Un coeficiente intelectual alto aumenta las probabilidades de invertir en la bolsa
¿Para invertir en la Bolsa hay que ser inteligente? Un estudio publicado recientemente por la Universidad de Chicago sostiene que existe una relación directa entre el nivel del coeficiente intelectual y la propensión a invertir en acciones. El trabajo, “IQ and the stock market participation”, fue realizado por los economistas Juhani Linnainmaa, de la Universidad de Chicago, Mark Grinblatt, de la Universidad de California y Matti Keloharju, de la Helsinki School of Economics.
“En los EE.UU., aproximadamente el 50% de las familias invierte en el mercado bursátil, de manera directa o indirecta (como por ejemplo a través de fondos mutuos de retiro y otras cuentas). La participación tiende a ser menor en Europa. Estas tasas de participación son un misterio para los economistas, porque la no participación es inconsistente con casi todos los modelos neoclásicos de selección de cartera”, afirma el estudio.
De acuerdo con los investigadores, cuanto más alto sea el coeficiente intelectual (CI) al principio de la edad adulta, mayor será la participación en los mercados bursátiles en los años siguientes. Incluso la tasa de participación de los individuos con el CI más bajo es un 17% inferior a la de aquellos con el CI más elevado.
El trabajo de campo se realizó en Finlandia, gracias al hecho de que la población es más homogénea que en otros países. No existen diferencias raciales importantes y el sistema educativo es gratuito y con un nivel similar para todos; esto evita que existan distorsiones en el CI a través de un acceso mejor a la educación (algo que puede pasar en la Argentina entre la educación privada y la pública o según las regiones). Se utilizaron cinco bases estadísticas, lo que permitió evaluar un universo de casi 160.000 personas. Se pudo evaluar el CI en la edad adulta temprana (20 años) gracias a los datos relevados entre los conscriptos al servicio militar obligatorio entre 1982 y 2001 (quienes realizan la conscripción deben pasar un test de inteligencia para determinar los más aptos para hacer la carrera de oficiales). Por otra parte, los investigadores utilizaron los datos de los censos nacionales, los de quienes invirtieron en el mercado bursátil entre el 1º de enero de 1995 y el 29 de noviembre de 2002, así como las estadísticas de la oficina de recaudación de impuestos de Finlandia. Esto permitió cruzar la información de aquellos que habían declarado inversiones en acciones con los de la autoridad de registro de los títulos que cotizan en la bolsa finlandesa. La información impositiva también sirvió para conocer el nivel patrimonial y de ingresos de cada uno, su estado civil, edad, si tenía hijos, casa propia, inversiones en el extranjero o si eran emprendedores o trabajaban en dependencia.
Los resultados obtenidos llamaron la atención de los investigadores por lo monótonos: aquellas personas que habían obtenido el CI más alto eran los que tenían mayor propensión a invertir en acciones. “El CI también representa un predictor estadístico y económico significativo de las decisiones de participación, incluso entre el 10% más rico”, sostiene el estudio y confirma que el nivel de CI predice mejor que el de ingresos o patrimonial si una persona va a invertir en la Bolsa o no. Esto se comprueba en el caso hipotético de hermanos que viven juntos en la casa familiar (todos poseen el mismo nivel de riqueza pero con diferentes coeficientes): los más dotados serán quienes tiendan a invertir más en renta variable.
El trabajo realizado por los economistas también evaluó cómo puede influir el nivel de inteligencia en la decisión de diversificar las inversiones. “El rol del CI en la diversificación es similar al que tiene en la decisión de participación: al controlar otros factores, las personas con altos CI tienen una mayor propensión a invertir en fondos mutuos y portafolios con un mayor número de acciones individuales”, indica el estudio. De acuerdo con el estudio, quienes no participaron como inversores en el mercado bursátil son en general personas con estudios incompletos (hasta primaria), mientras que los inversores habían obtenido en su gran mayoría títulos universitarios. Esta conclusión no parece demasiado difícil de imaginar, puesto que invertir en la Bolsa requiere de mucha información y de comprender cómo funcionan los mercados financieros. Pero el estudio también comprobó (en base a las estadísticas) que aquellos que invertían en acciones tenían una propensión mayor a casarse (1,29 veces más) y a tener hijos (1,14 veces más). Incluso la probabilidad de trabajar en el sector financiero se multiplicaba por 5 y la de no estar desempleado se triplicaba.
Uno de los puntos débiles del estudio es que no cuenta con estadísticas de CI de mujeres, ya que en Finlandia están exceptuadas de realizar el servicio militar. Pero los datos censales e impositivos relevaron unas 4000 hermanas de conscriptos, con toda la información de sus inversiones en bolsa. De esta forma, los investigadores decidieron tomar el CI de sus hermanos varones para evaluar las decisiones de inversión de las mujeres, considerando que las diferencias entre hermanos no son en promedio significativas. Y los resultados coinciden con los de la población de hombres que evaluaron: a mayor CI, mayor es la propensión a invertir.
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