La moda en América Latina, una industria que emerge
Santiago. - Se apagan las luces y comienzan los flashes. La canción “Don´t stop me now”, de Queen, suena de fondo, pero en una versión bastante alejada de la original, cantada por Freddy Mercury. Una adaptación algo electrónica, semi pop, a ratos tecno de la conocida composición da paso a una de las colecciones de moda que inauguran la primera noche del Santiago Fashion Week 2009, realizado en Chile el pasado 8 de septiembre.
Uno de los salones del Teatro Municipal de Santiago, que data de 1857, es el escenario escogido por los organizadores del evento -se realizó por primera vez en 2006- para montar la pasarela que durante tres días mostrará las 30 más importantes colecciones locales de diseñadores emergentes.
Delgadas figuras, peinados vanguardistas, altos tacones y ceñidos vestidos son exhibidos por modelos más bien desconocidas en la industria de la moda chilena. Y es que los organizadores del desfile optaron este año por lo fresco, lo inédito y lo más reciente, para dar a conocer las prendas y accesorios que el país pretende exportar al resto del mundo.
Las llamadas Fashion Week o Semanas de la Moda se remontan a 1943, cuando se celebró en Nueva York el primer evento de este tipo. La actividad, más tarde denominada Semana de los Medios o Press Week, fue creada especialmente para atraer la atención de los seguidores de los eventos de moda franceses, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los diseñadores no podían viajar a París para asistir a los desfiles.
La Semana de los Medios fue un éxito, y las revistas del rubro, como Vogue, que normalmente estaban repletas de diseñadores franceses, comenzaron a incrementar el número de creadores estadounidenses. En la actualidad, el evento neoyorkino es considerado el más importante escenario de la industria de la moda mundial. Pero si bien las grandes pasarelas de la moda tradicionalmente han estado en Nueva York, París, Milán, Madrid y Tokio, lo cierto es que América Latina también ha ido ocupando un lugar cada vez más destacado en este sector.
Prueba de esto es que en los últimos años países como Brasil, Argentina y Colombia están consolidando una industria que anualmente emplea a más de 40 millones de personas en el mundo, y que según estimaciones de la Federación Internacional de Sindicatos (Ictfu, por sus siglas en inglés), genera intercambios comerciales superiores a los US$400.000 millones al año.
A paso lento, pero seguro, los países de la región han ido desarrollando este negocio, a través de la creación y exhibición de sus propios diseños, telas y texturas autóctonas; accesorios, joyas y bisutería. Sin embargo, para que una nación pueda potenciar la industria de la moda, es necesario, ante todo, tener consolidadas otras fábricas importantes: textil, calzado y una red de talleres de confección.
Uno de esos ejemplos es Brasil, considerado, hoy por hoy, el principal exponente de la moda regional. Pionero en el ingreso a esta industria, la semana de la moda brasileña es actualmente tan prestigiosa como las europeas. Cada año la tradicional Sao Paulo Fashion Week, que ya lleva 27 ediciones, reúne a más de 100.000 personas, quienes pueden apreciar diseños locales creados, en su mayoría, sobre la basa del cuero vegetal, de lana artesanal, con pigmentos naturales, o algodón orgánico y fibras de bambú, entre otros materiales nacionales.
Fashion Rio es otro de los eventos de renombre que se organizan en Brasil. Este año, la actividad que se realizó por decimoquinta ocasión, mostró una nueva identidad más abierta al exterior, a través de la exhibición de 29 marcas tradicionales.
Por todo lo anterior, las semanas de la moda brasileñas demuestran, cada año, que el país no sólo es un gran fabricante de productos textiles, calzados o accesorios, sino también un gran creador de moda y de tendencias.
La revitalización de la moda argentina. Argentina es otro de los países latinoamericanos que mejor está posicionado en esta industria. El “Buenos Aires Fashion Week 2009-2010”, realizado en agosto pasado, reunió a más de 30.000 personas e incluyó 19 desfiles, 23 showrooms, seminarios de tendencias y la participación de más de 20 empresas expositoras.
La actividad no sólo mostró las tendencias de la pasarela argentina, sino que además integró los distintos eslabones de la moda y la industria textil de ese país en una ronda de negocios que cada año busca generar y fomentar las relaciones entre compradores internacionales y diseñadores y marcas argentinas.
Según Kika Tarelli, vocera de contenidos del desfile, “el Buenos Aires Fashion Week” es una plataforma generadora de negocios, en la que el diseñador que participa no sólo presenta su trabajo en la pasarela, sino que además puede vender. Por ende, hay pasarelas artísticas y conceptuales que quizás no tengan buena venta, y otras que apuntan a hacer negocios. No basta sólo con que los modelos sean vanguardistas, sino también que sean comercializables”.
La crisis argentina de 2001-2002, y la devaluación de la moneda local, encarecieron la importación de productos textiles, ocasionando una revitalización de la industria nacional. Esto llevó a que las creaciones propias se volvieran competitivas en los mercados externos, y a que los diseñadores comenzaran a exportar sus colecciones al extranjero.
“A raíz de la crisis, la moda argentina comenzó a replantearse y a utilizar el reciclaje de prendas. El diseñador argentino está posicionado como creativo, sobre todo cuando viene un diseñador extranjero. La industria textil argentina no es grande, ya que además hay una complejidad logística que impide que el negocio de la moda surja aún más, porque cuesta que lleguen las telas para nuestros diseñadores. Sin embargo, Argentina es un foco de tendencia creativa”, afirma Tarelli.
Según datos de la Asociación Latinoamericana de Integración, las ventas en los centros comerciales en el mercado local, que en 50% son calzados y ropa, crecieron 18% interanual en 2002, unos US$218,2 millones. En tanto, las exportaciones de prendas de vestir y calzado se triplicaron, llegando a US$121,7 millones.
En los últimos años, la industria de la moda argentina no sólo ha multiplicado sus exportaciones, sino que además ha logrado atraer a una enorme cantidad de turistas que llegan a ese país para recorrer las calles de Buenos Aires en busca de prendas originales.
El caso colombiano. Al igual que Brasil y Argentina, Colombia tampoco se queda atrás en el desarrollo de la industria de la moda. Con más de US$2.000 millones exportados en 2008 -principalmente a Venezuela, Estados Unidos, México, Ecuador y Perú-, el país organiza, al menos, cuatro eventos de este tipo al año, en distintas ciudades del territorio. Uno de ellos es Colombiamoda, que en julio pasado generó un volumen de negocios de US$45,3 millones.
Organizada por Inexmoda, la actividad reunió a más de 7.000 visitantes provenientes de distintos lugares del país, y a 1.500 empresarios textiles de 24 países, entre ellos, México, Ecuador y Venezuela. Los productos más demandados fueron la ropa interior masculina y femenina, jeans y ropa casual.
El crecimiento de la industria colombiana se explica porque con los años el país ha ido desarrollado la llamada “verticalización” de la moda, es decir, la producción y protección de la marca. Este fenómeno explica una nueva tendencia en la que los minoristas, que anteriormente sólo comercializaban bienes, ahora se dedican a producir sus propios productos.
Los empresarios actuales han asumido el rol de fabricantes, logrando reducir los ciclos de abastecimiento y los costos asociados. La verticalización de la moda ha incrementado la competencia y ha brindado a los minoristas la oportunidad de poseer su propia marca y, por lo tanto, de asumir un mayor control sobre sus bienes.
“La industria de la moda colombiana viene creciendo, es reconocida a nivel internacional y es aquí donde debemos trabajar para ofrecer a los mercados internacionales productos con alta calidad y diseño”, dice Carlos Botero, director ejecutivo de Inexmoda.
Otros eventos colombianos destacados fueron el Salón Textil Tendencias 2009-2010, que en su tercera edición convocó a empresas textiles nacionales, productores y comercializadores, y fabricantes especializados en telas, entre otros; y el Santander Fashion Week, que reunió a destacados profesionales de la moda, además de visitantes nacionales e internacionales, y otorgó un espacio a las medianas y pequeñas empresas con potencial para presentar sus productos.
La moda incipiente. El desarrollo de la industria de la moda en América Latina ha abarcado también a países como México. Un logro de este desarrollo es Modama, uno de los eventos más importantes de la moda mexicana. La actividad, que se realiza dos veces al año en la ciudad de Guadalajara, reúne a más 200 expositores, quienes dan a conocer sus diseños en moda, calzado y marroquería. El evento tiene como objetivo fortalecer el diseño y el desarrollo del producto nacional, y establecer alianzas en el sector comercial, para ampliar la presencia mexicana en las importaciones nacionales e internacionales.
Sin embargo, hay otros países que se han quedado más rezagados en el desarrollo de la industria de la moda. Es el caso de Perú, Chile y Ecuador, en el cono sur. La menos retrasada de este grupo es la nación peruana, que a través de la realización de su evento PerúModa, ofrece lo mejor de la oferta exportable en productos de confecciones, calzado, accesorios y joyería.
La actividad, organizada por PromPerú, se convierte, anualmente, en una vitrina de las principales empresas de la moda nacional, y en un punto de encuentro para más de 400 diseñadores y empresarios peruanos, con alrededor de 500 compradores, importadores y representantes de reconocidas marcas.
El evento otorga distintas oportunidades de negocio, alternativas de promoción, difusión y calidad de la ropa peruana, promoviendo la competitividad y creatividad de los diseñadores locales.
“PerúModa es el mayor evento de la industria peruana de la moda y uno de los principales de América Latina. Los diseñadores peruanos se inspiran en la milenaria tradición textil que tiene el país; desarrollan colecciones en conjunto con comunidades de artesanos, y de este modo impregnan elementos culturales con propuestas modernas y de vanguardia, que luego se exportan a otros países”, explica José Quiñones, director de exportaciones de PromPerú.
Además de dar a conocer los diseños, durante la actividad se realiza un concurso de jóvenes creadores, que propicia un espacio internacional para las propuestas de los diseñadores peruanos que se inician. “En esta actividad, los participantes desarrollan su creatividad y elaboran propuestas acordes con las tendencias vigentes, otorgándole un valor diferencial a la industria de la moda”, señala.
Según el funcionario, las empresas peruanas están internacionalizando sus productos en Latinoamérica, a través del desarrollo de marcas propias y el establecimiento de redes de comercialización, especialmente en Venezuela, Colombia, Chile y Ecuador. Mientras, en Argentina y Brasil, el país está exportando bajo el esquema de “paquete completo” a marcas locales posicionadas en segmentos exclusivos del mercado.
Otro país con una industria de la moda aún en pañales es Ecuador. No obstante, cada año, y a través del Ecuador Fashion Week, que se realiza en la cuidad de Guayaquil, los diseñadores locales tienen la oportunidad de mostrar las últimas tendencias, gracias al apoyo de entidades, empresarios y creativos locales y extranjeros. Anualmente, los diseñadores actualizan y perfeccionan sus confecciones, con el fin de fomentar este sector en el mercado regional.
Por último, se encuentra el caso de Chile. Para Jorge Luis Uribe, productor de modas y uno de los organizadores de la actividad, el país no logra alcanzar los méritos de Colombia, Brasil o Argentina debido a que falta un modelo de negocios consolidado que permita terminar con el monopolio existente.
“La moda en Chile ha ido creciendo, pero sigue comandada por monopolios, por eso cuesta que haya espacio para diseñadores emergentes, y nuevos auspiciadores que apuesten por ellos”, dice.
Según el productor, quien lleva cinco años en el rubro, el país no tiene -por el momento- mucho diseño propio que exportar. Sin embargo, afirma que en Chile se está instalando una “generación de recambio” que está aportando nuevas ideas al sector. “Creo que los diseñadores emergentes no tienen nada que envidiarle a los extranjeros; son excelentes, pero les falta ayuda. Los independientes están tomando el nicho de la moda. Y eso nos puede llevar al surgimiento de la industria chilena”, sostiene.
Una luz de esperanza que claramente pudo apreciarse en la primera noche del Santiago Fashion Week: son las 24:00 horas y el salón del Teatro Municipal se encuentra vacío. Los asistentes han abandonado el recinto, tras haber visto desfilar por la pasarela una gama de colores, cortes y diseños -unos más vanguardistas y excéntricos; otros más clásicos y tradicionales-, pero todos, al fin y al cabo, buscando destacar en el mercado de la moda.
Y aunque quizá la sensación final, por lo visto esta noche, no haya sido para muchos de plena satisfacción, al menos queda la esperanza de que la industria de la moda chilena tiene los ingredientes para desarrollarse aún más y llegar a convertirse -por qué no- en un nuevo referente regional.
- 23 de enero, 2009
- 23 de diciembre, 2024
- 24 de diciembre, 2024
Artículo de blog relacionados
El autor presentará su último libro "El atroz encanto de ser argentinos 2"...
5 de mayo, 2007Por Armando Ribas Diario Las Americas Las próximas elecciones en Estados Unidos, en...
31 de octubre, 2008Por Kathryn Westcott BBC Mundo A las doce en punto del mediodía de...
1 de marzo, 2007- 18 de enero, 2013