apenas pueden remplazarse en Estados Unidos, si es que lo hacen. De cierta forma estamos cometiendo un suicidio masivo, tal vez en parte por la carga que implica criar un hijo en la vida moderna.
¿Cual es el valor neto actual de un niño en Estados Unidos moderno? Muchas veces es difícil encontrarlo, y por eso hay un gran signo de interrogación frente a nuestro futuro como nación, al menos hasta donde la conocemos.
- 23 de enero, 2009
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