Cómo destrabar la crisis de Honduras
Hay una nueva idea para solucionar la crisis de Honduras que está ganando terreno en Washington y en las principales capitales latinoamericanas: olvidarse temporalmente de los dos presidentes del país y tratar de que los principales candidatos presidenciales lleguen a un acuerdo que de credibilidad a las elecciones del 29 de noviembre.
El presidente de Costa Rica y premio Nobel de la Paz, Oscar Arias, el mediador en la crisis hondureña, dijo durante su visita a Miami para participar en la Conferencia de las Américas esta semana que el enfrentamiento político hondureño no se resolverá –como quiere el presidente de facto Roberto Micheletti– convocando elecciones bajo las circunstancias actuales.
La comunidad internacional no reconocerá las elecciones organizadas por un gobierno de facto que derrocó al presidente Manuel Zelaya, mucho menos ahora que el gobierno de Micheletti ha suspendido las libertades fundamentales, agregó. Muchos países, incluyendo Estados Unidos, señalan que reconocer las elecciones de noviembre crearía un precedente para que otros países quiebren el estado de derecho.
Entonces, ¿cuál es la solución?, le pregunté a Arias en una entrevista. Arias reconoce que su propuesta de resolver la crisis restableciendo a Zelaya en el poder, como parte de un gobierno de unidad nacional que convoque a elecciones, no ha sido aceptada, y que ni Micheletti ni Zelaya parecen tener la voluntad política de hacer concesiones.
"El pacto de San José no son los diez mandamientos. No está escrito en piedra. Se puede modificar'', me dijo Arias. "Yo no tengo ningún inconveniente en que hagan las mofidicaciones necesarias, sobre todo los candidatos a la presidencia, que son los más interesados en que esas elecciones sean reconocidas por todos''.
¿Está sugiriendo que la clave para destrabar la crisis hondureña podría estar en los candidatos presidenciales?, le pregunté.
"Sí'', respondió Arias. "Hablé con todos ellos, y les dije: `Hagan los cambios necesarios [en el pacto de San José]''.
El presidente costarricense explicó que nadie tiene más interés en resolver el conflicto que los candidatos porque a ninguno de ellos le conviene ganar la presidencia de un país aislado por la comunidad internacional –una «Albania latinoamericana", dijo– y que seguiría sometido a las sanciones económicas que tanto lo están perjudicando.
La eliminación de la asistencia europea y estadounidense desde el golpe de estado del 28 de junio está privando a Honduras, uno de los países más pobres del hemisferio, del dinero que necesita para financiar el 20 por ciento de su gasto presupuestario anual, agregó.
Un funcionario de alto nivel del gobierno del presidente Barack Obama coincidió en que los candidatos hondureños podrían jugar un rol más importante en lograr una solución negociada.
"Son una herramienta de presión, más que la solución'', me dijo el funcionario. "Si los candidatos llegan a la conclusión de que las elecciones no van a ser reconocidas por nadie, podrían decirle a Micheletti: Si usted sigue adelante con esta farsa, nosotros nos retiramos''.
De hecho, varios de los candidatos presidenciales hondureños ya se entrevistaron con Micheletti y Zelaya en los últimos días para buscar una salida consensuada a la crisis. Anteriormente, habían visitado a Arias en Costa Rica.
¿No sería una buena idea pedirles a los candidatos hondureños que se retiren de la campaña?, le pregunté en una entrevista telefónica al secretario general de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza.
"Lo que yo intento es buscar una mesa de diálogo entre representantes de Zelaya, representantes de Micheletti, los candidatos presidenciales y otras fuerzas, en torno al acuerdo de San José, para ver si se pueden acercar posiciones'', dijo Insulza. «Estamos intentando constituir eso para la visita de cancilleres del próximo miércoles''.
Mi opinión: Arias tiene razón en cuanto a las elecciones hondureñas. Si Micheletti cree que Honduras superará su crisis celebrando elecciones en las actuales circunstancias, está soñando. El ganador de esas elecciones sería un paria en la comunidad internacional, y Honduras se empobrecerá aún más. Si Zelaya cree que puede ser restablecido en el poder y seguir adelante con su intento inconstitucional de ser reelecto, siguiendo los pasos del presidente narcisista-leninista de Venezuela, también está soñando.
Reconozco que, hasta ahora, nunca les presté atención a los candidatos hondureños, porque los veía como actores secundarios en esta tragicomedia. Pero tras escuchar a Arias, estoy empezando a verlos de otra manera. Deberían convertirse en protagonistas, para que esta película tenga un final feliz.
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