Venezuela: La insurgencia estudiantil
Con insospechado vigor, con unidad de criterio sobre las cuestiones fundamentales del presente y del futuro venezolano, con ideas frescas, producto de la reflexión patriótica, las mayorías estudiantiles del país están protagonizando un estelar, un emblemático momento de nuestra historia.
Los muchachos y las muchachas de todas las universidades nacionales —Caracas, Mérida, Zulia, Anzoátegui, Sucre, Monagas, Bolívar, Nueva Esparta, Lara, Carabobo, Falcón, Táchira—, decidieron iniciar la insurgencia con una huelga de hambre que se instaló a las puertas de las oficinas de la OEA en Caracas, y que luego montó tienda beligerante en otras localidades. Objetivo, sacudir la modorra política del país y tocar las campanas de la alarma internacional sobre el sistemático desmantelamiento de la institucionalidad democrática que durante sus funestos once años de desgobierno ha venido ejecutando el hombre fuerte, el director responsable del proceso de conversión de Venezuela en vulgar colonia cubana, férreamente sometida al dominio fidelista en el control dictatorial de las fuerzas armadas, hoy instrumento de aquello proceso; de la educación de la salud, de la economía, de las relaciones exteriores, de todas las áreas esenciales de la administración pública y de la identidad nacional.
Las determinantes mayorías estudiantiles del país se levantaron unánimemente en contra de la persecución terrorista de la disidencia política, que se traduce en centenares de presos, dirigentes partidistas, estudiantes, periodistas, líderes sindicales, profesionales, educadores; en contra del desconocimiento de los derechos ciudadanos, de las libertades públicas, de los derechos humanos; en contra de la clausura de medios de comunicación y del sañudo hostigamiento del periodismo independiente; en contra del uso de los instrumentos de la justicia en función de los objetivos fasciocomunistas del régimen: en contra de la concentración absoluta de los poderes públicos en la sola voluntad del hombre fuerte; en contra de la represión militarista a las manifestaciones de la protesta popular; y por la libertad de los presos políticos, por el retorno de los exiliados, por el respeto a los derechos de las universidades nacionales, hoy pisoteados por el régimen fasciocomunista; por la presencia de una misión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que venga a comprobar fehacientemente la marcha progresiva del país hacia la tiranía con las botas del hombre fuerte.
El país ha sido conmovido desde sus raíces por esta promisoria explosión de patriotismo militante del estudiantado nacional, que concentra también la solidaridad y el respaldo de los demás estratos de la población. Y, lógicamente, en la acora del enfrente tratan de ingeniárselas para descalificar tal insurgencia. Ellos, los diputados con Cilia Flores a la cabeza, los ministros, los gobernadores y alcaldes oficialistas, el Partido Único Socialista (PUS) y toda la cohorte de sigüíes y esbirros militares y civiles del hombre fuerte quieren descalificar a los universitarios con las más sucias injurias, hasta la de vendepatrias, que si en algún predio se da es precisamente en el del oficialismo, con el hombre fuerte, como primer cacao.
Pero hasta allí llegará. Mientras la insurgencia universitaria continuará cobrando fuerza y expandiéndose.
¡¡¡Hasta la victoria definitiva!!!
- 16 de junio, 2013
- 23 de junio, 2013
- 3 de julio, 2015
Artículo de blog relacionados
Por Andrea Rondón García El Nacional, Caracas Quisiera dedicar mi último artículo del...
29 de diciembre, 2023Bolságora – El Economista, Madrid La fiebre del oro que se ha desatado...
9 de octubre, 2009- 7 de diciembre, 2016
- 19 de enero, 2011