Venezuela: ¿Autonomía alimentaria?
Todos los países del mundo tienen entre sus objetivos fundamentales la autonomía alimentaria. Producir suficientemente los alimentos indispensables a la subsistencia de sus pobladores. Pero ése parece no ser objetivo del pro cónsul de Fidel Castro que gobierna —que desgobierna—, ésta que fue nación libre y soberana y es hoy simple colonia cubana. Desde su instalación como Presidente el hoy pro cónsul de Fidel Castro viene ejecutando, cada vez más una infernal política de destrucción de las estructuras agropecuarias venezolanas, que en altísimo porcentaje garantizaron siempre el mercado alimentario interno, gracias a lo cual siempre —hasta ahora— fue escasa, mínima, la necesidad de la importación de artículos indispensables a la subsistencia.
Sistemáticamente, el pro cónsul de Fidel Castro ha venido arrasando con las haciendas agrícolas y pecuarias, a tal punto que ya se contabilizan en más de seiscientas, las que han sido ocupadas militarmente, sin previa fórmula de juicio, ni apego a ley alguna, dizque para entregarlas a campesinos sin tierras o para convertirlas en fundos cooperativos, o socialistas. Pero los resultados evidencian que esas haciendas agrícolas y pecuarias atrabiliaria e ilegalmente invadidas y ocupadas por las fuerzas armadas, ya no garantes de la soberanía nacional y de la integridad de nuestro territorio sino, por el contrario, instrumento activo de la colonización cubana, se han convertido en verdaderos eriales, en fundos estériles ni siquiera útiles para sus invasores y ocupantes.
Por este camino Venezuela, el ex país que hoy es Venezuela, ha derivado en obligado importador de todos los alimentos que precisa la población para su subsistencia elemental. No alcanzan los petrodólares de Pdvsa para adquirir en el exterior cuanto demanda el mercado interno. Ya no se produce en este ex país que antes fue autosuficiente ni siquiera caraotas, ni arroz, ni maíz, ni café —que hasta ayer fue producto de exportación—, ni azúcar, ni legumbres, ni frutas. Ni carnes, ni leche, ni quesos. Todos esos artículos son traídos ahora de Argentina, Brasil, Centroamérica. Hasta hace pocos meses eran importados de la vecina Colombia, pero el enfriamiento de las relaciones con ese país, por causa de las veleidades impolíticas y atrabiliarias del pro cónsul de Fidel Castro, nos cerró el acceso a tal fuente de suministros.
La guerra del pro cónsul de Fidel Castro contra los productores agropecuarios nacionales, que ya se traduce en desabastecimiento general y en el encarecimiento cuasi inalcanzable de los productos alimentarios de primera necesidad, no es general. Se detiene en las alambradas de las haciendas de la familia presidencial, que está compitiendo con el general Juan Vicente Gómez en su insaciable terrofagia. La familia presidencial, que antes de 1999 se inscribía entre la población de modesta, clase media, es hoy potentada, propietaria de extensas haciendas habidas no se sabe cómo. Aunque es fácil sospecharlo. Hasta esas propiedades no llegan las invasiones, ni las depredaciones respaldas por los fusiles y las ametralladoras de las fuerzas armadas. Son intangibles. ¡¡¡Ay de quien se atreva a amenazarlas!!! Allí y entonces estarán prestas las fuerzas armadas para defender “el patrimonio de la familia presidencial”.
- 23 de enero, 2009
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