Microfinanzas y pobreza
El Comercio, Lima
Esta semana ha tenido lugar en Arequipa el XII Foro Interamericano de la Microempresas, reunión de entidades microfinancieras auspiciada por el BID. Se reunieron especialistas de toda América Latina que forman parte de este nuevo “boom” que considero ha echado por la borda la visión asistencialista de lucha contra la pobreza .
En América Latina existen alrededor de 600 entidades microfinancieras, que conservan una cartera de créditos de más de US$9.000 millones y 8 millones de clientes. En el Perú, el número de clientes se aproxima a los 2 millones, la cartera de créditos a los US$4.000 millones y existen 63 entidades especialmente dedicadas a las microfinanzas. El Perú es pues un jugador de primera línea en la región y el mundo. Esto no solo por la dimensión del fenómeno, sino también por la alta rentabilidad y baja morosidad de los microcréditos. De ahí la reciente incursión de los más grandes bancos del Perú en el negocio de prestarle a los pobres.
Una investigación en curso nos ha llevado a tres conclusiones sobre el fenómeno emprendedor emergente asociado al “boom” de las microfinanzas. Primero: es posible salir de la pobreza partiendo de cero y haciendo empresa libremente. Segundo: la única manera más efectiva de salir de la pobreza es insertarse en algún circuito económico, como emprendedor o como empleado. Tercero: hacer negocio con los pobres es muy rentable para las entidades financieras —como para toda empresa dirigida a “la base de la pirámide”— y para los pobres mismos.
Existe un debate en el mundo de las microfinanzas sobre este último punto. Por un lado, hay quienes critican que las microfinanzas se manejen como un negocio cualquiera. Encabezan esta tendencia los seguidores de Muhammad Yunus —Premio Nobel de la Paz e inventor de las microfinanzas en Bangladesh— quien critica las altas tasas de interés que resultan de esta práctica. Por otra parte, están quienes sostienen que las microfinanzas deben manejarse como cualquier negocio, buscando el máximo de rentabilidad y que, en consecuencia, las tasas de interés deben bajar como consecuencia de la competencia. Cualquiera sea la posición, lo bueno es que se ha “corrido el eje del debate”. Todos aceptan que los ingresos deben estar por encima de los costos. Todos aceptan en mayor o menor grado la lógica de mercado.
En el Perú, las microfinanzas están uniendo emergentes con empresarios del “establishment” y a estos últimos con algunas ONG. La regulación por parte de la SBS es un ejemplo para el mundo. Todo lo contrario de lo que viene sucediendo en Nicaragua, en donde el gobierno socialista está fomentando las asociaciones de no pago y llevando a la quiebra a todo el sistema de microfinancieras. Eso lo tienen las ONG que hacen microfinanzas, muchas de ellas dirigidas por “progresistas” de antaño.
El autor es Director de Posgrado Universidad del Pacífico
- 23 de julio, 2015
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