Tras la euforia inicial, Rio afronta desafíos ‘olímpicos’ para organizar los Juegos de 2016

The Wall Street Journal

RIO DE JANEIRO—Faltan 2.496 días para los Juegos Olímpicos de 2016. Rio de Janeiro, la primera ciudad sudamericana en convertirse en sede olímpica, los necesitará todos para completar una épica transformación urbana.

Pese a su belleza natural, Rio ha ido en declive desde que la capital de Brasil fue trasladada en 1960 a la recién construida Brasilia. Como parte de la reestructuración olímpica de US$14.000 millones, Rio tendrá que añadir líneas nuevas a su sistema de metro, instalar una nueva red de buses, atraer a inversionistas para duplicar la capacidad hotelera de la ciudad y limpiar la contaminación de sus lagos y bahía principal.

Entre otros proyectos, debe construir dos estadios e instalaciones para deportes como el tenis y el ciclismo de montaña. Además, las autoridades se las tendrán que ingeniar para lidiar con la violencia relacionada con el narcotráfico en una ciudad donde las muertes por balas perdidas son pan de cada día.

Los residentes de Rio esperan que el protagonismo internacional que la ciudad cobrará por los Juegos Olímpicos introduzca un sentido de responsabilidad y transparencia en el sistema político local, que ha sido proclive a la ineficiencia y la corrupción. El alcalde de Rio, Eduardo Paes, dijo que la ciudad estrenará esta semana el sitio Web Transparencia Olímpica, donde se publicará todo el gasto en los Juegos.

Pese a toda la euforia sobre cómo los Olímpicos pueden darle a Brasil la presencia internacional que tanto ansiaba, también hay voces que apelan a la cautela. "Creo que hay algo de ingenuidad en la idea de que un evento pueda trasformar las pautas políticas que han imperado durante muchos años", opina José Antonio Cheibub, un politólogo de la Universidad de Illinois.

El viernes, el día en que el Comité Olímpico se pronunció sobre la sede de los Juegos de 2016, Dilma Roussef, actual ministra de la Casa Civil y mano derecha del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, lideró un comité de políticos en una visita a algunos barrios pobres de la zona norte de Rio, donde el gobierno está inyectando grandes cantidades de dinero en proyectos públicos. Para el recorrido necesitó una escolta de 80 policías.

Ciudades en circunstancias más favorables que Rio, como Montreal, han pasado apuros para convertir los Juegos en una ganancia económica, aseguran los expertos. "Las pruebas sugieren de manera abrumadora que es muy difícil que los Juegos se conviertan en un aspecto positivo desde el punto de vista económico", apunta Andrew Zimbalist, un economista deportivo en el Smith College, en Northampton, Massachusetts.

La experiencia que Rio adquirió con la organización de los Juegos Panamericanos de 2007 jugó a su favor para ganar los Olímpicos de 2016. Pero aunque los visitantes que fueron a los Panamericanos se mostraron encantados con la belleza y hospitalidad de la ciudad, el costo total excedió cuatro veces lo presupuestado originalmente, según algunos cálculos. Varios proyectos nunca se empezaron y otros permanecen inconclusos. Las auditoras gubernamentales siguen investigando las finanzas de los Juegos Panamericanos.

Con todo, la comunidad empresarial está emocionada. Los juegos impulsarán el turismo y la ola "de inversiones en infraestructura para los Juegos Olímpicos serán algo que perdurará para beneficiar a la población", dijo Álvaro Bandeira, economista jefe de Agora Corretora, una firma de corretaje en Rio. El viernes, la acción del hotel Hotéis Othon dio un salto de 78% en medio del auge bursátil que vio Brasil como resultado de la noticia.

Pero a Rio le quedan por delante arduas batallas burocráticas sobre proyectos relacionados a los Juegos. Entre ellos se destaca el del sistema de tránsito de buses rápidos, similar al Transmilenio de Bogotá y al Metrobús de Ciudad de México. El sistema consiste en carriles reservados a autobuses que tratan de hacer más fluido el tráfico.